Mariano Rajoy, presidente del PP, cree que en esta legislatura se han roto las reglas del juego y los consensos básicos de la transición y eso ha provocado un clima de crispación sin precedentes en España. El líder del PP recuerda, además, que el Gobierno intenta con el `caso De Juana´ hacer méritos para continuar con la negociación con ETA.

- "Quiero que España sea respetada, pero también quiero que sea un país simpático". Lo dijo usted en febrero de 2004. ¿Se le respeta a España más o menos ahora que hace tres años?

-Sinceramente no creo que España sea más respetada. No podemos ni siquiera hablar con la principal potencia económica del mundo, que son los EE UU y no hemos aportado nada a la Unión Europea. Tuvimos problemas importantes de trato con Alemania, la principal potencia europea, hemos calificado a la señora Merkel de fracasada, se nos han abierto expedientes en la UE por un asunto tan importante como ha sido la OPA de Gas Natural, que hoy ya no se sabe siquiera de quien es. No hemos sido un país que ha hecho planteamientos para mejorar Europa. Hoy, nuestro papel internacional es irrelevante.

-Considera que la crispación, sobre todo en Madrid, se está trasladando ya a la calle, a los ciudadanos.

-Creo que la división y la tensión que se ha producido en esta legislatura, y que no tiene precedentes en España, se ha producido porque se han roto las reglas del juego y los consensos básicos de la transición. Entonces se aprobó una Constitución y dentro de ella todos nos podíamos mover. Había unas reglas de juego que todo el mundo respetaba. En 1978, los constituyentes, que tenían orígenes políticos muy diferentes (unos venían del régimen anterior, otros del exilio, y algunos de ninguna parte) todos ellos, coincidieron en resaltar la tormentosa historia de España, sobre todo de los últimos 200 años, con varias guerras y enfrentamientos, por lo que decidieron mirar hacia el futuro. Todo esto de la memoria histórica creo que no ha ayudado nada. Pienso que el elemento fundamental de la tensión ha sido eso y el dejar a una parte importante de España, que es la que representa la alternativa, en este caso, la del PP, fuera de las reglas de juego. A partir de ahí cada uno puede pactar con quien quiera, pero las reglas del juego se deben pactar entre los dos grandes partidos. En esta legislatura no ha habido debates ideológicos, ha habido debates sobre reglas de juego.

- Cómo puede un ciudadano de a pie entender el cambio rotundo de las manifestaciones socialistas contra el Gobierno del PP a las de ahora de su partido contra el ejecutivo socialista cuando ustedes nunca se habían destacado por ello.

- Primero, la manifestación es un derecho constitucional que cualquiera puede ejercer y eso es difícil de discutir. Sólo he convocado una manifestación en mi vida, la del pasado fin de semana. Y la he convocado porque creo que estamos en un momento decisivo, porque estamos tratando de asuntos importantes. Yo nunca convocaría una manifestación por decisiones del Gobierno sobre Sanidad, Educación o Hacienda. Pero aquí se trataba de un asunto que afecta a las reglas, se rompió un acuerdo que funcionó muy bien la legislatura pasada y por primera vez en la historia el Gobierno ha aceptado un chantaje y los españoles no tienen claro cual es su planteamiento sobre temas tan importantes como Navarra o el derecho a la autodeterminación en el País Vasco.

-Supongo que lo importante ahora es saber qué va a pasar, para que sirvió la protesta. Parece difícil que el Gobierno cambie. ¿Qué solución puede haber ante la cerrazón de los grandes partidos?

-Le puedo asegurar que nada hay más lejos de mí que la cerrazón y la falta de flexibilidad. Tengo a mis espaldas cosas mal hechas pero también una trayectoria que demuestra que soy capaz de llegar a entendimientos. Nosotros volvemos a pedir el pacto antiterrorista. Zapatero lo ha roto y a mi nunca me ha explicado porque lo ha hecho. Me ha ocultado muchas cosas que creo que a un líder de la oposición no se le debían de ocultar. Hoy no sabemos cuales son las intenciones del señor Rodríguez Zapatero en temas muy importantes. Yo sólo veo dos salidas: la rectificación, que como usted muy bien dice es muy difícil, o que los españoles, al final, decidan, cuando el señor Rodríguez Zapatero estime oportuno, en las urnas. Yo creo que las elecciones municipales próximas no son unas primarias. Tienen sin lugar a dudas un valor político, pero nada más.

