El Caminho de Torres adopta su nombre de su más célebre peregrino, el escritor salmantino Diego de Torres Villarroel, que realizó el trayecto en 1737. Tres siglos después, cinco comunidades intermunicipales del Norte de Portugal (do Douro, Tâmega e Sousa, Ave, Cávado y Alto Minho), con el apoyo del programa Norte 2020, quieren dar impulso a una ruta que pasa por antiguas vías medievales que unían Salamanca y el interior de Portugal hasta desembocar en la ciudad del Apóstol. Son casi seiscientos kilómetros de un camino diferente y con identidad propia, lleno de paisajes deslumbrantes, de pueblos con encanto y de ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad.

De las planicies solitarias de Salamanca a las míticas subidas de Falperra y Labruja, pasando por los luminosos “socalcos” del valle del Douro, el camino invita a los peregrinos a viajar al ritmo de la naturaleza. A la par, el patrimonio sale al paso del viajero en forma de monasterios e iglesias, con cuatro lugares clasificados como Patrimonio Mundial y seis catedrales. También se encuentra el legado del culto ancestral a Santiago, como la más antigua representación escultórica del Apóstol en Portugal, inscrita en la fachada principal de la iglesia de Sernancelhe. 

Catedral de Braga al atardecer. Cedida

Las huellas de este patrimonio se extienden a numerosos puntos, como el pórtico del Perdón de la catedral de Ciudad Rodrigo, el conjunto monumental de São Gonçalo de Amarante o la iglesia de Santiago de Braga, entre otros.

La diversidad del paisaje es otro de los grandes atractivos del Caminho de Torres. A través de los kilómetros se suceden desde las planicies de Salamanca a las vías pedregosas de la Beira

Alta portuguesa, las plantaciones de castaños en Sernancelhe, de manzanos en Tarouca, o las terrazas verticales del Alto Douro y las viñas alineadas del Minho.

Tramo del camino a Ucanha entre amapolas y olivos. Cedida

Si bien el camino debe su nombre a un célebre escritor, otros ilustres de las letras aparecen a lo largo de estas veredas llenas de magia que encierra el Caminho de Torres. Camilo Castelo Branco (Pinhel), Afonso Ribeiro (Rua, Moimenta da Beira), Aquilino Ribeiro (Sernancelhe y Moimenta da Beira), José Leite de Vasconcelos (Ucanha, Tarouca), Miguel Torga (Lamego), Teixeira de Pascoaes (Amarante) o Gil Vicente (Guimarães) son solo algunos de los nombres que dejaron profundas marcas en las tierras en las que nacieron y estuvieron ligados. Por eso, hacer esta vía jacobea es también descubrir el amplio legado de la cultura literaria portuguesa.

Siglos después de la peregrinación de Diego de Torres Villarroel, Luis Quintales renovó el trayecto, en colaboración con Soledad Beato, y estructuró el Camino como una ruta jacobea moderna, reforzando su identidad y favoreciendo la relación estrecha con la naturaleza. El trabajo fue seguido por un proyecto de valorización cultural y turística, desarrollado en colaboración con las cinco comunidades y apoyado por fondos europeos (NORTE 2020/ FEDER), que envuelven quince municipios.

Puente medieval sobre el Varosa, Lamego. Cedida

QUÉ VER

ALTO DE QUINTELA

El mundo a mil metros

El Caminho de Torres está lleno de subidas y bajadas, de veredas solitarias y de puntos culminantes como el Alto de Quintela, a casi mil metros de altitud. Es la mayor altura que se encuentra el peregrino al entrar en Portugal procedente de Salamanca.

VISITA OBLIGADA

UCANHA

Relevancia jacobea

Son tantas las manifestaciones del culto a Santiago que es imposible enumerarlas en unas líneas. En el trayecto aparecen construcciones menos conocidas como el puente monumental de Ucanha, en Tarouca, la fuente de “mergulho” de Póvoa d'El Rei o la de Santiago en Braga.

