Promega se alía con Escribano para crear torretas de tanques y fragatas

La proveedora gallega escala en defensa, que ya supone el 40% de sus ingresos, y prevé superar los ocho millones este año

Se especializa en el mercado de robots desactivadores de explosivos, con más encargos por la alta demanda del mercado

Francisco Veiga, director general de Promega, delante de su expositor en Mindtech.

Francisco Veiga, director general de Promega, delante de su expositor en Mindtech. / Alba Villar

Vigo

La diversificación, el empuje tecnológico y la agilidad empresarial han convertido a Promega en un actor emergente en el ecosistema industrial gallego, con capacidad para ofrecer todo tipo de soluciones especializadas en mecanizado de alta precisión. La compañía arrancó en 2016 su pequeña aventura que hoy, camino de cumplir su primera década, se salda con la previsión de superar los ocho millones de facturación —un 15% más que en 2024— gracias al importante crecimiento que ha experimentado en el sector de la defensa, que ya representa cuatro de cada 10 euros que ingresa.

Con base en Nigrán, uno de los hitos más destacados de la firma que dirige Francisco Veiga es la alianza que mantiene desde hace dos años con Escribano Mechanical & Engineering, empresa militar referente a nivel nacional para la que está fabricando componentes de torretas instaladas en carros de combate ligeros, en muros y en buques de guerra. En el caso naval, las piezas producidas se integran en sistemas montados sobre fragatas construidas por Navantia y destinadas a la Armada española o a terceros países. Aunque se trata de tiradas reducidas —el pedido para equipar estos barcos contempla un lote de 25 unidades—, «su peso económico y su complejidad técnica son elevados», señala Veiga. Y no cesan los encargos: «Seguimos trabajando de manera dinámica. El flujo es continuo».

En paralelo a ello, Promega sigue exprimiendo su colaboración con la aragonesa Aunav, que ha intensificado su demanda por el tirón que han experimentado las ventas de sus robots de desactivación de explosivos. La compañía gallega participa en el diseño y desarrollo de parte las piezas necesarias para ensamblar estos dispositivos, representando su aportación un tercio del producto final.

Y lo hace al mismo tiempo que vuela en el nicho de la aeronáutica, que ha recuperado fuerza tras varios años de ralentización. Es, de hecho, el otro gran pilar del negocio de la empresa, que tiene en cartera «una fuerte carga de pedidos para utillaje», tanto para aviación comercial como militar. Estos proyectos proporcionan una mejor planificación que la defensa, donde los contratos suelen adjudicarse en plazos más cortos y con una previsión menos estable.

La firma gana 1.000 metros cuadrados

El aumento de actividad de Promega ha requerido casi simultáneamente que ampliase sus medios disponibles, y la firma nigranesa lo ha hecho adquiriendo una cuarta nave en Porto do Molle. La empresa ha incorporado en las últimas semanas unas nuevas instalaciones de 550 metros cuadrados de taller y dos plantas de oficinas de 200 metros cada una. La nave industrial acogerá dos nuevas máquinas de última generación valoradas en más de dos millones. 

«Esta inversión no solo impulsa nuestra capacidad industrial, sino que nos permitirá asumir trabajos de mayor volumen, más precisión y mayor valor estratégico», pone de manifiesto Veiga.

Orientada sobre todo al sector de la automoción en sus inicios, Promega diversificó pronto para anticiparse a la pérdida de peso del motor en Europa. En 2018 dio el primer gran paso: se certificó entonces en la AS9100, estándar exigido a los proveedores aeronáuticos. La colaboración con compañías como Aciturri terminó de consolidar su posición en un mercado más complejo, pero también con más proyección tecnológica e industrial.

Junto a la defensa y la aeronáutica, la compañía ha diseñado parte del equipamiento de proyectos como LifeSeeker, un sistema de localización de personas desde drones o helicópteros desarrollado por Centum.

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