Vigo ha vivido en solo siete meses dos fenómenos dignos de figurar en los manuales de política. El primero, la aplastante victoria del alcalde socialista Abel Caballero con una mayoría absoluta inaudita entre las ciudades españolas en un contexto de crisis para el bipartidismo; el segundo, el resultado cosechado ayer por En Marea, que ha dado un espectacular doble sorpasso a PP y PSOE de una tacada. Con el cien por cien escrutado la coalición cosechó 59.690 votos, el 33,9% de las papeletas, barriendo a los dos grandes partidos. Sobrepasó en 11.000 sufragios a los populares, segunda fuerza en Vigo con un 27,7%; y en casi 21.000 a los socialistas, la tercera con el 22%. Ambas formaciones sufren un descalabro sin precedentes; el PSOE con el peor resultado en unas Generales desde 1979 y el más bajo desde las autonómicas de 1997; y el PP con el más precario de su historia en unas legislativas incluyendo la etapa de Alianza Popular. El BNG, que concurría en Nós con la viguesa Carme Adán como cabeza de lista, sigue sin tocar fondo. Tras el golpe que supuso en mayo desaparecer de la Corporación, ayer perdió más de dos tercios de sus votos respecto a las Generales de 2011 y se quedó con 5.092.

En Marea consiguió en Vigo su mayor éxito en Galicia. Y el más inesperado. La ciudad -donde ayer votó el 75% del electorado, 3,64 puntos por encima de la convocatoria de hace cuatro años- es la única de las siete en la que la coalición se convirtió en primera fuerza. En A Coruña peleó con el PP pero, a falta de escrutar el voto por correo, está por detrás en casi un millar.

Un logro más sorprendente aún a tenor de la fotografía de las elecciones municipales. En mayo la Marea viguesa obtuvo 16.292 votos y tres concejales, un balance muy lejano al de las ciudades de la provincia de A Coruña, donde se convirtió ya entonces en fuerza urbana de referencia haciéndose con las alcaldías de las tres urbes. Ayer En Marea hizo en Vigo un adelantamiento al sprint a PSOE y PP, triplicando de lejos los resultados que cosechó en las locales.

La formación hizo estragos en el caladero socialista, que se quedó con 37.000 papeletas. No hubo efecto Caballero que hiciese de paracaídas. El regidor dobló ese número de sufragios en los comicios de mayo, lo que evidencia que entonces se votó en clave exclusivamente local y deja patente el enorme desgaste de las siglas del PSOE en Vigo. Los votantes sometieron ayer a los socialistas a un enorme castigo. La formación pierde casi 20.000 votos y más de once puntos respecto a las Generales de 2011.

En las filas populares el golpe fue aún más severo. Se dejan 15,5 puntos respecto a las pasadas legislativas, y la friolera de 23.153 votos. La formación conservadora ha entrado en una deriva peligrosa desde las últimas elecciones municipales. Entonces sufrió su peor resultado en Vigo, bajando de un golpe un 22% respecto a las locales de 2011 y perdiendo casi la mitad de los concejales.

Ciudadanos, pese a su crecimiento, no puede sacar pecho. Sus resultados casi cuadruplicaron, con 17.500 sufragios, los de las municipales, pero han sido discretos, quedándose por debajo del 10%. La formación naranja fió toda su campaña a la figura de Albert Rivera, que además no visitó ni Vigo ni ninguna otra ciudad de Galicia. La suma de PP y Ciudadanos no compensa ni de lejos la sangría de los populares, con lo que muchos votantes o se quedaron en casa o apostaron por otras formaciones, sin descartar incluso que una parte se haya ido a En Marea dado el respaldo que cosechó la coalición.

En el BNG suenan todas las alarmas. Carme Adán hizo una campaña intensa y muy participativa, pero ha sido insuficiente para detener la fuga de votantes, que se ha ido masivamente a En Marea. Si en mayo los nacionalistas desaparecieron de la Corporación recabando solo 6.848 votos (un 4,8%), ayer obtuvieron 4.800, un exiguo 3,3%, lo que supone la pérdida de casi 12.400 papeletas respecto a 2011.

En quinto lugar quedó ayer el Partido Animalista, con 1.975 papeletas, y detrás UPyD, con 1.173. Votaron en Vigo 177.643 electores, 8.653 más que hace cuatro años.