EiDF sale de la situación de quiebra técnica
El grupo logra 4 millones de ebitda positivo a pesar de la merma del negocio y 48 millones de pérdidas

EiDF presenta este 2025 como «un auténtico reto» que aspira a superar de la mano del relanzamiento de la actividad comercial «centrándonos en autoconsumo-eficiencia y comercialización de energía limpia»; la conexión de los 40 megavatios (MW) en parques de fotovoltaica ya construidos; y la implementación del Proyecto Ícaro para integrar al completo todas las áreas del grupo en un software de gestión empresarial (ERP) único, «facilitando el control, la calidad de la información y el establecimiento de altos estándares de calidad». La compañía intenta dejar atrás los tiempos convulsos. El pasado año afrontó «una situación de estrés», como reconoce en sus cuentas, por la «profunda reestructuración interna» que se saldó con la salida de Fernando Romero. «El negocio comienza a reorientarse a proyectos de valor, que permiten al grupo obtener un ebitda positivo con una menor cifra de negocios», resalta el nuevo equipo liderado por Eduard Romeu en la presidencia y Joan Gelonch de consejero delegado.
La facturación de EiDF mermó un 27%, hasta los 138,8 millones de euros, «en un contexto de crisis generalizada en su sector» por el freno del autoconsumo tras la normalización de los precios de la energía. Aún así, el ebitda superó los 4 millones. La compañía cerró el ejercicio con 48,8 millones de pérdidas, un 8% más que en 2023 (45,2 millones), «cifra consecuencia del impacto de operaciones extraordinarias realizadas» para el saneamiento del balance. Entre ellas, cita la venta de la comercializadora ODF, la liquidación de 16 sociedades sin actividad, la aportaciones de la joint venture de la propia EiDF y Atitlan, el resultado financiero negativo (-29,2 millones) de la conversión de préstamos convertibles y «la desvalorización de activos provenientes de operaciones de años anteriores».
«El resultado consolidado del ejercicio, si bien negativo, no debe opacar que estamos tomando las decisiones estratégicas y operativas correctas», valora Joan Gelonch. «Hemos llevado a cabo profundos cambios para garantizar la viabilidad del grupo —añade— y encauzarlo hacia una senda de solidez y crecimiento».
Las cuentas de 2024, presentadas esta vez a tiempo, traen la reformulación de los números también del año anterior para «mostrar la imagen fiel» de la matriz y todas sus filiales. «Esto implica aflorar más de 38 millones de pérdidas», reconoce EiDF. En paralelo hay un buen hachazo a la deuda financiera, que se reduce un 54% (hasta un saldo de 55,6 millones); el fortalecimiento del fondo de maniobra consolidado (pasa de 3,7 a 4,7 millones); y una inyección de más de 33 millones al patrimonio neto, que sale de los números rojos de 2023 (-10,9 millones) y aleja la sombra de la quiebra técnica.
El auditor, que en 2022 se negó a avalar las cuentas y siguió poniendo pegas en las de 2023, confirma la puesta en marcha de medidas para «solucionar debilidades significativas en el control interno». Como la mayoría de mejoras se lanzaron en la segunda mitad del año, no descarta que puedan aparecer «otras cuestiones no identificadas hasta la fecha».
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