El comercio gallego ya vende más que antes del crac de 2008 pese a perder 10.000 tiendas
La cifra de negocio del sector superó este septiembre por primera vez a la facturación de hace 17 años, justo cuando quebraba Lehman Brothers

Una tienda de muebles anuncia su liquidación por cierre en Vigo. / Alba Villar
Hace mes y medio se cumplieron 17 años de la mayor quiebra de la historia de Estados Unidos. Lehman Brothers —un nombre que difícilmente olvidará cualquiera que la haya vivido—, y tras de sí un extensísimo historial de riesgos y negligencias que desembocaron en toda una crisis financiera global, batacazo empresarial aparte. El pánico y la desconfianza en los mercados se traducían a cierre de 2008 en más de 900.000 empleos destruidos en España, que ascenderían a millones con el paso de los meses y los siguientes años. Aquel septiembre del crac, la antesala de la gran depresión, la cifra de negocio del comercio gallego ya había comenzado a resentirse, pero el mayor impacto aún estaba por llegar.
A precios constantes —los que se emplean para medir el crecimiento real de una economía eliminando los efectos de la inflación—, la facturación del sector arrojaba un índice de 104,5 puntos, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El valor reventó ese ejercicio y desde entonces empezó a caer progresivamente hasta 2012, cuando los ingresos de las tiendas de toda la vida se veían mermados un 19% en comparación. A partir de ahí arrancó la recuperación, casi de forma ininterrumpida hasta 2018, con un retroceso en pleno COVID y un comportamiento estable en 2022, 2023, 2024... Hasta 2025, en el que las ventas han crecido más de un 5%.
Contemplando este repunte, la cifra de negocio del comercio gallego superó este septiembre por primera vez a la de hace 17 años —un índice de 105,4 puntos, un 0,8% superior—. El sorpasso permite afirmar por fin que el volumen de la actividad es el mayor desde 2008, sin que el efecto de los precios distorsione la comparación y con una gran diferencia, eso sí. Y es que hoy en Galicia hay 10.000 tiendas menos —43.500 frente a los 53.500 de antaño— y de ellas más de 3.000 han desaparecido en la provincia de Pontevedra —que alberga unas 16.200—.
¿Significan estos números que los negocios que han sobrevivido se han hecho más fuertes, aprovechando el vacío que han dejado sus vecinos? El gallego Eduardo Abad, presidente de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), no tiene dudas: «La razón por la que se vende más en el comercio aunque haya menos establecimientos se debe a una combinación de concentración, digitalización y cambio en el comportamiento del consumidor». «Aunque hay menos tiendas físicas, las que permanecen suelen ser más grandes, más eficientes y con mayor capacidad de venta», indica, dando cuenta al mismo tiempo del bum de grandes superficies, franquicias o cadenas con presencia online que se ha sentido a lo largo de esta década. «Estas empresas concentran una mayor cuota de mercado, absorbiendo la clientela de los pequeños comercios que cierran. Los comercios que sobreviven suelen invertir más en tecnología, logística, marketing digital y gestión de datos», sentencia.
De la misma opinión es el presidente de la Federación de Comercio de Pontevedra, Iván Iglesias, para quien la clave de la evolución del comercio ha sido la especialización, un aspecto «fundamental» no solo para sobrevivir como negocio, sino para crecer. «El comercio local que va quedando es el comercio muy especializado», apunta, y los nuevos emprendedores son mayoritariamente extranjeros: «Suelen ser gente migrante que quiere emprender. Antes los negocios se pasaban de padres a hijos, pero ahora los hijos no quieren ser esclavos de los negocios como sus padres».
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