Galicia supera los 2.000 puntos de carga pero solo el 5% son rápidos
Casi dos tercios de los postes activos tardan entre tres y 19 horas, incumpliendo el objetivo de la patronal del motor
Anfac afirma que «las dificultades administrativas» paralizan muchos proyectos y el acceso a la red es «un punto crítico»

Cargador de vehículos eléctricos instalado en Vigo. / Marta G. Brea
De nada vale que existan coches propulsados a base de hidrógeno si cuestan un millón de euros, consumen su depósito en segundos o tardan un día entero en repostar. Son ejemplos exagerados, pero ilustran a la perfección cómo el precio, la autonomía y el suministro se configuran como actores clave en la transición verde del automóvil. Sin modelos económicos a los que pueda acceder la mayor parte de la población, con baterías capaces de aguantar lo que hoy duran los depósitos convencionales, si no más, e infraestructuras de carga que funcionen como gasolineras, despachando a la clientela en cuestión de minutos, es imposible que triunfe el eléctrico, en el que están depositadas todas las expectativas de cara a lograr una movilidad sostenible en el ámbito privado. Y es la pata del soporte, la red sobre la que se impulsará la electrificación, la que más flojea de las tres en Galicia.
Tras el varapalo que supuso en el segundo trimestre del año perder puntos de carga activos por primera vez desde que arrancó su puesta en marcha —34 menos, 1.903 en total—, la comunidad ha vuelto a repuntar entre julio y septiembre, según el Barómetro de la Electromovilidad elaborado por la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac). Rebasa ahora, al fin, los 2.000 cargadores de acceso público en funcionamiento: 2.040 para ser exactos, unos 500 más que hace un año. El crecimiento es, pese a todo, ridículamente inferior a los 60 puntos semanales —más de 3.000 anuales— que deberían instalarse para cumplir con los objetivos marcados por la Comisión Europea. Por si con ello no bastase, la mayoría son de baja potencia. Inferior o igual a 22 kilovatios (kW), lo que implica tiempos de carga de un mínimo de tres horas y un máximo de 19. Son más de 1.300 enchufes de este tipo, casi dos tercios del total.
Galicia incumple así la meta que la patronal de la automoción estableció para 2025: que menos el 47% de los postes deberían pasar con creces este umbral —solo lo hace el 35%—. Si se observa la evolución de los cargadores ultrarrápidos —de 250 kW o más, con tiempos de carga de menos de 15 minutos—, la cifra de puntos en suelo gallego cae en picado. Apenas hay un centenar, el 5%.
«El despliegue de este tipo de infraestructura de alta potencia, que permite recargas similares a la experiencia de repostaje de un vehículo de combustión interna, es esencial para el verdadero despliegue del vehículo eléctrico», explican desde Anfac: «Más aun teniendo en cuenta que la tecnología actual de los vehículos ligeros de baterías ya se presenta con potencias de carga superiores a 100 kW e irá incrementándose rápidamente con la introducción de nuevos modelos». «Es además absolutamente necesaria para los vehículos pesados», recalca la entidad, que recuerda que aproximadamente el 67% de los puntos de recarga de acceso público de alta potencia responde a proyectos de fabricantes de automóviles, como los supercargadores que Tesla está impulsando en la península ibérica. «Las dificultades administrativas asociadas al desarrollo de estos proyectos son una de las barreras más importantes en la actualidad, aspecto que tiene paralizados muchos proyectos, siendo un punto crítico el acceso a la red de distribución eléctrica», dice la asociación.
A nivel nacional se contabilizan 2.080 cargadores de 250 kW o más en España, que apenas suponen el 4% de los más de 52.100 ya instalados. En el plano autonómico, las miradas están puestas en aprovechar también más de 730 postes que permanecen inactivos, el 26% de los 2.772 que se contabilizan en Galicia sumando los que están enchufados y los que no. Son 190 más que hace un año.
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