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Curiosidades, tradiciones y el origen que quizás no conocías

Desde Grupo Albia, te invitan a descubrir el lado más curioso y desconocido de esta fecha

Instalaciones Emorvisa.

Instalaciones Emorvisa. / Emorvisa

Cada 1 de noviembre, España se transforma. Los cementerios se llenan de flores, las casas huelen a buñuelos y huesos de santo, y las familias se reúnen para recordar a quienes ya no están. El Día de Todos los Santos no solo es una tradición arraigada: es una ventana a nuestra historia, cultura y emociones más profundas. Pero, ¿sabías que el Día de Todos los Santos y Halloween comparten raíces? Aunque muchos piensen que Halloween es una moda importada, lo cierto es que ambas fechas nacen de una misma raíz: Samhain, la festividad celta que marcaba el final del verano y el inicio del ‘año oscuro’. Se creía que en esa noche el mundo de los vivos y los muertos se tocaba. Es más, la palabra ‘Halloween’ viene de ‘All Hallows’ Eve’, es decir, la víspera de Todos los Santos. Más tarde, fue adaptada por el cristianismo para transformar una festividad pagana en religiosa.

¿Por qué se celebra el 1 de noviembre?

En el año 835, el Papa Gregorio IV estableció el 1 de noviembre como día para honrar a todos los santos, incluso a aquellos no canonizados ni conocidos. El objetivo era cristianizar celebraciones paganas como Samhain o la fiesta de los muertos en Roma. La fiesta del Día de los Fieles Difuntos se celebra al día siguiente, el 2 de noviembre, aunque muchas personas los confunden o los viven como uno solo.

España mantiene una relación muy viva con la muerte y con el recuerdo de quienes ya no están. En distintos rincones del país, el final de octubre y el inicio de noviembre se llenan de costumbres que mezclan lo pagano y lo religioso, lo festivo y lo íntimo. En Galicia, por ejemplo, el Samaín revive las raíces celtas con hogueras, desfiles, cuentos de miedo y nabos tallados en lugar de calabazas. Mientras tanto, en Cataluña, el aroma de las castañas asadas y los panellets marca la llegada de la Castanyada, una celebración familiar y escolar que reemplaza a Halloween con sabores de otoño. Más al norte, la llama del recuerdo sigue encendida en el País Vasco gracias a la argizaiola, una vela sobre una tabla que se coloca en las iglesias o junto a las tumbas para honrar a los difuntos.

El humor también tiene su espacio en Cádiz, donde los mercados se transforman durante la Fiesta de los Tosantos: frutas y animales se disfrazan de personajes populares para hacer sátira de la actualidad. En Asturias y León, el Amagüestu llena las plazas de música, sidra dulce y castañas, una forma alegre de dar la bienvenida al otoño. En otras zonas, como Navarra y Aragón, antiguamente era común recorrer las calles en las rondas de ánimas, pidiendo comida o dinero para ofrecer misas por los muertos. Y en algunos pueblos de Murcia, las familias aún mantienen la costumbre de comer junto a las tumbas, un gesto íntimo que simboliza la continuidad y la cercanía con sus seres queridos.

Curiosidades que invitan a mirar más allá

En algunos pueblos, las campanas resuenan durante toda la noche del 31 de octubre para guiar a las almas en su camino. Muchas personas encienden velas en sus casas o en las tumbas, como símbolo de luz eterna y de recuerdo hacia quienes ya partieron. En las zonas rurales aún se conserva la costumbre de dejar comida o dulces para los difuntos, una ofrenda sencilla que mantiene viva la conexión entre los vivos y los muertos. Se dice, además, que en algunos lugares existe la creencia de que, si no se realiza esa ofrenda, las almas podrían molestarse y manifestarse de alguna manera, una idea que recuerda al famoso “truco o trato” de las celebraciones anglosajonas.

Dulces con historia (y con leyenda)

El Día de Todos los Santos también se celebra con el paladar. Los dulces tradicionales que llenan las mesas en estas fechas no solo son deliciosos, sino que guardan significados antiguos y profundamente simbólicos. Los huesos de santo, elaborados con mazapán y de forma alargada, representan los huesos de los difuntos y se preparan desde hace siglos como homenaje a quienes ya no están. Los buñuelos de viento, ligeros y esponjosos, se asocian a una creencia popular según la cual, por cada uno que se come, un alma es liberada del purgatorio. Los panellets, típicos de Cataluña, son pequeñas bolitas dulces cubiertas de piñones que evocan la unión familiar y el calor del hogar. En Canarias, la celebración adquiere un aire especial con la Noche de los Finaos, una velada en la que se comparten castañas, vino dulce y relatos orales. Es un encuentro entre generaciones donde la comida y la palabra se mezclan para mantener vivo el recuerdo de los antepasados.

El recuerdo como forma de amor

El Día de Todos los Santos no es solo un ritual: es una manera de seguir diciendo “te tengo presente”. De mantener la historia viva. De construir identidad y pertenencia. En Grupo Albia, creemos que honrar la memoria es también celebrar la vida. Acompañamos a miles de familias en ese camino, desde el respeto, la cercanía y la emoción. Este 1 de noviembre, encendamos una vela, compartamos una historia o preparemos ese dulce que tanto gustaba. Porque recordar no es mirar atrás: es seguir caminando con quienes amamos. En el Tanatorio Crematorio Vigo compartimos con las familias este día de recuerdo ofreciendo espacios de homenaje, acompañamiento y cercanía.

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