La última botadura de Astilleros Amado

Manuel David Amado Castiñeiras dice adiós al sector naval. A sus casi 80 años, este miembro de la cuarta generación de una familia gallega de constructores de barcos ha decidido dar un paso a un lado y poner a la venta el astillero que lleva su apellido. «Para mí es una pena, es como si me quitasen la columna, pero con mi edad ya no puedo seguir», lamenta el veterano empresario, que en unas semanas vivirá la que con toda seguridad será su última botadura, la del pesquero Nuevo Carabel.

Aunque Astilleros Amado fue fundada en 1970 por Domingo Amado, la tradición familiar se remonta a 1920. «Entonces mi abuelo ya tenía un taller», explica el actual dueño, cuya familia se fue más tarde a O Freixo, en la localidad de Outes, en plena ría de Muros-Noia, para iniciar la actividad.

A través de una publicación en redes sociales, la histórica atarazana anunció que «alquila o vende sus instalaciones». «Está listo para trabajar, solo es venir y empezar», comenta Amado, que no ha pensado todavía un precio concreto para los interesados: «Veremos qué es lo que ofrecen».

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El motivo, explica, es que su hijo está enfermo y juntos decidieron vender las instalaciones en las que la familia comenzó trabajando en madera, como carpintería de ribeira, para más tarde pasarse al PRFV (Poliéster Reforzado con Fibra de Vidrio). Hoy cuenta solo con cuatro trabajadores.

Construcciones

De la primera etapa en madera hay construcciones singulares, como una réplica de la carabela Santa María. De la segunda, son varias las embarcaciones de recreo o profesionales que trabajan por el noroeste del país. La última de estas será el volanteiro Nuevo Carabel, de 19 metros de eslora por 5,3 de manga.

Una vez finalizado tendrá como destino Malpica, donde sustituirá precisamente a otro barco de madera, el Carabel. Será la última gran botadura de Amado, el fin de una saga naval en Galicia.

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