Según la Fiscalía, Giovanny José Cano, considerado un líder o "corona" de los "Latin Kings", quedó aquel día con la joven y se dirigió con ella a una fábrica abandonada, donde poco después llegaron unos diez chicos más, entre ellos los otros dos acusados -Walter Patricio Yáñez y Pablo Efraín Villegas- y dos menores que también intervinieron en los hechos.

El fiscal añade que, a continuación, Cano, "sabedor de la situación" se retiró unos 3 ó 4 metros y algunos de los jóvenes -que llevaban la cabeza cubierta con distintas prendas- comenzaron a tocar a la joven, a la que sujetaban por los brazos y las piernas, hasta que uno de los menores la violó.

Lo mismo hicieron después, según el Ministerio Público, los procesados Villegas y Yáñez, mientras que otro joven, ahora declarado en rebeldía, vigilaba.

Durante su declaración ante el tribunal, Cano negó haber estado con la víctima ese día y manifestó que se enteró de lo ocurrido una semana después a través de un amigo, quien le dijo que "cuando ella llegó al lugar preguntó por mí y al ver a Walter le llamó por mi nombre".

El acusado agregó que, siempre según su amigo, la joven accedió a mantener relaciones sexuales con Yáñez, que después Villegas le invitó a que hiciese lo mismo con el resto y que "ella aceptó que fuesen uno por uno".

Cano declaró que no habló de lo sucedido con sus amigos porque no le dio mucha importancia y no le interesaba, y que volvió a hablar con la menor después de los hechos, pero aseguró que ésta no le contó nada y que sólo le preguntó "por qué no había ido yo, que quería verme" aquel día.

Walter Patricio Yáñez ratificó que Giovanny no estuvo en la fábrica abandonada, pero negó la versión del amigo de éste, ya que, según dijo, aquel día quien intentó forzar a la joven fue el tercer acusado, Pablo Efraín Villegas, aunque aseguró que él les separó y no ocurrió nada.

"Cuando entré en la fábrica escuché ´déjame, déjame´" dijo Yáñez, que indicó que se acercó para ver si ocurría algo y se encontró a Pablo Efraín de espaldas con los pantalones bajados y a la chica llorando con la falda "alzada", aunque añadió: "no vi que la estuviera violando".

El tercer acusado en declarar fue Villegas, quien negó los hechos que le imputó Yáñez, ya que dijo que aquel día se marchó porque "vi las cosas raras".

"No había más chicas para estar con nosotros y me fui a casa porque llevaba todo el día fuera", explicó.

La declaración de la víctima se produjo a puerta cerrada, aunque según fuentes jurídicas la joven sigue aún hoy traumatizada y no ratificó todas las acusaciones, ya que se encontraba confusa y no se acordaba muy bien de lo sucedido.

El fiscal solicita para cada uno de los acusados una pena de 78 años de prisión como autores materiales o cooperadores necesarios de seis delitos de agresión sexual, y pide una indemnización para la víctima de 120.000 euros por los daños morales sufridos.

La acusación particular pide 90 años de cárcel y 180.000 euros de indemnización.

El juicio se reanudará el próximo 16 de abril.