GASTRONOMÍA

DEL CABRITO A LA CASTAÑA

Sabores con raíz

El Caminho de Torres permite saborear la mejor gastronomía portuguesa, desde el cabrito o el cordero de la Beira Alta a frutos con nombre propio como las castañas de Sernancelhe. Sin olvidar los vinos del Douro, del Miño o el tradicional bacalao, preparado de “mil maneiras”.

Puente de Ucanha, Tarouca. Cedida

SENDAS DE TRADICIÓN

El Caminho de Torres atraviesa el Norte de Portugal a través de villas medievales llenas de encanto y lugares Patrimonio de la Humanidad. Son casi 600 kilómetros que encierran toda la autenticidad de la peregrinación jacobea

La peregrinación y culto a Santiago en Portugal sigue despertando gran interés. Ahora con un mayor aliciente, una vía jacobea que comienza a tomar nuevo impulso y que combina magníficos paisajes con un reseñable patrimonio, tanto en pequeñas villas como en ciudades. Paulo Almeida Fernandes, asesor científico del proyecto de valorización cultural y turística del Caminho de Torres, dice que este itinerario tiene una significación muy especial, ya que está revestido de la connotación literaria aportada por el escritor salmantino Diego Torres Villarroel, del que toma el nombre, y por otros ilustres creadores portugueses, algunos oriundos de localidades por las que pasa la ruta.

Ponte de Gaiteiros de Vale Verde, en Almeida. Cedida

Almeida Fernandes, doctor en Historia del Arte, bien conocido por sus trabajos sobre los monumentos portugueses en la Alta Edad Media, de la época románica y del culto a Santiago, así como autor de varios libros sobre el Camino a Compostela, considera que el itinerario de Torres debe gozar –como ya se está haciendo- de proyección y conocimiento por parte de peregrinos y turistas, “para que todos puedan disfrutarlo en toda su plenitud”. “El Caminho de Torres - explica- fue ideado en homenaje a Diego Torres Villarroel, profesor y escritor salmantino que realizó este trayecto en 1737, de ahí la denominación. La ruta une Salamanca con Santiago y tiene unos 567 kilómetros que pueden hacerse en 24 etapas”. A lo largo del trazado se recorren caminos ancestrales de Portugal a España, atravesando ciudades que forman parte del Patrimonio Mundial de la Unesco.

Portas d’El Rei, en Trancoso. Cedida

La valorización cultural y turística del Caminho de Torres, es “muy importante”, dice el historiador, al tratarse de un camino con un pasado secular y asentado en la tradición como vía para llegar a Compostela. Es un trayecto que une en un mismo camino localidades con tanto peso histórico en el imaginario medieval como Tarouca, Amarante, Guimarães, Braga o Ponte de Lima.

Caminho de Torres entre castaños en Sernancelhe. Cedida

El historiador Paulo Almeida refiere que desde 2017 se viene realizando el estudio e identificación del camino, su promoción y divulgación y, si es posible, tendrá también su certificación. La diversidad del paisaje es otro de los grandes atractivos del Caminho de Torres. A través de los kilómetros se suceden desde las planicies de Salamanca a las vías pedregosas de la Beira Alta portuguesa, las plantaciones de castaños en Sernancelhe o las terrazas verticales del Alto Douro Vinhateiro, región declarada Patrimonio de la Humanidad.

Iglesia Matriz y fuente en Moimenta da Beira. Cedida

Con numerosas partes del trazado debidamente señalizadas, el Caminho de Torres entra en Portugal por el concello de Almeida hasta Valença y a lo largo de los kilómetros se une a los Caminos de Santiago existentes en Portugal: el Caminho do Norte, el da Costa, do Interior y el Central Português, por lo que puede considerarse un Camino integrador.

