¿Cuántas veces hemos escuchado estas palabras? ¿O incluso las hemos pronunciado nosotros mismos? Actualmente, en la treintena nos vemos jóvenes, nos sentimos jóvenes y dentro del ciclo vital humano, aún somos “jóvenes”. Pero como explican los expertos de Clínica Nida, en cuanto a la maternidad se refiere, el tiempo pasa mucho más rápido de lo que creemos.

En palabras del equipo de los ginecólogos de Clínica Nida: “La edad es el factor que más influye, con mucha diferencia, en el tema reproductivo. De hecho, lo más frecuente en nuestras consultas reproductivas, a la hora de explicar los resultados de las pruebas a la pareja (estudio básico reproductivo que solicitamos en las primeras visitas), es que informemos de que todo está bien. Y a esta afirmación suele seguir la siguiente frase: “Entonces, no lo entiendo Doctor”. Es, en ese momento cuando con el adecuado tacto y sensibilidad, debemos explicar a la pareja la influencia de la edad en la tasa de gestación evolutiva y de un niño sano en casa, tanto de manera natural como con técnicas de reproducción asistida. Siempre sin asustar porque la verdad es que hoy en día es raro no conseguir la gestación. Existen herramientas para valorar la 'prisa' que se tienen que dar las parejas para intentar la gestación, así como hacer 'un plan' comentando las distintas opciones con sus respectivas probabilidades de éxito”.

Las estadísticas no mienten y lo cierto es que las parejas españolas tienen su primer hijo de manera mayoritaria a partir de los 30 años, existiendo un elevado porcentaje de madres primerizas que superan los 35 años de edad.

El equipo de ginecólogos de Nida confirma el dato: “En nuestra práctica clínica diaria, cada año crece el número de parejas (en su mayoría por encima de los 35 años) preocupadas y sorprendidas de la dificultad para 'quedarse embarazados' (esto es cosa de dos habitualmente), y es que tendemos a pensar: 'A mi no me va a ocurrir'”. A partir de los 35, y sobre todo después de los 40, las posibilidades de gestación pueden ser menores debido a la disminución de la cantidad y calidad de los óvulos. Estas células no se 'producen' todos los meses, sino que las mujeres nacen con aproximadamente un millón de ellas en los ovarios y a lo largo de la vida fértil se ovulan sólo entre 400 y 500. Esto significa que los óvulos con el tiempo envejecen y disminuyen, por lo tanto, cuando se acerca la cuarta década, la salud reproductiva no es óptima como lo era en la primera juventud.

Preguntados por cuáles son las razones principales de este retraso en la maternidad, los médicos lo tienen claro: “Hoy en día, el inconveniente reside en las numerosas razones que llevan a las mujeres a dejar para más adelante el deseo de ser madres. Algo que vemos muy frecuentemente en las consultas es el tiempo que pierden las parejas por temor a que un bebé, y todo lo que su cuidado conlleva, complique otros objetivos de la vida como desarrollar una carrera profesional, vivienda ideal, tener pareja estable o viajar. Esto diferencia a nuestra generación de la de nuestras madres y abuelas, que probablemente a los 20 ya tenían uno o más niños o por lo menos ya comenzaban a intentarlo. No es raro escuchar en las consultas la frase: 'Doctor, ya mi madre tardo seis años en quedarse embarazada de mi', efectivamente, puede ocurrir pero no es lo mismo empezar a intentar gestación a los veinte y pico, que a los treinta y pico, que a los cuarenta y pico".

Según los doctores de Clínica Nida, esta realidad a la que se enfrentan las mujeres no debe significar que se deba renunciar a las metas personales y profesionales ni mucho menos a la idea de ser madres. Se trata de abordar la decisión con conciencia de que el reloj avanza, equilibrando el trabajo y las aspiraciones de realización personal. Lo ideal es hacer un plan con la adecuada información.

Si bien es normal tardar hasta un año en quedarse embarazada de forma natural, a partir de los 35 años de edad de la mujer, es recomendable consultar al médico tras seis meses de búsqueda sin éxito.

Existe una variedad de técnicas de reproducción asistida que va desde opciones de baja complejidad, como la inseminación artificial, mediante la cual se depositan espermatozoides seleccionados directamente en el útero, con un procedimiento mínimamente invasivo, hasta las de alta complejidad, tales como el ICSI y la Fecundación in Vitro, en las que se forman los embriones en el laboratorio y luego son transferidos al útero.

En casos de edad mas avanzada (sobre todo por encima de los 40 años), se puede recurrir a la ovodonación, una alternativa mediante la cual se puede vivir también la maravillosa experiencia del embarazo.

En conclusión, el equipo médico de Clínica Nida lo tiene claro a la hora de aconsejar a las parejas: “Lo mejor es no dejar de lado ninguno de los sueños que se nos presentan a lo largo de los años pero incluir siempre el deseo de ser padres en la planificación de nuestra vida es importante para poder abordarlo con salud, conciencia y alegría”.