La automoción gripa en el norte luso con un millar de despidos en 100 días
Las 364 salidas de la japonesa Yazaki se unen a los ERE por los cierres de Coindu y Cablerías | Las nuevas inversiones se frenan a excepción de la «gigafactoría» de Sines

Exterior de la planta de Coindu, que cerró dejando a 350 personas sin trabajo. / Coindu

Portugal se convirtió en los últimos años en un polo de concentración para empresas del sector de la automoción. Atraídas por una mano de obra más barata, ventajas fiscales y suelo prácticamente regalado, los proveedores buscaban en el país vecino establecer sus bases de operaciones para proveer a Stellantis Vigo, a los pocos fabricantes asentados en suelo luso y a algunos del resto de la península. La situación hacía que semana sí y semana también se fuesen conociendo inversiones, tanto de nuevas firmas como de ampliaciones de las allí situadas. De un tiempo a esta parte la realidad es bien distinta y a excepción de la gigafactoría de baterías de la china CALB en Sines (al sur de Lisboa) o la de llantas de Citic Dicastal en Águeda (al norte de Coímbra y que no acaba de arrancar), parece que Portugal ha llegado a un punto de saturación. De hecho, esta etapa de crecimiento se ha visto arrastrada por la incertidumbre del sector, lo que ha provocado que solo en los últimos cien días se hayan conocido el cierre de dos plantas y la pérdida de un millar de empleos.
A finales de la semana pasada los medios portugueses avanzaban una nueva tanda de despidos en el sector. En este caso corresponden a la japonesa Yazaki, que anunció la salida de 364 trabajadores en su planta de la localidad de Ovar, situada en el distrito de Aveiro. Al parecer, la decisión se toma debido a la «actual situación crítica de la industria automóvil europea» y a que «la transición a la movilidad eléctrica avanza a un ritmo más lento del previsto».
El movimiento de Yazaki Saltano, como es conocida la factoría proveedora de Stellantis, se une a otras pérdidas de empleo en el sector que se conocieron en las últimas semanas. La más importante es la de la planta de Coindu en Arcos de Valdevez, cuyo cierre con la desaparición de 350 puestos de trabajo se dio a conocer a finales de noviembre. Junto a estos están los 250 que se pierden en Valença con la crisis que vive la gallega Cablerías Auto, una situación que ha afectado a todo el grupo, incluyendo las instalaciones de O Porriño y de Tánger, en Marruecos.
A la espera de saber qué pasará con los 40 puestos de trabajo que están en peligro —según denunció el sindicato luso SIMA (Sindicato das Indústrias Metalúrgicas e Afins)— en la planta de Gestamp en Vila Nova de Cerveira, en total son un millar de trabajos perdidos en tan solo un centenar de días. En la otra cara de la moneda, los anuncios de nuevas inversiones y de la llegada de proveedores se han ido ralentizando.
Más allá de las inversiones englobadas en el Plano de Recuperação e Resiliência (PRR) de los fondos Next Generation, en los últimos años son dos las grandes noticias que dejó en este sentido el tejido de proveedores del motor. Por un lado, el desembarco de la china CALB (siglas para China Aviation Lithium Battery Technology) en Sines, que firmó ya en noviembre de 2022 un memorando de entendimiento con la entidad pública Aicep para su primera incursión en el continente europeo. Eso sí, no fue hasta febrero de este año cuando concretó la inversión prevista de 2.000 millones de euros y la creación de unos 1.800 empleos directos.
Otra empresa china, Citic, protagoniza la otra gran inversión del auto en Portugal. Aunque, al contrario que CALB, parece haber quedado en stand by. En diciembre de 2023, la localidad de Águeda, situado aproximadamente a medio camino entre Oporto y Coímbra, logró confirmar una inversión de 180 millones de euros para la creación de la planta de llantas de Citic Dicastal, arrebatándole así el proyecto a Galicia. Sin embargo, desde entonces tan solo se conoció el inicio de los estudios medioambientales, en junio del año pasado, mientras la empresa guarda silencio sobre el proyecto y continúa creciendo en Marruecos.
Para intentar dar una vuelta a esta situación, el Gobierno de Portugal cuenta con dos armas: por un lado, la ampliación de la factoría de Stellantis Mangualde; por otro, la reciente asignación del modelo eléctrico low-cost de Volkswagen a su fábrica de Autoeuropa, en Setúbal. Según el Ministério da Economia portugués, el coche, bautizado como ID. EVERY1, deberá «atraer nuevos proveedores» e inversiones.
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