Pérez Rumbao compra Madera Fiber e invertirá 10 millones en O Porriño
El grupo gallego proyecta un concesionario de vehículos industriales en las instalaciones de la antigua Faurecia que abrirá sus puertas en 2027 y empleará a más de 50 personas

Vista exterior de la planta de Madera Fiber, antigua Faurecia, en O Porriño / Marta G. Brea
Pérez Rumbao cerró un histórico 2024 pisando el acelerador, con el hito que supuso absorber los concesionarios del Grupo Tartiere a comienzos de año e incrementando un 20% su volumen de negocio, por encima de los 600 millones de euros. Redoblando su apuesta por seguir creciendo en el campo de la movilidad sostenible, la compañía incorporó además la marca BYD en Galicia y Asturias para reforzar su red comercial en pleno bum de los modelos eléctricos e híbridos enchufables de la firma asiática, que se agregó a un extenso catálogo que aglutina una veintena de enseñas de turismos y vehículos comerciales, así como otras tres de camiones. Es en este último segmento, el industrial, en el que la compañía gallega líder del sector de la automoción dará su siguiente gran paso, concretamente en O Porriño. El conglomerado que dirige Joaquín Pérez Bellido ha adquirido las instalaciones de Madera Fiber, antes propiedad de la multinacional francesa Faurecia y que recientemente se adjudicaron en una subasta con motivo de la liquidación de la sociedad por casi cinco millones de euros.
El centro recuperará la actividad, volverá el empleo, y continuará asociado al gremio en el que trabajaba hasta que echó el freno por su situación de insolvencia, aunque reconvertido. Deja atrás su vida en el campo de la producción —en la fábrica que se extiende sobre el perímetro, en su conjunto más de 43.000 metros cuadrados, se forjaban paneles, insertos y guarnecidos de puertas de coches y paneles traseros de asientos— para dedicarse a la distribución. Y el volante lo coge una empresa de referencia y con raíces. De herencia familiar y centenaria.
Megaconcesionario
Con centros productivos en Ourense y Portugal, la gallega Pérez Rumbao posee además 10 instalaciones especializadas en la comercialización de vehículos industriales como camiones tipo hormigonera, tres ejes o cuatro ejes, todos ellos bajo las marcas Inturasa (Pontevedra, O Porriño, Ourense, Santiago, A Coruña y Lugo), Novo Camión & Bus (Lugo y Oleiros) y Volvo Trucks (A Coruña y Asturias). El objetivo con la adquisición de Madera Fiber es construir un nuevo megaconcesionario que abarcará cerca de la mitad de la superficie y en el que se invertirán entre ocho y 10 millones de euros. La intención es que las obras arranquen a comienzos de 2026, una vez se hayan conseguido todos los permisos necesarios para llevar a cabo la actuación, y abrir las puertas en 2027.
El grupo que capitanea Pérez Bellido llevaba tiempo buscando un solar de estas características para continuar expandiéndose y ante la «oportunidad» que supuso la subasta de los antiguos terrenos de Faurecia no se lo pensó dos veces. La compañía irá creciendo en personal y volumen de negocio «según se vaya consolidando la actividad», apuntan desde la misma en declaraciones a FARO, que a mitad del pasado mes de febrero ya adelantó que era una empresa del sector del automóvil la que se había hecho con el perímetro, que incluye 9.000 metros cuadrados de superficie construida: 7.500 metros de nave industrial y 1.600 metros de oficinas. La previsión que baraja es crear entre 50 y 100 empleos, que en todo caso se ajustarán a la evolución del proyecto, y que las nuevas instalaciones sean capaces de facturar 40 millones de euros anuales.
Futuro de esperanza tras una quiebra «culpable» que se cobró 100 empleos
Hay futuro. La antigua planta de Faurecia en O Porriño recuperará la vida que perdió tras la descapitalización de la empresa que hasta ahora ejercía como propietaria: Madera Fiber, en concurso de acreedores desde hace más de un año tras ser víctima de un entramado parasitario en el que participó la multinacional francesa —a la que la administración concursal, el bufete Lener, culpabiliza de la quiebra de la factoría junto a tres directivos del fondo buitre que compró la firma y otras siete compañías «cómplices»—.
Las instalaciones llevaban siendo deficitarias desde 2016, acumulando casi 13 millones de euros en pérdidas año a año hasta 2021, y Faurecia decidió «matar dos pájaros de un tiro» deshaciéndose de sus más de 100 trabajadores. El grupo galo entregó la carga social de su fábrica a Madera Fiber, en manos del fondo buitre alemán Callista y que sirvió de vehículo para fraguar la operación, con la que evitó tener que cerrar y hacer frente a una millonaria indemnización por despidos. Pero antes de hacerse efectiva la venta, por un euro, Faurecia se garantizó el suministro de las piezas que seguía necesitando a través de un contrato que asfixió a su planta y la condenó a la quiebra desde su transmisión.
El importe final por el que se han adjudicado los terrenos supone más del doble de lo que pagó Freilouro Investments por las instalaciones en medio de la descapitalización de Madera Fiber, lo que hizo que la administración concursal solicitase a la Justicia la restitución del solar por haberse malvendido a un precio muy por debajo de su valor. El traspaso a Freilouro Investments se hizo por solo 2,3 millones de euros, cuando diferentes firmas especializadas en tasaciones concluyeron que su valor duplicaba dicha cifra.
- Una playa de Galicia se cuela en el ranking de las 50 mejores del mundo en 2025: es la única de España en la lista
- Los acusados de boicotear a un hipermercado de Vigo por vender productos israelíes: «Lo volveríamos a hacer»
- Una mujer sobrevive al impacto de un rayo que mató a 22 de sus vacas en Rodeiro: «El trueno fue tremendo, un gran susto»
- Micosis fungoide: así es el cáncer raro que se confunde con otras enfermedades de la piel
- Sabotaje a Mi Vestidor Azul
- El juzgado saca a subasta el edificio de Travesía que lleva años abandonado
- Vigueses de más de 80 años, «tirados» en Pontevedra de madrugada por el Imserso
- Peregrinaje contra el alcoholismo: «Creía que iba a las discotecas a bailar, pero iba a beber para tener esa chispa»