QUÉ VER

VILLAS LITERARIAS

De Torga a Castelo Branco

Además de Torres Villarroel, son muchos los escritores portugueses oriundos o relacionados

con el Camino. Desde Camilo Castelo Branco (Pinhel), a Afonso Ribeiro (Rua, Moimenta da Beira), Aquilino Ribeiro (Sernancelhe e Moimenta da Beira) o Miguel Torga (Lamego), entre otros.

VISITA OBLIGADA

AMARANTE

Retiro de São Gonçalo

El dominico São Gonçalo encontró retiro en esta hermosa ciudad lusa cuyo emblemático puente lleva el nombre del santo. Dice la tradición que a él se le encomienda un matrimonio feliz y la estatua que preside su tumba está desgastada por incontables abrazos de sus devotos.

GASTRONOMÍA

DULCES DEL CAMINO

Benditos sabores

Benditos sabores A lo largo del Caminho de Torres se suceden las localidades cuya repostería tiene un origen conventual o está relacionada con la vía jacobea. Es el caso de los pasteles de São Gonçalo, de las tortas de Guimarães en forma de concha o los papos de anjo.

Puente de Amarante. Cedida

PASOS A COMPOSTELA

Torre del castillo de Pinhel. Cedida

Así y después de cruzar Salamanca y conocer sus encantos en las seis primeras etapas, el Camino entra en Portugal por el concello de Almeida desde Gallegos de Argañán tras un recorrido de 23,3 kilómetros. Se nota la diferencia en el asfalto tras pasar el puente sobre el río Turones. Más adelante se encuentra Almeida, villa fronteriza de larga historia, amurallada y fortificada.

Este trazado atraviesa el Norte de Portugal en dirección a Santiago. Villas medievales y ciudades sorprenden con un patrimonio y naturaleza únicos. Cada una de las 24 etapas están revestidas de la permanente memoria literaria de Diego Torres Villarroel

El Museo Municipal, instalado en el antiguo baluarte de San Juan de Dios, recuerda los distintos períodos militares de la localidad.

La etapa siete conduce de Almeida a Pinhel, un recorrido con el río Coa muy presente en el paisaje y en sus puentes. Después de conocer los muchos monumentos de esta villa (convento, iglesia, palacio, museo…), el peregrino pone rumbo a Trancoso, del que le separan 30,5 kilómetros en un trayecto con un grado de dificultad elevado. Hasta Póvoa d’El Rei el camino es cómodo, luego las sendas se vuelven más solitarias con la única compañía de prominentes macizos graníticos hasta que se empieza a divisar el perímetro amurallado de Trancoso.

Puente del Arco de Pombeiro, Felgueiras. Cedida

Después espera Sernancelhe – etapa nueve– que, además de sus castaños centenarios tiene la más antigua representación escultórica del apóstol Santiago que existe en Portugal. Está en su iglesia matriz. Faltan 19 kilómetros para llegar a Moimenta da Beira, punto que culmina la etapa número diez. Moimenta es el corazón de las Terras do Demo, título del célebre libro de Aquilino Ribeiro y marca de un no menos célebre vino. Es la geografía sentimental de uno de los mayores creadores de la literatura portuguesa del siglo XX.

Fachada principal del Solar dos Noronhas, Sernancelhe. Cedida

Hasta Lamego, etapa 11 de la ruta, quedan 27 kilómetros. Hay bajadas deslumbrantes, como la que conduce a Ucanha y la impresionante visión del puente medieval con torre de portazgo. Es uno de los monumentos más significativos del Caminho de Torres. Uno de los hijos ilustres fue José Leite de Vasconcelos. Queda una visita demorada a Lamego, llena de esplendor monumental.

QUÉ VER

ETAPAS 12 Y 13

El Douro como compañía

La etapa 12 conduce desde Lamego a Mesão Frío con el río Douro como gran compañero que guía desde abajo y las vertiginosas vistas de los bancales de viñedos. Después, el siguiente tramo conduce a Amarante, también con río, monumental y hermosa, retiro de São Gonçalo.

