El cerebro tiende a tomar decisiones más impulsivas que racionales. Esa es una de las principales piedras en el camino del inversor particular, tal y como se detalló en la jornada ¿Cómo tomamos nuestras decisiones de ahorro e inversión? Claves para un asesoramiento financiero eficaz, organizada por FARO y Banco Mediolanum en el Círculo de Empresarios de Galicia. A ella acudieron más de un centenar de personas, que conocieron de primera mano las claves para evitar caer en estos errores y que se podrían resumir en tres: tiempo, información y asesoramiento.

El acto lo abrió Pedro Bermejo, presidente y socio fundador de la Asociación Española de Neuroeconomía (Asocene), que detalló como el proceso de evolución provoca que el cerebro no tome siempre las decisiones más racionales, sino las más emocionales. Buena parte de ellas están influenciadas por la aversión al riesgo, que lleva a, por ejemplo, vender todas las acciones cuando el mercado atraviesa turbulencias. "Nos lleva a conductas ilógicas y que nos privan de obtener importantes rentabilidades", recalcó.

Este sería, junto al efecto manada, uno de los principales sesgos que pueden jugar una mala pasada al inversor. Este último, caracterizado por seguir los mismos pasos que dan los demás causa, según Bermejo, "auténticos estragos, al estar detrás de la formación de las sucesivas burbujas". Y escapar del rebaño no es fácil. Como demostró el neurocirujano, la amígdala cerebral, que se activa creando una sensación de dolor tras recibir un fuerte golpe, también lo hace cuando se toma una decisión contraria a la que sigue el resto del grupo, generando malestar interno.

Para evitar que lo emocional se imponga a lo racional y deje de suponer un lastre a la hora de invertir, Bermejo apuesta por tres cuestiones. "Contar con más tiempo, más información y con alguien que tome la decisión por nosotros, porque no hay nada más emocional que el dinero".

La moderadora del evento, Alejandra Pérez, junto a Pedro Bermejo, Inés del Molino y Luca Lazzarini, durante la ponencia del neurocirujano. // Ricardo Grobas

En la misma línea se posicionó Inés del Molino, directora de Cuentas de la gestora británica Schroders. Durante su intervención demostró mediante una serie de acertijos prácticos cómo el cerebro se equivoca cuando se precipita y toma decisiones con menos tiempo del necesario. "Somos mucho más emocionales de lo que nos gustaría", resumió, en relación a los "1.300 sesgos que se detectan en el cerebro", de los cuales "más de cien" están relacionados con la toma de decisiones económicas. Del Molino resaltó la importancia de dedicar más tiempo a la toma de decisiones. De lo contrario, advierte, "no dejamos actuar a la parte racional". Además de tiempo, también coincidió con Bermejo en la necesidad de disponer de información, pero alertó que un exceso de la misma puede ser tan perjudicial como su escasez.

Por parte de Banco Mediolanum intervino Luca Lazzarini, asesor financiero y formador de la entidad. Lazzarini puso en valor la figura del asesor financiero, pero alejándose de los viejos estereotipos. A su juicio, este debe "ser un coach que acompañe en el recorrido" al inversor, ofreciéndole las mejores soluciones adaptadas a sus necesidades y huyendo de promesas de rentabilidades estratosféricas que nunca se pueden cumplir.

Lazzarini defendió la función del asesoramiento financiero, además, para evitar que lo emocional prive al inversor particular de obtener una rentabilidad a sus ahorros. "Este es el único sector en el que cuando hay rebajas no se compra", ejemplificó el asesor de Mediolanum, sobre las reticencias a comprar cuando el mercado toca fondo y la tendencia a comprar cuando este se acerca a su cima. Lazzarini también desmontó el mito de que la vivienda o los depósitos son productos más "seguros" para canalizar la inversión. Para ello puso como ejemplo al fondo soberano de Noruega, el mayor del mundo, que canaliza un 65% su billón de dólares de patrimonio en renta variable. "Invierte en 77 países. Lo que se demuestra es que es la diversificación lo que te da seguridad", dijo.

Pedro Bermejo, presidente de la Asociación Española de Neuroeconomía"el efecto manada causa estragos"Pedro Bermejo, presidente de la Asociación Española de Neuroeconomía

El experto considera que la evolución moldeó el cerebro humano para tomar decisiones que garanticen la supervivencia. Para ello, son más útiles las decisiones emocionales, que, sin embargo juegan malas pasadas a la hora de invertir. Uno de ellos, el efecto manada, "causa auténticos estragos" a la hora de invertir. Bermejo aboga por "más tiempo, más información y asesoramiento".

Inés del Molino, directora de Cuentas de la gestora británica Schoders"sin tiempo, la parte racional no actúa"Inés del Molino, directora de Cuentas de la gestora británica Schoders

Inés del Molino señala que el cerebro tiene "1.300 sesgos" que lo alejan de tomar la decisión más racional y más de un centenar de ellos están relacionados con las decisiones económicas. "Somos mucho más emocionales de lo que nos gustaría", resumió y abogó por dedicar más tiempo a la toma de estos decisiones. "Sin tiempo no dejamos actuar a la parte racional", afirmó.

Luca Lazzarini, asesor financiero y formador de BancoMediolanum.

"diversificar es lo que te da seguridad"

Lazzarini resaltó la figura de un asesor financiero que actúe de coach en el recorrido del inversor y que huya de falsas promesas de rentabilidades que no se van a cumplir. Para lograr unas rentabilidades sostenidas, el asesor de Mediolanum abogó por invertir con criterio en renta variable, en lugar de otros productos. "Lo que se demuestra es que es la diversificación lo que te da seguridad", indicó.