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Educación y Crianza

Paga semanal a los hijos: ¿cuándo empezar a darla y cuánto dinero?

Si no quieres que tu hijo sea un analfabeto financiero, háblale de la economía familiar con naturalidad y asume la paga como una herramienta educativa más

El dinero tiene que dejar de ser un tabú en los hogares.

En la 'generación EGB' los debates económicos caseros se zanjaban con dos frases gloriosas: “El dinero no crece en los árboles” y “soy tu padre, no el Banco de España”. En 2021, en muchos hogares sigue pasando lo mismo. De dinero no se habla. Es un tabú, como el sexo. Inmenso error. Las finanzas deberían formar parte de la educación casera que reciben nuestros hijos e hijas. Es importante que aprendan el valor de las cosas y el esfuerzo que cuesta conseguir guita.

Hoy, en el Club de Educación y Crianza de El Periódico de Catalunya, hablamos de monedas, billetes, tarjetas de crédito, gastos y ahorros. Lo hacemos de la mano de Amalia Guerrero, licenciada en Administración y Dirección de Empresas, divulgadora y autora de 'En casa las cuentas claras' (Plataforma Actual), una didáctica guía para saber comunicar con naturalidad a nuestros hijos cómo se gestionan la economía del hogar. No podemos criar analfabetos financieros. Para evitarlo, no hacen faltan grandes conocimientos económicos sino sentido común y unos conceptos básicos. El primero, el de la paga semanal.

Paga: simbólica hasta los 10 años

Madre de un niño de 15 años y una niña de 11, Guerrero defiende la paga semanal como una herramienta educativa que permite a los chavales aprender a gestionar el dinero, algo fundamental en la vida. ¿Cuánto dar y cuándo empezar? “Hasta los 10 años debe ser una cantidad simbólica, unos dos o tres euros. A partir de esa edad, se debe aumentar e ir acompañada de una lista de responsabilidades”, explica Guerrero. Los menores administrarán su 'sueldo' para, por ejemplo, alquilar una pista de tenis, comprar una entrada para el cine o participar en el regalo de un compañero. La divulgadora no aconseja ofrecer pequeños honorarios a cambio de realizar pequeñas actividades en el hogar, como recoger la mesa o limpiar la habitación, algo que, en realidad, debe ser una obligación de los hijos y las hijas. La cantidad siempre está en función de las posibilidades económicas de los progenitores. En todo caso, la divulgadora, recomienda una cantidad “a la baja”. Para subirla, siempre hay tiempo. “La paga es una tradición que se está perdiendo en muchos hogares, donde los padres y las madres dan dinero a los hijos cada vez que se lo piden. De esta forma, los niños pueden pensar que el dinero no tiene límite”.

Mejor en efectivo que con tarjeta

Con la pandemia hemos dejado de llevar dinero en los bolsillos y todo -hasta una barra de pan y un litro de leche- lo pagamos con tarjeta. Guerrero, sin embargo, recomienda pagar pequeñas cantidades con dinero físico delante de nuestros hijos, sobre todo cuando son más pequeños. “De lo contrario, pueden atribuirle propiedades mágicas a las tarjetas y pensar que el dinero no se acaba nunca”, destaca la autora. Qué común es que una madre diga a su hijo que no tiene dinero para comprarle el capricho que le está pidiendo y el niño le conteste: pues págalo con la tarjeta.

No compres todo a golpe de clic

Otro mal heredado de la pandemia son las compras 'online'. Son fáciles y rápidas. Por más raro que sea un producto, en dos días lo tienes en casa. “Debemos ser un ejemplo para nuestros hijos y no podemos caer en las garras del consumo irresponsable. Las plataformas nos permiten tener cualquier cosa en casa en menos de 30 minutos, pero deberíamos postergar esa gratificación”. Guerrero pone un ejemplo: si un chaval pide a su padre un regalo, algo que le hace mucha ilusión, ambos pueden acudir juntos a varias tiendas para ver el precio y hacer una comparativa. De esa manera, gracias al autocontrol, tardarán unos días en tomar la decisión de comprar o no ese producto.

Ahorrar como filosofía de vida

¿Es recomendable pedir un crédito bancario para comprar un teléfono de última generación o costearnos unas vacaciones? “No”, responde tajante la divulgadora, que recomienda no vivir por encima de nuestras posibilidades económicas y aumentar la cultura del ahorro, entendida como “una filosofía de vida”. En su opinión, los trabajadores deberían ahorrar al menos el 10% de sus ingresos. “Es un colchón que te permite vivir más tranquilo. Especialmente, si tienes algún problema en tu vida laboral y te quedas en el paro o necesitas un gasto extra por motivos de salud”. Las finanzas en casa siempre deben ser acordes con los ingresos de los padres y las madres, pero, aunque te lo puedas permitir ¿de verdad tu hijo necesita un móvil de última generación de 1.000 euros o unas zapatillas de 150?”, concluye.

El dinero no es malo

Tras impartir charlas en colegios e institutos, Guerrero ha constatado que muchos menores consideran, erróneamente, que el dinero es malo. La realidad es que es neutro, una herramienta más con la que se pueden hacer cosas buenas o malas. Depende de ti. "El dinero no da la felicidad, pero no tenerlo tampoco", concluye la divulgadora.

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