Pedro Sánchez ha superado con nota el desafío electoral. Con nota y un pie y medio en La Moncloa. El líder del Partido Socialista es el inequívoco vencedor del 28-A, casi cuarenta más de los que tenía hace apenas unos días. Su incontestable victoria y el descalabro histórico de Pablo Casado en su debú al frente del Partido Popular -ha perdido casi cuatro millones de votos y más de la mitad de sus representantes- son los dos grandes titulares. Sánchez está más fuerte que nunca y Casado tan debilitado que deberá dedicar la mayor parte de las energías a conservar su pellejo. Si la urnas salvan o condenan, los electores bajaron ayer el pulgar, aunque Casado y sus leales tendrán la tentación de endosar la responsabilidad del hundimiento a la envenenada herencia de Mariano Rajoy. Un clásico de la política: la culpa es siempre de otro.

Por lo demás, si Pedro Sánchez ha sido capaz de asaltar el Gobierno y permanecer en él nueve meses con 85 diputados, ¿alguien tiene dudas de que no lo hará con 123? Podemos, formación que está como loca por tocar poder, y el nacionalismo vasco, siempre dispuesto a firmar acuerdos con unos y otros -llámense Aznar o Zapatero, Rajoy o Sánchez- por un precio razonable, ya están atentos al móvil a ver si aparece en la pantalla MONCLOA. Ya se sabe que gane quien gane, el PNV siempre gana. Y, por si hiciese falta, aún quedaría el comodín de una abstención de parte de los soberanistas catalanes. Junqueras, Rufián y demás tropa indepe han obtenido un gran resultado que querrán rentabilizarindepe. Al tiempo.

El mantra de votar

Desde que tomó las riendas del PP al batir contra pronóstico a la vice Soraya Sáenz de Santamaría tras una carambola en unas extrañas primarias -la que tuvo más apoyos salió despedida por una alianza con Dolores de Cospedal-, Casado se ha desgañitado exigiendo a Sánchez elecciones. Si al novel dirigente del PP se le preguntaba la hora, él respondía con la necesidad de que hubiese comicios. La obligación moral que tenía Sánchez de convocar elecciones se convirtió en un mantra. El socialista fue considerado por los populares como un okupa de La Moncloa al acceder de forma legal pero no legítima -moción de censura- al poder. "¡Elecciones, elecciones!", clamaban desde la sede de Génova.

Ahora cuando las urnas - con una participación del 75%- han hablado, la situación da un giro de 180 grados. Sánchez se ha ganado su derecho a ser presidente y Casado corre el riesgo de ser derechodespedido. Aunque una vez que ha confeccionado unas listas y una dirección del partido a su medida, quién osará elevar la voz para exigirle sus evidentes responsabilidades. La dolorosa realidad es que en los datos de desempleo del mes de mayo el Partido Popular aportará unas cuantas docenas de diputados. Entre los récords que se ha apuntado Casado están los de desaparecer, literalmente, del País Vasco y obtener un pírrico diputado en Cataluña. Quizá haya llegado el momento de que el todavía líder popular se ponga a leer "Manual de resistencia", el librito del presi Sánchez. Ahí podría hallar fuerzas e inspiración.

Entremedias, destaca el más que notable ascenso de Ciudadanos a costa del hundimiento del PP, un incremento que en la práctica le valdrá a Rivera para erigirse en el nuevo líder de una derecha menguante, pero para poco más. Rivera será el nuevo referente de la oposición. Al margen los ocho escaños que los separan, PP y Cs están en empate técnico. Pero con un partido en caída libre y otro en ascensión.

Dada la inexistente química entre Sánchez y Rivera, la legislatura promete ser bronca desde el minuto uno. O no. Porque, más allá de filias y fobias, si solo echásemos mano a la pura aritmética, lo cierto es que la suma de PSOE y Ciudadanos daría una mayoría absoluta: 180 diputados. Pura política ficción.

Podemos logra un digno resultado al taponar mejor de lo que se esperaba la sangría de apoyos a a los socialistas. Iglesias ha salvado los muebles. Y mucho más. Porque si el jefe de los "morados" consigue, y los indicios apuntan por ahí, entrar en el Ejecutivo, sería un éxito que vender a su parroquia. El cachete electoral se compensaría, y de largo, con un puñado de ministerios. Aunque seguro que la primera intención de Sánchez es gobernar en solitario con apoyos externos. Y si falla esa opción, la coalición con Podemos es el plan B. Pero la respuesta de Iglesias es de cajón: votos por carteras.

El "bumerán" de Vox

¿Y Vox? El partido de Santiago Abascal ha sido víctima de sus expectativas. Porque, partiendo de la nada, cosechar una veintena de diputados y 2,5 millones de votos lo hubiera firmado cualquiera... Cualquiera que tuviese los pies en el suelo. Por eso el visionario líder de la derecha sin complejos frente a la derechita cobardederechitacobarde, que aspiraba a todo, tuvo anoche que girar sobre la marcha su discurso triunfante y reconocer que lo suyo es un éxito moderado. "No ha sido posible expulsar al Frente Popular", confesó a su grey en un ambiente que olía a gatillazo. Eso sí, el líder de Vox ya ha prometido que sus 24 diputados lucharán sin cuartel contra los "pijos progres". Más de lo mismo. Lo paradójico es que si Sánchez es hoy más presidente que hace una semana es precisamente por la irrupción de Vox, que solo obtuvo representación en 15 provincias. O sea, que en el resto los votantes de Vox han servido para apuntalar a lo socialistas. Es lo que se dice un efecto bumerán.

Otra nota relevante que nos deja el 28-A es la gran fortaleza de los independentistas catalanes. Esquerra pasa de 9 a 15 diputados y las nuevas siglas de Puigdemont se estrenan con siete. El resultado, sumado al Bildu de Otegi que se va a los cuatro escaños, es una invitación a reflexionar sobre cómo abordar el desafío secesionista.

Salvo con las mayorías absolutas, las elecciones son la primera parte de un partido. Desde hoy se juega la segunda, la negociación para la investidura. Sánchez saltará a la cancha con mucho más y mejor equipo. Las urnas dan paso a los despachos. A las transacciones, ofertas y contraofertas, concesiones y, con seguridad, al acuerdo. Un pacto que deberá en todo caso esperar a junio. Porque el próximo mes hay una nueva cita con las urnas: municipales, europeas y autonómicas en muchas regiones. Así que la negociación se presentará en formato de pack.

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