VISITA OBLIGADA

ETAPA 14

Fervor a São Martinho

Quedan 21,5 kilómetros para llegar desde Amarante a Felgueiras. Es la etapa 14, que tiene en São Martinho de Caramos uno de los más deslumbrantes santuarios barrocos de romería del Caminho de Torres. Falta pasar por Moure y llegar a la plaza de A República de Felgueiras. Y disfrutar del Pão de Ló de Margaride.

PATRIMONIO

ETAPA 15

Guimarães, encanto del Minho

La etapa 15 tiene como punto culminante Guimarães, declarada Patrimonio de la Humanidad y uno de los encantos de la región del Minho. Es una de las ciudades del Caminho de Torres que hay que descubrir sin prisas, llena como está, de monasterios, palacios e iglesias.

S.Damaso, Guimarães Cedida

RELATOS DE PEREGRINACIÓN

Vista de Ponte de Lima y su emblemático puente. Cedida

Por su parte, la etapa 15 de este nuevo aliciente turístico-cultural que gana cada día más adeptos tiene como punto culminante Guimarães, declarada Patrimonio de la Humanidad y uno de los encantos de la región del Minho. Es una de las ciudades del Caminho de Torres que hay que descubrir sin prisas, llena como está de monasterios, palacios e iglesias.

Iglesia y parque de São João da Ponte, Braga. Cedida

Tras 20,3 kilómetros de trayecto aparece la deslumbrante Braga (etapa 16), repleta de arte e historia, con su magnífica catedral y construcciones como el santuario de A Falperra.

Pasando por villas medievales y ciudades Patrimonio de la Humanidad, este itinerario jacobeo recorre el Norte de Portugal revestido de belleza y carga histórica

De la milenaria Bracara Augusta parte el siguiente tramo (etapa 17) de 34 kilómetros cuya meta es Ponte de Lima, con su estatua de doña Teresa, su iglesia matriz y su emblemático puente medieval que le da nombre. El itinerario continúa hacia Rubiães, en Paredes de Coura, a lo largo de 20 kilómetros.

Santuario da Falperra, Braga. Cedida

Es la etapa 18 de un Camino integrador, pues en Ponte de Lima el Camino de Torres confluye con el Camino Central Portugués. Rubiães conserva un puente medieval y una iglesia románica de gran interés; además los pasos se acercan cada vez más a Galicia. La etapa 19 entra en São Bento da Porta Aberta con su santuario, la impresionante fortaleza de Valença do Minho, el puente internacional y Tui, llena también de historias de la frontera.

Pórtico de la iglesia de Sernancelhe. Cedida

Santiago se siente más próximo en el itinerario. La etapa 20 conduce de Tui a Redondela; la 21, de Redondela a Pontevedra; la 22, de Pontevedra a Caldas de Reis y la 23, a Padrón. Desde esta última localidad solo quedan 24,1 kilómetros para dar el tan ansiado abrazo al Apóstol.

QUÉ VER

CALDAS DAS TAIPAS

Camino de Mérida

El Caminho de Torres está lleno de elementos de interés. El puente romano de Caldas das Taipas formaba parte de la importante vía que unía Braga con Mérida. La estructura actual debió ser reformada en el siglo XVII, asentado sobre más de treinta pilares de granito.

VISITA OBLIGADA

BRAGA

Fervor a São Martinho

A sus muchos monumentos, Braga suma la presencia de cuerpos santos en dos de sus iglesias. La de São Frutuoso de Montélios, asceta fundador de monasterios en el siglo VII y la de San Martín de Dume, abad, obispo y evangelizador de la familia real sueva en el siglo VI.

PATRIMONIO

INGENIERÍA DEL XIX

Puente Valença-Tui

El proyecto para unir Valença con Tui por ferrocarril fue aprobado en 1880. Obra maestra del siglo XIX, el puente internacional sobre el Minho tiene doble tablero para permitir tráfico ferroviario y automovilístico y una vía peatonal que posibilita el paso de peregrinos