La Casa Queta es una vivienda unifamiliar, emplazada en la costa de Asturias, que goza de unas impresionantes vistas al mar Cantábrico en su cara norte y es una casa eficiente y sostenible, certificada Passivhaus. En el último año, la demanda media real de energía fue de 20,20kw/h y sus propietarios estiman un consumo total de energía de 800 euros al año, incluyendo la electricidad, el calor y el agua.

Eficiencia energética y orientación norte, es posible

La sostenibilidad se ha convertido en una apuesta para la construcción. Los arquitectos diseñan proyectos en los que se prioriza la eficiencia energética y el respeto al entorno. Concha Uría, arquitecta de la Casa Queta, tenía como requisito conservar las vistas al Mar Cantábrico, sin renunciar a los estándares de eficiencia y consumo casi nulo de certificados como Passivhaus y VERDE.Con este objetivo, la arquitecta optó por un proceso de construcción industrializado para garantizar una construcción seca, que agiliza los plazos de entrega en el húmedo norte de la Península. En seis meses de construcción, los esfuerzos se centraron en crear un óptimo sistema de aislamiento, un elemento clave para lograr la menor demanda posible de energía, a través de un sistema continuo por el interior, incluyendo techo, paredes y suelo, en sus dos plantas. 

Para alcanzar el mayor nivel de aprovechamiento energético, se colocaron numerosas ventanas en los laterales y en la cubierta, sacando partido a las ganancias solares. Se instalaron paneles fotovoltaicos en el tejado que producen casi un tercio de la energía que consume la vivienda, una muestra de que la producción fotovoltaica es posible también en el norte de España.

Casa Queta cuenta con suelo radiante refrescante y una bomba de calor geotérmica. La bomba de calor toma la electricidad de los paneles fotovoltaicos durante el día y, cuando esta disminuye al caer la noche, se conecta automáticamente a la red. Además, la casa dispone de ventilación mecánica con recuperado de calor. Esto facilita que se reduzca el consumo de energía y aumente el confort de los habitantes durante todo el año, ya que mantiene el frescor interior en verano y la calidez durante los meses más fríos, manteniendo la humedad entre un 40% y un 60%.

El 30% de la energía de una vivienda se pierde por el tejado

El estándar de casa pasiva exige que las viviendas tengan un diseño compacto, afectando también a la forma del tejado, por donde se pierde el 30% de la energía de una vivienda. Por ello, para la Casa Queta, Uría diseñó un tejado con una estructura sencilla a dos aguas. La normativa municipal indicaba el uso de teja curva roja y, dado que las condiciones climatológicas de viento y salinidad frente al mar son duras, la arquitecta optó por la teja de mayor durabilidad y resistencia del mercado, la Teja Verea

Además, introdujo un sistema de colocación microventilado que garantiza un óptimo control del comportamiento higrotérmico de la cubierta, lo que se traduce en menor consumo energético. Esta solución está indicada para superar con éxito lluvias torrenciales de 360 l/m2, vientos de 180 km/h y temperaturas de -20 ºC, demostrando su capacidad para enfrentarse a climatologías exigentes como la de la costa asturiana.

Consumo total de hasta 800€ al año

Con frecuencia se habla de viviendas de consumo nulo, sin aportar datos reales que certifiquen esta expresión. En Casa Queta, su cuidado diseño y la monitorización continua del gasto energético permitieron comprobar que la demanda media real de energía en la vivienda durante el último año fue de 20,20kw/h, muy inferior a los 100kw/h que permite como máximo el certificado Passivhaus. Por otro lado, se realizó un gasto total en energía de unos 800 euros en todo el año, incluyendo la electricidad, el calor y el agua. 

La Casa Queta demuestra que es posible una vivienda pasiva que ofrezca confort para sus habitantes y reduzca el consumo energético, además de favorecer un importante ahorro económico.