Es bien sabido desde hace tiempo el concepto de pirámide demográfica invertida en la sociedad occidental, en la cual se comprueba la disminución de nacimientos y el incremento de la población anciana. Esto se debe a la postergación voluntaria en la edad de las mujeres para concebir su primer hijo y a la mejora de las tasas de mortalidad en la población mayor.

Los cambios sociales debido a la entrada de la mujer en el mundo laboral competitivo para el logro de un desarrollo personal, social, profesional y económico adecuado, hacen que prácticamente más de la mitad de las mujeres intenten conseguir descendencia a partir de los 35 años.

En el momento de la pubertad existen de 350 a 450 mil ovocitos primarios, que se van agotando a un ritmo de aproximadamente mil por mes, produciéndose un agotamiento de la reserva ovárica acompañada de disminución de la calidad ovocitaria, sobre todo a partir de los 37 años. Todo esto nos indica que el factor de la edad está siendo determinante en relación con la fertilidad. Es fundamental advertir a todas las pacientes de las complicaciones y efectos adversos de la edad en la fertilidad y en los resultados obstétricos

Simplificando, podemos decir que es fundamental valorar la reserva ovárica mediante parámetros hormonales y una exploración ecográfica. Se ha demostrado que la manera más eficaz de valorar la reserva ovárica es mediante la combinación de valor de Hormona antimulleriana y el recuento de folículos antrales (RFA). La hormona antimulleriana (AMH) la liberan las células de la granulosa y no sufre apenas modificaciones a lo largo del ciclo. El RFA se realiza por medio de una ecografía transvaginal, en la que se contabilizan los folículos del ovario, nos ayuda a predecir la respuesta de los ovarios ante una estimulación ovárica controlada. A partir de seis folículos, la respuesta mejora.

Si se detecta una baja reserva ovárica la Fecundación in Vitro (FIV/ICSI) es la primera opción en la que hay que pensar. En ocasiones si se detecta un problema de calidad ovocitaria, puede ser que haya que valorar la donación de ovocitos, que estadísticamente en cuanto a tasa de gestación, es la mejor opción.

Debido a la alta incidencia de aneuploidías ovocitarias (alteración en el número de cromosomas) en los casos de edad materna avanzada, el cribado genético preimplantacional (PGS) es algo a tener muy en cuenta para evitar en la medida de lo posible la tasa de aborto y de transmisión de alteraciones cromosómicas. El PGS es una técnica de selección embrionaria que se basa en el análisis de los 23 pares de cromosomas mediante secuenciación masiva (NGS) a partir de una biopsia realizada en el embrión después del tercer día. El número de embriones evolutivos es importante para tener una buena cohorte a selección, limitación que nos podemos encontrar en casos de baja respuesta. En estos casos se ha propuesto la acumulación de ovocitos/embriones en estimulaciones sucesivas para obtener un número adecuado de ovocitos/embriones.

Por último, conviene incidir en la posibilidad de prevenir este problema con la preservación de la fertilidad, vitrificando los ovocitos como técnica de elección. La preservación de la fertilidad por indicación social debe de hacerse antes de los 36 años, para aumentar la posibilidad de embarazo sin complicaciones en el futuro.

Las complicaciones obstétricas que aumentan con la edad son: el aborto espontáneo, embarazo ectópico, anomalías cromosómicas, anomalías estructurales congénitas, hipertensión/preeclampsia, diabetes mellitus y diabetes gestacional, alteraciones placentarias (DPPNI y placenta previa), mortalidad y morbilidad perinatal y aumento de la tasa de cesáreas.

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Naira González - Ginecóloga y obstetra de Vithas Fertility Center