Los cambios en el estilo de vida, la conciliación laboral y familiar, o la maternidad tardía hacen que cada vez más se incremente la demanda de tratamientos de reproducción asistida. La Doctora Mª Isabel Rivas Rodríguez, Ginecóloga y Directora Asistencial de Clínica NIDA, responde en FARO a las preguntas más frecuentes sobre estos tratamientos desde el centro vigués. 

– Clínica NIDA abrió sus puertas en 2018, ¿cómo resumiría estos años?

–Nuestro objetivo ha sido siempre trabajar de forma independiente:no somos una franquicia ni pertenecemos a un grupo hospitalario que nos marque unas pautas o nos pongan limitaciones. Nos gusta centrarnos en las personas o pacientes que acuden a nosotros haciendo una valoración individual de cada caso. 

En nuestros tratamientos, conjugamos el uso de la tecnología más avanzada con la atención médica personalizada de nuestros pacientes, individualizando los casos y cuidando la parte emocional que tiene un peso enorme. 

Este enfoque, unido a las crecientes tasas de éxito, nos han permitido crecer y consideramos que ambos son nuestra seña de identidad.

En clínica Nida, tratan cada caso con un enfoque individualizado A.Villar

–Debido al cambio de estilo de vida, la conciliación laboral y familiar, entre otros factores, cada vez se retrasa más la edad de la maternidad en las mujeres y las actuales estadísticas están mostrando un incremento en la demanda de tratamientos de reproducción asistida, ¿lo han notado en Clínica NIDA?

–Yo creo que el retraso de la maternidad es un factor clave en la creciente demanda de los tratamientos de fertilidad ya que la fertilidad de la mujer disminuye con el paso de la edad, especialmente a partir de los 35 años. Es decir, las pacientes con edades más avanzadas desde el punto de vista reproductivo con frecuencia no consiguen el embarazo de forma natural o tienen dificultades para ello y precisan recurrir a tratamientos de reproducción asistida.

Cada vez es mayor la búsqueda de la gestación por encima de los 40 años;y a esas edades, por un lado, es frecuente que no se consiga el embarazo de forma natural y, por el otro, también aumenta mucho la incidencia de abortos. Ambas causas pueden requerir de tratamientos de reproducción asistida.

–¿Cuál es el perfil del paciente que acude a la clínica?

–La consulta más habitual sigue siendo la de una pareja que, tras uno o dos años de búsqueda en casa, no consiguen la gestación, pero cada vez aumentan más otro tipo de demandas de tratamiento como pueden ser las mujeres que deciden afrontar la maternidad en solitario con programas de donación de semen, parejas de mujeres, o incluso mujeres que desean preservar su fertilidad, bien porque tienen una edad en torno a esos 35 años o más y no se plantean la maternidad a corto plazo y son conocedoras de que con los años sus óvulos van perdiendo calidad así como disminuyendo en cantidad, o bien por alguna patología que ponga en riesgo su fertilidad futura.

–Estamos acostumbrados a relacionar tratamiento de fertilidad y fecundación in vitro, pero no todos los pacientes lo necesitan…

Cada caso es diferente y el enfoque debe ser individualizado. Por ejemplo, una mujer sin pareja masculina y menor de 40 años que nunca intentó el embarazo puede optar por tratamiento con inseminación artificial.Del mismo modo, una mujer mayor y que ya ha tenido intentos previos sin éxito por escasa reserva ovárica y baja calidad ovocitaria puede ser candidata a un tratamiento de ovodonación. En otros casos, podremos realizar una preservación de ovocitos en mujeres que en este momento no quieren ser madres, pero si en un futuro.

En el caso de una pareja con alto riesgo de una determinada enfermedad genética en la familia lo indicado puede ser un diagnóstico genético en los embriones para evitar el nacimiento de un niño enfermo. 

Y así un largo etcétera de casos diferentes...Pero lo cierto es que, salvo en casos muy favorables y siempre por debajo de cierta edad, la Fecundación in Vitro es la Técnica de Reproducción por excelencia , y la que más ha avanzado en los últimos años. Es una técnica que se realiza de forma generalmente muy confortable para la paciente y que nos permite realizar una buena selección embrionaria para dar altas probabilidades de éxito, con mínimo riesgo y disconfort para la paciente.