Abordar la eficacia en la comunicación electoral, sus tratados, técnicas o la importancia de los pretests una vez conocidos los resultados es pura digresión o el "ya te lo dije". Y sobre todo en Galicia, eslogan anafórico del PP, los vaticinios de pura certeza sobre quién ganaría no parecen necesitar del impacto las piezas publicitarias de campaña a la hora de elegir siglas. La sintonía armónica de filias y fobias es el campo de cultivo de los profesionales de la estrategia persuasiva en función del tipo de "producto", su ciclo de vida y las concreciones tácticas para lograr penetrar en el target. Y por eso estas líneas se pueden escribir hoy o dejarlas redactadas desde hace una semana, listas para el envío instantes después de que sean oficiales los datos y publicar esta columna. Y entonces, ¿somos tan previsibles?, ¿es cierto que antropológicamente la moderación es parte de nuestra identidad?, ¿es prescindible la propaganda, la publicity??

¿Os acordáis de que Pontón fue a Madrid y tuvimos un gobierno? Consciente de que la condensación y simplificación, ofensiva para algunos, es una percepción, un gesto lo que dispara la popularidad. Y aunque fuera no lo comprendan, el nacionalismo de por aquí no va ladrando autodeterminación para captar votos. Los extremismos no cuajan pero sí mucho una mujer fuerte que pone nervioso por la solidez argumental al experimentado y dialéctico Feijóo.

Las vallas de Gonzalo Caballero eran de partido al igual que todo su periplo por medios con la marca paraguas PSOE amparando su apuesta. Sobrio, sobrino, con convicción en sus palabras pero con un formato antiguo y elaborado con escuadra y cartabón sin salirse de la línea ni en la curva de la sonrisa. Y que en el que los medios virtuales apenas daban un mínimo de engagement necesario para salir vencedor en esta carrera de seducción.

Y a golpe de debate televisivo aparecieron otros rostros de canal, como Bea Pino con un arranque interesante que perdía fuelle a los cinco minutos de micro. También un fotogénico Antón Gómez-Reino, que tenía que presentarse y desligarse del candidato de En Marea, que parecía estar de bajada, Pancho Casal, para no ser arrastrado sin lograrlo. Quizás lo que se extrajo de las citas ante los medios fue dejar nítido que había dos opciones en realidad a pesar de la aparente fragmentación. Se trataba de elegir Feijóo sí o no.

No se equivoquen, ningún partido puede pensar en el silencio como opción comunicativa. Por si alguien lo dudaba. La planificación en medios y soportes del mensaje a lanzar es esencial y rentabilizar la inversión teniendo en cuenta el conocimiento pormenorizado de nuestra audiencia, la clave. Ni es lo mismo llegar a la franja 18-25 que a los X, Y o Millennials. Y claro, los mítines y las campañas en B son sólo para muy creyentes en la causa, así como las acciones de relaciones públicas. Bien es cierto que la pirámide poblacional no invita a hacer demasiadas innovaciones como podría ser prescripción de marca con influencers y se ha extrañado la falta de inventiva.

Creativos no han sido y no es fruto del azar. La estabilidad como rasgo en nuestras selecciones presidenciales, el conservadurismo en formatos y la moderación ganan una vez más. O lo que es lo mismo, la marca Feijóo es la preferida por la mayoría y no se quiere cambiar la rima.

*Vicerrectora de Comunicación e Relacións Institucionais da Uvigo