El subinspector de la Brigada Provincial de Madrid de los Tedax que desactivó un artefacto explosivo hallado en la estación de El Pozo -conocida como "mochila de Vallecas" porque se desactivó en el parque Azorín de ese barrio- declaró ayer ante el tribunal del 11-M que el mecanismo que encontró dentro de aquella bolsa "era sencillo, pero muy ingenioso" y que "no correspondía a las que utilizan otros grupos terroristas de carácter autóctono", en referencia a ETA. El agente añadió que, según su experiencia, la bomba era similar a las utilizadas en acciones terroristas en Oriente Medio. Además, el testimonio de otros do policía volvió a señalar hacia la Goma 2 ECO como el explosivo utilizado en los atentados.

El miembro de la unidad policial especializada en explosivos aseguró que, tras intervenir en la bolsa de manera manual, pudo apreciar que su composición "era absolutamente diferente" a otros mecanismos explosivos a los que estaba habituado a tratar durante su trayectoria profesional. Explicó también que procedió a la de-sactivación manual de este artefacto porque suponía una "prueba fundamental" para la investigación, más aún teniendo en cuenta los resultados negativos de las acciones de desactivación de las bombas localizadas sin explosionar en Atocha y El Pozo.

Además, destacó en su relato que la manipulación del teléfono móvil "era muy ingeniosa" y que fue elaborado por "alguien que sabía muy bien lo que hacía". El testigo explicó que tras su análisis e intervención del explosivo apreció que nunca había visto una composición similar a la de la "mochila de Vallecas".

"Error incomprensible"

A preguntas de la fiscal Olga Sánchez sobre las razones por la que no explosionó este artefacto, el miembro de los Tedax afirmó que se debió a un "error incomprensible" en el empalme del cableado. Los autores no habían recubierto con cinta aislante las uniones entre trozos de cable, por lo que en "cualquier momento de su manipulación" -puso como ejemplo hipotético su traslado- se produjo "un cortocircuito que impidió que el impulso eléctrico" llegara al detonador.

Aseguró que el explosivo estaba preparado para explosionar y mostró su opinión sobre que el resto de artefactos no explosionaron "por el mismo motivo", es decir "un mal empalmado de los cables". El testigo afirmó a preguntas de la acusación particular que su impresión tras intervenir el aparato explosivo fue la apreciación de un contraste entre el buen trabajo realizado en la manipulación del teléfono móvil y la "pequeña chapuza" que se acometió en el "empalme del cableado". "Me dio la sensación de que allí hubo dos manos", explicó.

Durante el interrogatorio, el agente policial aclaró que tras inspeccionar y palpar la sustancia explosiva con un dedo, realizó sobre ella un análisis olfativo. Pensó que era "dinamita" -sin poder determinar su tipo- porque apreció el olor a "almendras amargas" característico de este explosivo. También afirmó que el detonador estaba compuesto por una cápsula de cobre y correspondía a los modelos denominados de "seguridad" utilizados en minerías.

Mismo explosivo

En la misma dirección de Mina Conchita y la Goma 2 ECO apuntaron otro testigo, miembro de la misma unidad de los Tedax. Este agente participó en la desactivación de la "mochila de Vallecas" y en el intento fallido de desactivación de otra mochila recogida en la estación de El Pozo. Corroboró la declaración de su compañero. Dijo que el explosivo era el mismo, que tampoco en este caso los cables de conexión entre el móvil y la masa explosiva estaban encintados. Esta segunda mochila fue encontrada en el andén de la estación porque algún policía municipal la extrajo del tren y la depositó fuera para su examen. Al tener abierta la solapa de cierre, "la abrimos completamente y vimos un móvil, cables enmarañados y una bolsa de basura azul clarita con un lazito amarillo", explicó.

El policía municipal que localizó la mochila sin desactivar declaró a continuación que la había encontrado en el interior del vagón número 3.