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La crisis de la automoción golpea a CTAG: anuncia un ERE para 150 trabajadores

El centro inicia las negociaciones tras la caída de los ingresos en un 16%

La propuesta incluye un ERTE de hasta 110 días para el resto del plantel

Llegaron a pasar de 1.100 investigadores, hoy son 893

Una trabajadora de CTAG en uno de los laboratorios de O Porriño

Una trabajadora de CTAG en uno de los laboratorios de O Porriño / A. A.

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

Vigo

La automoción de Vigo y su área ha ido esquivado más o menos la crisis global del sector. Stellantis Vigo es una isla, con máximos de producción y carga de trabajo con las exitosas K9 y el «renacido» (a nivel de ventas) Peugeot 2008. Y las plantas de los proveedores, aunque están en un momento de transición, han ido escapando de la gran pérdida de empleo del resto de Europa. Pero el Centro Tecnológico de Automoción de Galicia (CTAG), la joya investigadora de la comunidad vinculada al sector, no ha conseguido eludir esta recesión de la industria. La dirección trasladó a la plantilla el inicio de negociaciones para un expediente de regulación de empleo (ERE) de un máximo de 150 investigadores, al que acompañará un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) de hasta 110 días para el resto de la plantilla, formada por casi 900 personas.

CTAG lleva meses en problemas. Ya este verano, los sindicatos alertaron de una serie de despidos que alcanzaron a 23 personas en mes y medio, entre rescisiones disciplinarias (10, vinculadas al registro de jornada y que fueron impugnados) y objetivas (13, por razones económicas). Desde CC OO aseguraban que estos primeros despidos reflejaban «la magnitud de la situación», y hablaban de la posibilidad de que «la empresa no podría ejecutar más de 30 despidos en una ventana de 3 meses», esquivando así la presentación de un ERE. Pero no ha sido así.

La dirección de recursos humanos del centro trasladó a los trabajadores que «debido a la actual situación del sector de la automoción» y «su repercusión en el mercado», el CTAG abre una negociación con los representantes de los trabajadores para ejecutar un ERE y un ERTE. Este último «afectaría potencialmente a la totalidad de la plantilla». Según los sindicatos, el centro trasladó una caída de los ingresos del 16% respecto a lo esperado en 2024.

Números iniciales

Hugo Méndez, de la CIG, explica que los 150 despidos planteados son «os números iniciais» y esperan poder reducirlos. «Foi unha reunión curta, que non pasou de 10 minutos, na que falaron de levar o dous procesos xuntos, algo pouco habitual», explica. El comité de empresa (formado por ocho miembros de CC OO, siete de CIG y seis del antiguo sindicato Independientes de CTAG) constituirá ahora la comisión negociadora.

Lo que lamentan tanto Méndez como los trabajadores consultados es la descapitalización humana del centro, que en agosto del año pasado con un pico de más de 1.100 investigadores y que ahora, según los documentos presentados por la empresa, son 893. Casi un 20%, al que se sumará ahora los despidos resultantes de la negociación del ERE. «Hai unha tendencia á baixa e desde finais do ano pasado xa había un runrún dun posible ERE», añade Méndez.

El ajuste impulsado por CTAG es de los más abultados que se recuerdan en el sector de la automoción gallego en los últimos años y coincide en el tiempo con las inversiones del centro. Por un lado, un laboratorio de 8 millones de euros centrado en vehículos híbrido, eléctricos, conectados y autónomos en O Porriño; por otro, el nuevo centro en Monçao con su socia portuguesa, ISQ, y las inversiones como la realizada en el Shuttle, su vehículo autónomo de última milla.

Un sector en recesión en la UE

El sector de la automoción está en problemas. Los fabricantes paran plantas, como hace Stellantis con diez factorías, incluidas las tres españolas, y los proveedores activan despidos. Según la patronal Clepa, desde comienzos de 2024 y hasta junio de este año se anunciaron despidos para más de 75.000 trabajadores. Unido a los procesos iniciados por gigantes como Bosch o ZF, la cifra se va hasta los 100.000 puestos de trabajo. «Hay una presión extrema», avisa Clepa.

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