A pesar de los avances en la incorporación de la mujer a la vida laboral, todavía la tasa de actividad masculina supera en más de 21 puntos a la femenina; una parte sustancial de las mujeres abandona el trabajo para ocuparse de la familia y su presencia en los cargos de responsabilidad es escasa. Según la Encuesta de Población Activa (EPA) de 2006, al finalizar ese año en España había 8,1 millones de mujeres ocupadas, lo que supone el 48,56 por cien de la población activa, frente a los 11,8 millones de varones, que representan el 69 por ciento.

La progresiva presencia de la mujer en el mundo laboral queda reflejada en el número de afiliadas a la Seguridad Social, que ha subido un 16,9 por ciento en los últimos tres años, ocho puntos por encima del incremento de la afiliación de varones.

Sin embargo, las diferencias persisten en salarios -las mujeres ganan alrededor del 30 por ciento menos que los hombres-; el tiempo que ambos trabajos dedican al trabajo fuera de casa, los cargos que ocupan en las empresas y el tipo de ocupación.

Las estadísticas del INE constatan, asimismo, que el salario bruto medio anual en España es de 19.800 euros por empleado (2002), pero de promedio los varones reciben algo más de 22.000 euros y las mujeres no llegan a los 15.800.