“Ni la COVID fue capaz de tumbara la Feira do Cocido”. Estas fueron las declaraciones del alcalde lalinense, y la principal razón para que el Concello mantuviese firme su propósito de homenajear a su principal embajador y que esta 53 edición no quedase marcada en el calendario como el año que la pandemia sanitaria impidió rendir tributo al plato rey de nuestra gastronomía. Hubo que readaptar el desarrollo de un evento que, de haberse celebrado con normalidad, abarrotaría calles y restaurantes de Lalín durante toda la jornada.

Centrándose en un formato doméstico, el único acto oficial llevado a cabo el día grande de la declarada como Fiesta de Interés Turístico Internacional, se convirtió en un emotivo y merecido homenaje a la familia Solla-González. El propio Pepe Solla fue el pregonero de esta singular edición, y el emotivo acto se centró en la figura de su padre, “un lalinense más”. El vestíbulo del Castro Tecnolóxico fue el escenario elegido para la ocasión.

Un concierto de la gaiteira Susana Seivane el la carpa del Campo da Feira Vello despidió una jornada que, a pesar de no poder celebrarse por todo lo alto, sí contó con degustaciones de cocidos en casas y restaurantes de la localidad.