Galáurea lleva casi dos décadas prestando asistencia personalizada a colectivos en situación vulnerable, permitiendo que mantengan su autonomía y su vida en el entorno en el que se sienten verdaderamente cómodos: su casa.

Buscan favorecer la autonomía personal de los usuarios y una vida normalizada para sus familiares: “para ellos es un respiro, el saber que alguien les está atendiendo como si fuera su propio hijo es un verdadero alivio”, nos cuenta Marta Blanco, la directora.

Lo primero siempre es preguntarles qué necesitan, y adaptarnos a ello de forma justa y honrada”. La clave, dice, es un asesoramiento personalizado, que se adapta a la situación que realmente necesitan los usuarios y los asiste con la mayor calidad. “Tenemos un servicio de 24 horas muy exclusivo, que a diferencia del trabajo que realizaría un interno (un único trabajador) es llevado a cabo por un equipo de tres personas”. De esta forma, la calidad del trabajo y las horas de descanso son óptimas, lo que repercute en un mejor servicio.

Y es que en Galáurea defienden la calidad tanto para el usuario como para los trabajadores, política que le ha sido reconocida con merecidos premios, como los Premios de Generación de Empleo de Calidad Transfronterizo (GEMCAT), y el premio de la Cruz Roja por dar empleo a personas en riesgo de exclusión.