Frente a las discrepancias de la última legislatura, el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy, coincidieron ayer en su defensa de la política de inmigración europea y de la directiva de retorno de inmigrantes ante las críticas de las formaciones minoritarias. En la víspera de que el Congreso dé su visto bueno al Tratado de Lisboa, la inmigración fue uno de los asuntos estrella del debate parlamentario celebrado en el pleno sobre las conclusiones del Consejo Europeo que ha analizado el "no" irlandés al texto y el alza del precio de los carburantes.

Ante las críticas de ERC, BNG y UPyD a la directiva que permite retener hasta dieciocho meses a los inmigrantes irregulares antes de su deportación, Zapatero defendió el "avance" que, a su juicio, supone la norma y señaló que esas críticas sólo pueden proceder "de una ignorancia supina elevada a la categoría de lo insólito o a una demagogia inaceptable".

Rajoy también mostró su respaldo a la directiva y aprovechó la ocasión para felicitar a Zapatero por haber "rectificado" su política y por el anuncio del ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, de limitar la reagrupación familiar de los extranjeros.

"No le llamaré xenófobo por esto; es más, le brindaré mi apoyo, porque ni nosotros lo éramos cuando lo proponíamos, ni creo que usted lo sea por rectificar ahora", dijo Rajoy, quien criticó a Zapatero su "doble lenguaje" en la UE y en España.

Tratado de Lisboa

Mientras que el portavoz de ERC, Joan Ridao, comparaba la situación que genera la directiva europea con Guantánamo, Zapatero defendía una norma que, recordó, supone limitar el periodo de retención de inmigrantes y garantizar la asistencia jurídica gratuita en países en los que no había ni límites ni garantías.

El segundo eje del debate fue el rechazo irlandés al Tratado de Lisboa, donde Zapatero y Rajoy coincidieron también en la necesidad de proseguir el proceso de ratificación. No obstante, el líder del PP marcó distancia al pedir al jefe del Ejecutivo "que haga aportaciones constructivas" y que no se limite a "criticar a los irlandeses o a no hacer nada".

También le emplazó a acelerar la ratificación y a que el Senado la culmine en julio, en lugar de esperar a septiembre, idea a la que se unió el portavoz de CiU, Duran i Lleida. En este punto, el portavoz socialista, José Antonio Alonso, culpó al PP del retraso en la tramitación por haber solicitado más prórrogas del plazo de enmiendas de los previstos en un principio.

Zapatero apostó por buscar una solución a la crisis de Irlanda a través del diálogo, sin imposiciones, pero también sin renunciar a los avances conseguidos. Reconoció que el resultado del referéndum ha sido un "revés" y estimó que es comprensible que pueda haber "vacilaciones o frenazos transitorios", pero rechazó las visiones pesimistas.