De la Vega ha sido la ministra más valorada del anterior Gobierno, incluso por delante del propio Zapatero, tras haber desplegado una intensa actividad como portavoz y ministra de la Presidencia.

Este aval llevó a Zapatero a confirmarla en su cargo hace meses, con la única duda de si vería alterada alguna de sus funciones con la nueva estructura del Ejecutivo.

La capacidad de trabajo y la valía de esta juez y feminista convencida han sido reconocidas, incluso, por la oposición, al margen de los rifirrafes vividos en el Parlamento.

Nacida en Valencia hace 58 años, De la Vega es licenciada en Derecho y magistrada de lo social y sigue sin estar afiliada al PSOE.

Tras unos años ejerciendo la docencia en la Universidad, De la Vega ingresó en el cuerpo de secretarios jurídicos laborales en 1974 e inició su activismo político como miembro del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC).

Ya en la carrera judicial, en 1982 fue nombrada jefa de gabinete del ministro de Justicia Fernando Ledesma y después directora general de servicios del mismo departamento.

En 1990 fue designada vocal del Consejo General del Poder Judicial por el Senado a propuesta del PSOE y cuatro años más tarde volvió al Ministerio de Justicia de la mano de Juan Alberto Belloch como secretaria de Estado de Justicia, cuando el departamento englobaba también las competencias de Interior.

En las elecciones en las que el PSOE perdió el Gobierno, De la Vega entró por vez primera en el Congreso como diputada por Jaén.

Renovó el escaño en el año 2000 por Segovia; en 2004, por Madrid; y el pasado 9 de marzo, como cabeza de lista por Valencia.

Tras demostrar en la oposición su capacidad negociadora como secretaria general del grupo socialista, Zapatero se la llevó a la Moncloa en abril de 2004 para convertirla en la primera mujer vicepresidenta del Gobierno en la democracia.

El 28 de mayo, volvió a hacer historia por ser la primera mujer en presidir el Consejo de Ministros por la ausencia de José Luis Rodríguez Zapatero, de viaje oficial en México.

"Cada vez que una mujer da un paso, todas las mujeres avanzamos", aseguró De la Vega en la rueda de prensa posterior de aquel día.

Preocupada por la situación de la mujer, De la Vega ha dedicado buena parte de sus esfuerzos a coordinar la acción del Gobierno en materia de igualdad y lucha contra la violencia machista.

Pero también ha tenido que ponerse al frente de problemas acuciantes, como los masivos asaltos de inmigrantes a las vallas de Ceuta y Melilla en 2005 o el incendio que acabó con la vida de once personas en Guadalajara el verano de ese mismo año.

Como mediadora, ha negociado con interlocutores tan variados como la Conferencia Episcopal -con la que logró firmar un nuevo acuerdo de financiación para la Iglesia católica- o el presidente boliviano, Evo Morales, con quien abordó el futuro de Repsol en el país.

La telebasura, la ley del cine, la organización de las cumbres iberoamericanas, la memoria histórica o la coordinación de la boda de los Príncipes de Asturias son otros ejemplos de la versatilidad de una mujer que volverá esta legislatura a poner firmes a los ministros de Zapatero.