La política local es cosa de familia

En Crecente, desde 1979 –salvo un impasse de un año–, en el despacho del regidor siempre figuró el apellido García-Luengo. Los hermanos Reiriz Lampón pugnan en Ribeira con distintas siglas

Los García-Luengo a ambos lados de Alfonso Rueda en un congreso del PP de Crecente en 2018.

Los García-Luengo a ambos lados de Alfonso Rueda en un congreso del PP de Crecente en 2018. / ECG

Mateo Garrido

Cuarenta y cuatro años han pasado desde la reinstauración de la democracia en los concellos gallegos, con la celebración de los primeros comicios locales tras el fin del régimen franquista, y en Crecente (Pontevedra), durante cuarenta y tres de ellos en la placa de la puerta que da acceso al despacho de Alcaldía figuró el mismo apellido: García-Luengo.

Padre e hijo, que comparten además nombre de pila –Julio César– e ideología conservadora, han ostentado el báculo municipal desde 1979 hasta el día de hoy, con un impasse de un año entre 2014 y 2015, debido a una inhabilitación temporal que sufrió Julio César hijo. El progenitor ocupó el cargo durante 28 años, desde 1979 hasta 2007, momento en el que su vástago tomó el relevo.

En la segunda legislatura de este portando el báculo del gobierno local, fue inhabilitado al incumplir una orden del TSXG por la vía contencioso-administrativa que ordenaba la demolición de una nave de una empresa de la localidad crecentense. El primer edil cumpliría con el castigo, y volvería a la Alcaldía un año más tarde, sin aparente arrepentimiento. “Yo soy el único alcalde en este país al que condenaron por no tirar un almacén legal. A pesar de la orden, yo no iba a tirar una empresa y mandar a 26 puestos de trabajo para casa”, explica el actual regidor.

El pequeño de la saga, que apenas contaba con diez años cuando su padre se hizo por primera vez con la alcaldía, explica que su implicación con la política municipal llegó a través de una decisión paterna, pese a su desinterés con respecto a la res publica. “Llegué al concello por una decisión que tuvo mi padre de llevarme en 1995 en la lista. Me dijo que me quería llevar en la lista y acepté. Pero yo no tenía vocación ninguna, tanto es así que hasta ese momento yo no iba ni de interventor, ni de apoderado, ni nada”, expone.

La lista de los populares que lideraba su padre obtuvo una nueva victoria en el municipio de la comarca de Paradanta y la carrera del pequeño de los García-Luengo inició su escalada. “Dos años después dimitió el número cuatro, y lo suplí como cuarto teniente de alcalde, luego fui el tercero, así hasta ser el primer teniente de alcalde, cargo que ocupé hasta 2007”, cuenta.

Durante la última de esas tres legislaturas y desde 2005, fue además diputado provincial, el único con el que contó el concello crecentense en su historia democrática, y que da buena fe de la pujante consideración de la que disponía en su partido el joven García-Luengo, y que se hizo palpable cuando la secretaría provincial del PPdeG, que en aquel momento ocupaba ya Alfonso Rueda, se puso manos a la obra con la confección de las candidaturas para las municipales de 2007. “El partido decidió nombrarme a mi candidato a la alcaldía”, explica el menor de los García-Luengo.

Entonces se produjo un particular baile de máscaras paterno-filial. Tras la victoria electoral, el hijo pasó a ocupar el cargo de máxima representación en la corporación crecentense, mientras que el padre se tuvo que conformar con la Tenencia de Alcaldía, después de casi tres décadas dirigiendo los plenos de la corporación.

El joven de los García-Luengo llegó a la regencia con nuevas ideas y ganas de hacer las cosas de otra manera. “Éramos polos opuestos, somos de distintas generaciones. Mi padre quería seguir con las políticas anteriores, no se dio cuenta de que los tiempos habían cambiado”, explica el hijo. Unas diferencias que provocaron la destitución del progenitor de su cargo a mitad de mandato, y que llevaron incluso al mayor de los García-Luengo a amenazar con presentar una lista alternativa en las elecciones municipales de 2011 para rivalizar con su propio hijo.

