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ELECCIONES GENERALES 2015

El poder de la edad en el 20-D

Los electores con menos de 40 años caen un 13% desde 2011 y los mayores de 60 crecen un 3%

Un elector deposita su voto en unas elecciones // Bernabé / Javier Lalín

Nada es casual en una campaña. Así que Mariano Rajoy jugando al dominó en un bar de Olmedo en Valladolid con tres jubilados y Albert Rivera y Pablo Iglesias hablando de filosofía en la Universidad Carlos III son dos actos estratégicos y muy bien pensados para dirigirse a sus potenciales votantes. Las encuestas apuntan a que PP y PSOE lo tienen más fácil entre los mayores, y Ciudadanos y Podemos entre los más jóvenes.

En unos comicios en las que la elección parece dirimirse entre lo nuevo y lo viejo, la edad de los electores parece cobrar especial importancia. Ciudadanos y Podemos despegan porque se ganan las simpatías de los que aún no saben lo que son las canas o empiezan a peinar las primeras, y populares y socialistas resisten porque cuantos más años cargan sobre el DNI más importancia se le da a la experiencia, y no a la ilusión y las ganas de cambio. Un ejemplo que ilustra la situación: El último sondeo del CIS apunta que el 29% de los mayores de 65 años de edad en España muestra su disposición a votar al PP, el 18,9% al PSOE, pero sólo el 4,9% a Ciudadanos y el 2,2% a Podemos. Si vamos al otro extremo de la tabla, sólo el 9,9% de los jóvenes entre 18 y 24 años apoya a los populares, el 11,2% a los socialistas, mientras que el 14,2% apuesta por el partido de Rivera y el 10,2% por el de Iglesias. A PP y PSOE le han envejecido los votantes, y ellos también ellos han envejecido al tiempo que sus electores.

En esta situación, el voto joven puede ser clave para decidir si en España el próximo 20 de diciembre hay cambio y así la atención se ha centrado en el potencial electoral de los jóvenes, pero hay que advertir de que los votantes de menos edad son menos numerosos que los mayores, tanto en España como en Galicia, y además, acostumbran a ser más abstencionistas, aunque en estos comicios, igual que en todos los habidos desde el estallido de la crisis se ha detectado un despertar de su conciencia política. ¿Cuál es la situación en Galicia?

El perfil electoral de la comunidad es, como no podía ser de otro modo, un fiel reflejo de la sangría demográfica y envejecimiento poblacinal que padece. Cada vez menos jóvenes y más viejos. Este sería el resumen. Así el 28% de los gallegos con derecho a voto el 20-D tienen entre 18 y 39 años, son un 4% menos que hace cuatro años. En el polo opuesto, los electores con más de 60 años son el 36,6%, ocho puntos más que en la franja más joven, y además un 3% más que hace cuatro años. Traducido a cifras absolutas, tal como se refleja en el gráfico, desde los últimos comicios generales hay 96.293 potenciales votantes de menos de 40 años y en cambio hay 24.879 electores más con más de 60 años.

¿Y en la franja intermedia? Los gallegos con entre 40 y 59 años de edad son 30.109 más que en 2011 y suponen el 35% de los electores, cuando hace cuatro años eran el 33%.

Otro dato que refleja hasta que punto Galicia es país para viejos. El próximo 20 de diciembre pueden votar por primera vez en unas elecciones generales 82.531 jóvenes, son la mitad que los que se estrenaban en las urnas en el año 2000: más de 162.000.

En Galicia, pero también en España, el electorado joven es el menos numeroso, pero pueden los analisistas insisten en que pueden ser decisivos en el resultado del 20-D, pero solo lo serán si se movilizan y los nuevos partidos consiguen atraerlos hastas las urnas. Con la aplicación de la ley D'Hondt, al achicarse el porcentaje de votos de los grandes partidos y tener posibilidades de escaño otras dos fuerzas, cualquier voto es decisivo y habrá provincias en que el último diputado se puede dirimir por un puñado de papeletas.

Los partidos de siempre no pueden distraerse. Aunque en política, siempre impera el corto plazo, a medio y largo plazo han de tomar conciencia de que se le mueren los votantes. Es una cuestión de simple superviviencia.

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Galicia, la comunidad donde más adelgaza el censo electoral

  • El censo electoral en España crece un 0,9%. Son 335.123 votantes más que hace cuatro años. Sin embargo, en Galicia, los ciudadanos con derecho a votar caen un 3,4%. Son 41,367 electores menos que en 2011 y además es la autonomía donde más adelgaza el censo de posibles votantes. El 6,5% de los electores de España viven en Galicia.La segunda comunidad que pierde más votantes es Asturias, con un 2,7% de descenso, y la tercera posición la ocupa Castilla y León con un recorte del 2,3%. Otras tres comunidades más sufren rebajas en el censo electoral pero por debajo del 1%: Aragón (0,6%), Castilla-La Mancha (0,35%) y Extremadura (0,31%). Las demás engordan el número de votantes.No extraña que haya menos electores en Galicia, cuando esta misma semana el INE ofrecía nuevos datos de la sangría de la comunidad: En el primer semestre del año perdió 8.300 habitantes, un tercio de los que se pierden en toda España, a consecuencia de los fallecimientos pero también de la emigración, por la crisis económica. Esto supone que cada día el censo de población pierde 46 habitantes, dos más que en 2014.

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