El trovador vigués Martín Códax compuso la famosa cantiga “Ondas do Mar de Vigo” que sirve para dar nombre a otro de los espacios de juego más emblemáticos de Centro Comercial Vialia.

Un gran y estilizado barco rojo, símbolo de la innovación viguesa, cabalga sobre las olas de la tradición, esas “Ondas” que lo sostienen e impulsan hacia adelante en la plaza de la cubierta, otra de las icónicas piezas para dotar de identidad propia al lugar.

El resultado es un espacio escenográfico, que juega con la perspectiva del visitante.

Si de frente vemos la silueta del barco recortada por el mar ondulante, desde los laterales aparece un mundo de posibilidades para el juego.

“Es un espacio para ser recorrido, para descubrir y sorprenderse, diseñado especialmente para permitir el juego libre, esto es, que niños y niñas puedan crear sus propios juegos entre las olas de este mar”, describen desde la entidad, y añaden: “Como complementos a su juego encontrarán ondulaciones en el suelo, túneles, cuerdas para trepar, una hamaca y teléfonos”.

En el centro del espacio se alza así un gran barco de más de 17 metros de eslora y más de 7 metros sobre el nivel del suelo, que constituirá un gran atractivo para los niños más intrépidos.

La parte inferior del barco es accesible, permitiendo que niños con distintas capacidades puedan explorar el barco y jugar juntos.

Ahí se encontrarán lianas, un túnel de varilla de acero inoxidable y una red con forma de embudo para alcanzar la cubierta.

En cubierta se dispone una gran malla de red para que los niños jueguen por ambas caras, a modo de una gran red de pesca. Aquí se podrán encontrar un teléfono para comunicarse con la zona de las olas y un gran timón que al moverse recrea el sonido de las olas del mar.

La torre del barco es el elemento que más sobresale del conjunto, un desafío para los niños que tendrán que trepar por una estructura tridimensional de red para alcanzar la última plataforma, un pequeño refugio en el que podrán encontrar un periscopio y la entrada a un gran tobogán. El tobogán, de más de 4 metros de altura, tiene una cubierta transparente para que el propio hecho de deslizarse por él sea todo un espectáculo.

Para que nunca se cansen de jugar

El resultado final es un espacio elegante, con una cuidada paleta de colores y materiales de alta calidad. Está pensado para que pueda haber distintos recorridos, entradas y salidas, para que los niños exploren nuevos caminos y no se cansen de jugar.

De noche, además, el espacio cobra una nueva dimensión gracias a la iluminación LED, que aportará dinamismo a las olas con un sutil vaivén, recordando al mar de ardora.

Además, el propio barco y el tobogán contarán con iluminación integrada para hacer de este juego un lugar único que todo el mundo querrá visitar.