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Pop Cross en Vigo: aquellas locas carreras al volante de un Citroën 2CV

Decenas de «dos caballos» en un circuito embarrado, con derrapes a todo riesgo, adelantamientos inimaginables y algún que otro vuelco. Vigo fue escenario de esta emocionante competición automovilística que causaba furor en los años 70.

Un circuito de tierra con curvas no aptas para ciertas velocidades y decenas de 2CV forzando motor. Eran las locas carreras de Pop Cross, una competición automovilística que causó furor en los años 70 en España y su entorno. En concreto, en los países de la órbita de Citroën (hoy Stellantis) ya que estas pruebas surgieron de los despachos de la factoría de vehículos en España y Francia para dar una nueva y más emocionante vida a los «dos caballos».

Esta iniciativa de marketing buscaba dotar de un halo más moderno, juvenil, arriesgado -y a la vez divertido- a estos coches diseñados originalmente para el campo y los agricultores, y que para entonces ya sumaban más de 30 años en el mercado.

La primera carrera de Pop Cross en nuestro país se disputó en el circuito de tierra del Jarama en 1974. Fue tal su éxito que rápidamente se extendió por todo el territorio nacional, incluyendo a Galicia. Aunque la modalidad de estrenó en A Coruña en 1976, sería Vigo quien acogiese en más ocasiones una competición que puntuaba para los campeonatos español y europeo.

Pop cross: aquellas locas carreras al volante de un Citroën 2CV

Espectadores ayudan a un coche volcado en la prueba del III Campeonato de España celebrada en circuito del relleno de Bouzas en junio de 1977. / Magar

Derrapes, adelantamientos y vuelcos en Bouzas

El relleno del muelle de Bouzas fue escenario en los años 1977 y 1978 de las rondas clasificatorias y la manga final de una prueba que puntuaba para el campeonato de España. Un espectáculo que desataba tantas pasiones entre el público como adrenalina entre los pilotos: derrapes a todo riesgo, adelantamientos inimaginables y algún que otro vuelco sobre la pista. Aquellas locas carreras de 2CV generaban auténtico furor, eran el espectáculo de masas del momento (en el ámbito del motor).  

«Ven a ver coches cuesta abajo y sin frenos. Porque los frenos son para frenar y en el Pop Cross no hay que frenar nunca»; «Ven a ver coches sin ruedas. Todo es posible. Hasta correr sin ruedas y casi sin coche»; «Ven a ver coches que vuelan. Los metros que sean necesarios. En recta. En curva. En subida. En bajada. Cuando menos te lo esperas» o «Por donde pasa no crece la hierba» son algunos de los eslóganes con los que entonces se anunciaba la prueba a toda página en FARO DE VIGO.

Las crónicas del diario decano de 1978 destacan que el evento congregó a 20.000 espectadores en una única jornada, batiendo un «récord mundial de participación»: «Una cifra insólita para cualquier espectáculo deportivo de nuestra ciudad, incluidas las solemnidades futbolísticas».  

Ese año, hasta 86 arriesgados pilotos (42 de ellos españoles) se midieron en las carreras, que consistieron en cinco mangas de 15 vueltas a un circuito de tierra de 1.100 metros.

Pop cross

Vehículos participantes en una prueba de Pop Cross. / Citroën

La afición por el Pop Cross hizo proliferar circuitos y grandes premios en numerosos puntos de Galicia, en los que competían decenas de equipos locales como la Escudería Valle Miñor, la Escudería A Revolta de Vilagarcía, la escudería de Ourense o el Equipo de Pop-Cross de Vigo, Santiago y Madrid.

Pese a la gran acogida del Pop Cross en la ciudad olívica, al año siguiente las pruebas del campeonato de España (el quinto) saltaron a la ciudad de Ourense.

Según avanzó la década de los 80, la modalidad fue perdiendo fuelle hasta que la competición desapareció y las carreras pasaron al formato exhibición.

2CV «de carreras»

Para poder participar en estos circuitos, los 2CV debían convertirse en coches de carreras. Se les exigía unos requisitos: incorporar un arco de seguridad, no contar con puertas traseras y sustituir las lunas por rejillas.

Aunque en su mayoría eran «dos caballos», también había Dyane 6 o Mehari. Podían competir vehículos de 375, 425, 435 o 602 cc, agrupados normalmente en dos categorías: 435 o 602 cc.

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