-¿Pero cree que los resultados de mayo pueden influir en un adelanto de las generales?

-- No lo sé. Opino que el peor error es empecinarse en el error y desgraciadamente, y he tenido algunas conversaciones sobre éste asunto con el señor Rodríguez Zapatero, no le veo con ningún ánimo de rectificar.

- ¿Y ustedes, ni antes ni ahora, ni en la política autonómica ni en la antiterrorista, han sentido la necesidad de rectificar en alguna ocasión?

- He intentado por todos los medios que no se rompiera el consenso en el tema del Estatuto de Cataluña, he hecho todos los esfuerzos de que fui capaz. Tuve que ir al Tribunal Constitucional porque uno ya tiene que ir y tiene que hacer aquello en lo que cree, porque a estas alturas de mi vida no estoy en política para hacer cosas diferentes ni voy a estar en la táctica, en la jugada del corto ni del medio plazo, no, estoy haciendo aquello en lo que creo, y si me equivoco o la gente no cree que he acertado pues, oiga, los ciudadanos siempre tienen la capacidad de decidir. No veo al señor Rodríguez Zapatero con ánimo de rectificar, pero sí le digo que hay muchísima gente en el Partido Socialista a la cual se le está forzando a hacer cosas en las que no cree, ni muchos socialistas creyeron en el Estatuto de Cataluña ni muchos socialistas creen en la política antiterrorista de este Gobierno.

- ¿Ve posible que en las próximas semanas, antes de las municipales y autonómicas de mayo, pueda haber algún guiño de Batasuna y su entorno al Presidente del Gobierno?

-- No lo sé, pero sí le digo que uno de los logros más importantes de la lucha antiterrorista fue la ley de partidos. El regreso a esta ley sería la mejor salida para esta situación. La otra, sería la declaración unilateral de ETA de dejar las armas. Pero no nos engañemos cuando aventuran que Batasuna puede decir una cosas u otras o puede hacer un guiño al Gobierno. No, hay partidos políticos que estaban en Batasuna y hoy son plenamente legales, como Aralar, que se presenta a las elecciones. Aquí de lo que se trata es de que se tome una decisión que no genere ninguna duda de que esos grupos se han separado de ETA. En el caso de Aralar nadie lo discutió. Era claro, era inteligible. A mí no me vale una declaración que hay que interpretar, una cosa que es susceptible de diversos análisis. Si se es claro se es claro. Aralar fue claro. Nadie pone en tela de juicio que se presente. Tiene incluso sus fondos y sus apoyos. A mí me gustaría que hubiera algo similar.

-Pero usted cree que Batasuna a corto plazo....

-... Es que no lo sé. Yo no estoy en las interioridades de Batasuna.

-¿En este momento, tras la decisión sobre De Juana, qué está pasando?

- Yo creo que con el asunto De Juana el Gobierno está intentando hacer méritos para continuar en una negociación que no lleva a ninguna parte. Porque cuando uno negocia con una organización terrorista que tiene un instrumento que es una pistola lleva siempre todas las de perder.

-Da la sencación de que el señor Ibarretxe y el señor Montilla han pasado a un segundo plano últimamente.

-Lo que ha pasado a un segundo plano son los temas que realmente interesan a los ciudadanos. Ese es el drama. El tema nacionalista siempre estará ahí, eso es lo de menos. Habrá un partido independentista aquí y otro allá, pero si estamos de acuerdo los que representamos a la inmensa mayoría de la gente, que somos el PSOE y el PP, no hay ningún problema, porque el señor Ibarretxe presentó su plan a las Cortes, se votó en contra, volvió con él al País Vasco y no pasó nada.

-Pero no tendrán también en parte culpas ustedes, el PP, de que esos asuntos que interesan a la gente no se traten por los partidos y caigan en el olvido.

-Yo puedo asegurarle que dedico todo mi empeño a ello. Lo que pasa es que yo no controlo lo que se publica, ni lo pretendo, como en natural. Pero me da una cierta tristeza ver los que procupa en otros países. Mientras tanto aquí debatimos sobre lo que somos, un país con más de 500 años de historia, que asiste, con estupefacción, a un debate sobre cuantas naciones somos. Es que es un enorme error.