Frente al miedo, compromiso con el cambio político y el pacto con PSdeG y BNG. El mensaje acerca de la garantía de un gobierno alternativo al PP de Luís Villares fue avalado esta mañana por la número 3 de Podemos, Carolina Bescansa, que evitó citar el conflicto en su organización para no restar foco a la campaña gallega, que se cierra mañana, y que considera un capítulo clave del cambio. "El lunes por la mañana Luís liderará un gobierno con muy pocas discusiones sobre sanidad, educación o infraestructuras. Habrá matices", declaró para potenciar el compromiso de En Marea de entenderse con la izquierda, aspecto que Podemos y PSOE no lograron sellar a nivel estatal tras las elecciones del 20-D y, de momento, tampoco tras el 26-J.

Villares insistió en que Galicia marcará la senda a seguir también a nivel estatal para tejer un pacto contra las políticas del PP que marcará el cammino a "una Europa social". Bescansa coincidió en que el cambio respecto al régimen bipartidista posterior a la Transición es una realidad, solo cuestión de tiempo. "Esta etapa acabará, pero de forma desigual. Estoy orgullosa de que esta vez Galicia no estará en la cola del fin de ciclo, sino en el principio de la apertura", vaticinó. "Es irreversible", añadió.

Además, puso el acento sobre las dificultades estructurales y legales para impulsar un cambio y que las personas se hagan con las instituciones. "Están hechas para triturarnos", espetó sobre ellas tras dejar una definición sobre la Cámara legislativa. "El Congreso es una súper rueda de hamster para que la gente dé vueltas todo el tiempo sin llegar a ningún sitio. Las instituciones son un mecanismo para paralizar la llegada de la gente", lamentó. El regidor de Compostela, Martiño Noriega, asintió sobre esa afirmación.

Villares, que antes repartió propaganda en el mercado de Abastos de Compostela, también defendió el carácter "nacional" de Galicia, asumido como hilo común entre los impulsores de una nueva formación llegada para quedarse, y censurar la "corrupción regulatoria". "Vimos en los papeles de Bárcenas que muchas empresas concesionarias de servicios eran las principales donantes. Y luego tenían adjudicaciones que no eran ilegales, pero no eran justas", criticó. Promete poner fin a esas prácticas corruptas que cuesta en Galicia 2.200 millones y, en España, 87.000, "más que el primer rescate bancario".

Más clara fue Bescansa. "No vamos a acabar con la crisis si no acabamos con la corrupción", sentenció, aunque citó el coste de esas corruptelas en 40.000, la mitad que su compañero en una conversación en el local de En Marea de Santiago. "Son tres veces los recortes", recordó.