Los gallegos gastan más que nunca en alimentos pese a hundirse el consumo

El desembolso por persona alcanzó los 1.855 euros en 2024

Los hogares optan por productos más baratos y se disparan los preparados

El aceite de oliva cae otro 6%

Gente de compras en un supermercado con la cajera atendiendo a clientes.

Gente de compras en un supermercado con la cajera atendiendo a clientes. / Marta G. Brea

Julio Pérez

Julio Pérez

Vigo

La cesta de la compra es un termómetro de la economía. No hay nada que mejor refleje la respuesta de las familias a los vaivenes de la inflación. Los alimentos y las bebidas no alcohólicas representan casi el 20% del cálculo del Índice de precios al consumo (IPC) en Galicia. Lo que pagamos en el supermercado depende de si hay o no buenas cosechas, tensiones en las cadenas de suministro globales e, incluso, buenas perspectivas de crecimiento en las grandes potencias mundiales, donde se concentra buena parte del consumo de materias primas. Es también un espejo privilegiado de los cambios sociales: desde el avance de la digitalización con el tirón del online, al ritmo vertiginoso del día a día y las largas jornadas laborales, que marcan qué productos se buscan y el horario de apertura de los establecimientos. Se vio muy bien durante los meses más duros de la pandemia. Con el confinamiento y el cierre de la hostelería, la demanda se disparó a niveles históricos. Algunos sectores como la pesca confiaban en que la vuelta a cocinar en casa y el furor por la comida de calidad viniesen para quedarse. Pero no está siendo así.

Consumo

Cada gallego consumió de media 599,08 kilos en 2024, un 0,7% menos que el ejercicio anterior, según el balance que acaba de publicar el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Van cuatro años ya de caídas consecutivas desde el máximo histórico registrado en 2020, cuando alcanzó los 709 kilos per cápita. Ahora mismo la demanda se sitúa en el nivel más bajo de los últimos 25 años.

Gasto

Todo lo contrario al gasto. El desembolso por persona escaló el 1,4%, hasta los 1.881 euros. Supera con creces el dato de la crisis del coronavirus, unos 1.810 euros. Nunca antes los gallegos habían gastado tanto en alimentación a pesar del hundimiento de la demanda. Detrás está la inflación acumulada, especialmente tras las sacudidas de 2022 y 2023, que dejaron un encarecimiento en la cesta de la compra para los hogares de la comunidad del 11,2% y el 11,7%, respectivamente.

Demanda de la alimentación

El volumen total de alimentos adquiridos en Galicia sube ligeramente (0,3%) porque, aunque el consumo per cápita es inferior, la población repuntó también en un porcentaje parecido gracias, sobre todo, a la migración. La factura creció más, el 2,4%. Rozó los 5.165 millones de euros. La demanda de alimentación y bebidas para el consumo doméstico en todo se contrajo el 0,2% en el conjunto del país, mientras el gasto medró el 2,6%. «En comparación con la época anterior a la pandemia, el consumo en el hogar es significativamente menor que en 2019, con una disminución del 6,4% —señala el organismo liderado por Luis Planas—. Sin embargo, el notable aumento del 28,9% en los precios medios ha llevado a que el mercado agroalimentario genere un 20,6% más de ingresos que en 2019». El consumo per cápita mermó en 49,5 kilos y el desembolso aumentó en 280,1 euros.

«La estabilidad relativa del consumo en 2024 está asociada a un consumo más responsable, más sostenible medioambientalmente hablando y con un menor desperdicio alimentario en comparación con 2023», explica el informe del ministerio, que apunta a los hogares encabezados por menores de 35 años por la cesta de la compra más «variada, manteniéndose los alimentos saludables, claramente asociados a la dieta mediterránea» y criterios «de practicidad».

Empuje de los platos preparados

De ahí el empuje de los platos preparados en Galicia. El consumo per cápita rebotó casi el 14% y un 17,6% el gasto. Los otros artículos con mayor avance de la demanda fueron la cerveza (7,5%); el yogur (6,1%); el agua envasada (5,7%); y las legumbres (5,5%). En el otro lado de la balanza están en zumo (-14%), el vino (-13%) y el azúcar (-11%). Pese a la bajada del IVA, el aceite de oliva mantiene su desplome. El consumo menguó el 6%, pero el gasto, inflado por los todavía altos precios, aumentó casi el 20%. El de girasol sigue ganando cuota: 1,3% de alza.

Hay una clara tendencia a buscar productos más baratos. En la carne, con una bajada en general del 0,7%, sobresale la subida del pollo (4,5%). Aumentaron también las pastas (3,3%) y las conservas de pescado (2,7%). El consumo de pan y fruta se redujo el 0,9%; el 1,3% la leche; un 2,6% los huevos; y el 3,3% las patatas. El descenso de las hortalizas saltó el 6%.

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