El día después de que el estallido del pulso interno por la estrategia de Podemos entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón estallase durante la única visita del primero a la campaña gallega, Villares optó por ponerse de perfil ante un conflicto al que es ajeno, pero que ha ensombrecido el gran acto electoral del candidato de En Marea. "Lo necesario es preocuparnos por los intereses de Galicia que son ajenos a esa polémica", declaró el magistrado.

El equipo de campaña rupturista tenía marcada la fecha del desembarco de Iglesias como un momento clave para elevar el grado de conocimiento de Villares, uno de sus puntos débiles, y movilizar a esos 67.000 electores que perdieron entre el 26-J y el 20-D, pero el choque entre Iglesias y Errejón eclipsó todo. En Vigo congregaron más de 2.000 personas, pero en A Coruña no logró cumplir las expectativas de desborde en el territorio de la Marea Atlántica.

Villares esquivó el asunto, pero miembros de la izquierda rupturista reconocían en privado el daño realizado por el choque entre los número 1 y 2 de Podemos, que rompe el discurso de que En Marea se siente en disposición de disputarle al PP la Presidencia de la Xunta. Alexandra Fernández, portavoz de la coalición En Marea en el Congreso, sí deslizó el malestar existente en Galicia por el conflicto, al reconocer que "quizás no sea el momento más adecuado" desvelar las diferencias sobre la estrategia política a unos días de la votación del domingo.

Además, coincidió con Villares en ceñir a Podemos ese debate, que debe "quedarse" en la formación morada y no afectar a En Marea, que superó la fórmula de coalición y se convirtió en partido instrumental el 30 de julio en Vigo.

Más apoyo recibieron Iglesias y Errejón por parte del alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, uno de los dirigentes gallegos más cercanos al primero. El regidor quiso reivindicar la diferencia de la nueva política frente a la vieja, pues la primera revela en público su debate, si bien este se ha producido entre bambalinas desde que el 26-J la alianza entre Podemos e IU no solo no sumó, sino que perdió un millón de votos, aunque mantuvo escaños.

Ferreiro

Ferreiro declaró, informa la agencia Efe, que esas palabras suponen "la normalidad que tiene la diversidad de opiniones". Se trata, sostuvo, de un "debate sano" sobre la estrategia política y que las posturas de Iglesias, partidario de afilar el discurso y endurecerlo para "dar miedo a los poderosos", y Errejón, proclive a un lenguaje más suave que capte a votantes de los partidos tradicionales, "no son necesariamente contradictorias".