Finalmente no ocurrió. “Son maniobras que se hacen, pero yo creo que nunca tuvo intención real de hacerlo. Los exalcaldes siempre dicen que se van a presentar de nuevo pero el 90% no lo hacen nunca”, explica el actual regidor. Lo cierto es que el histórico alcalde crecentense continuó a los mandos de la dirección de los populares en la localidad y observando con cercanía como su hijo lideraba la villa y a sus gentes que depositaban en él su confianza en cada elección en forma de mayorías absolutas. El padre, orgulloso, decidió en 2018 apartarse definitivamente y le cedió también a su hijo la dirección orgánica de su formación en la localidad crecentense.

“Si yo llegué a donde llegué, todo se lo debo a él. Me enseñó lo más bonito que es querer a tu pueblo y a trabajar por él”, explica el joven de los García-Luengo con el cariño y el respeto que merece aquel que supo ver en él lo que ni el mismo imaginaba.

Desde el abuelo al nieto

Otro llamativo caso en el que una saga familiar luchará por intentar mantener el poder local se da en el concello de Samos (Lugo). Los Gallego tratarán de mantener el poder del Ejecutivo local, pero en este caso lo hará Miguel, la tercera generación, de la mano del PPdeG.

Su abuelo Julio Gallego Losada fue alcalde de la localidad lucense entre 1983 y 1987 por Coalición Galega. Su padre, Julio Gallego Moure lo es todavía a día de hoy y desde hace 16 años, representando las siglas del PSdeG. Sin embargo, el pequeño de los Gallego ha logrado que su progenitor rompa el carné socialista y tras más de tres lustros en la regencia samiense acompañará a su hijo en el último puesto de la candidatura popular que tratará de arrebatar el poder al que era su partido hasta hace unas semanas.

Ejemplos de sucesiones democráticas y padres e hijos que ostentaron el mismo bastón de gobierno en diferentes épocas por una misma formación política los hay a lo largo de toda la geografía gallega. No obstante, hay también descendientes del mismo linaje que en batalla fratricida pugnan por un puesto de edil en sus corporaciones desde partidos políticos opuestos.

Es el caso de los Reiriz Lampón en Ribeira (A Coruña). Juan Manuel ocupa el número dos de la lista de Iniciativa Progresista de Ribeira (IPdeR) y Victor, que ejerció las labores de concejal delegado de Seguridad y Movilidad Ciudadana durante la pasada legislatura, figura como séptimo en la candidatura del PPdeG.

Victor Reiriz (izq.), número 7 por el PP en Ribeira, y su hermano Juan Reiriz, número 2 por IPdeR en la misma localidad. Elecciones municipales 2023.

Victor Reiriz (izq.), número 7 por el PP en Ribeira, y su hermano Juan Reiriz, número 2 por IPdeR en la misma localidad. Elecciones municipales 2023. / ECG

Lo suyo no les viene de cuna. Según comenta Juan Manuel: “antes de nosotros no hubo ningún pariente que se presentara a las elecciones en Ribeira”. Él, que es el hermano mayor, fue el primero en implicarse y lo hizo de la mano de Rosa García Pose cuando lanzó su proyecto político allá por 2003. Más tarde, Víctor decidió hacer lo propio, pero en su caso en las filas populares.

Coincidieron en la corporación ribeirense tan solo durante una legislatura, entre 2015 y 2019, y según comenta José Manuel hubo que tomar medidas para evitar confrontaciones. “Los dos vivimos en la parroquia de Carreira. Entonces, cuando queríamos presentar alguna moción que tuviese que ver con ese lugar la presentaba Rosa para que no diera pie a una disputa entre nosotros”, explica.

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