Los vinos gallegos temen un nuevo hachazo comercial de Trump a las Rías Baixas
Las bodegas con presencia en EE UU reforzarán su marca y a sus socios importadores para proteger un negocio de más de 20 millones
También diversificarán, con especial foco en Canadá: «Nuestro trabajo debe ser seguir apostando por la calidad, por hacer bien las cosas»

Trabajos de vendimia en bodegas de la Denominación de Orixe (D.O.) Rías Baixas. / FdV
Donald Trump ha pisado el acelerador y está demostrando ser el presidente más impulsivo que se recuerde en la historia de la Casa Blanca, especialmente duro con sus aliados en Occidente por sus marcadas discrepancias ideológicas. La política proteccionista que predica de boca se ha materializado ya, en el poco recorrido de su segundo mandato, en un primer zarpazo comercial para el acero y el aluminio extranjero, y el republicano ha advertido que no será el único golpe tras avanzar que impondrá «aranceles recíprocos» para paliar el déficit que Estados Unidos mantiene con la Unión Europea y el impacto que a sus ojos supone el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) para el crecimiento de sus exportaciones. A priori, no es factible que Washington pueda fijar barreras discriminatorias selectivas a España ya que los Veintisiete son un bloque y actúan como tal, pero pasaría desapercibida al menos en lo que a sus relaciones con el país americano compete: arroja un saldo negativo de 5.000 millones de euros, no es un blanco a atacar. Aun así, en esta tesitura tan delicada como impredecible, es imposible que industrias como la vitivinícola —sobre todo la gallega y dentro de ella la asentada en las Rías Baixas— no teman un hachazo como el que hubo en la anterior era del magnate conservador, cuando fijó un arancel del 25% que se cebó con el albariño.
La ofensiva de 2019 —un daño colateral para el sector del vino por la disputa entre Boeing y Airbus— emerge otra vez, un sexenio más tarde y con la paz que trajo consigo el gobierno del demócrata Joe Biden entremedias, como un déjà vu. La idea de que se apliquen nuevas cargas extraordinaria a los cientos de miles de botellas que elaboran y distribuyen al otro lado del charco las bodegas de la comunidad autónoma no es descabellada; y aunque de momento no hay ningún anuncio concreto, las empresas ya se preparan para lo peor.
«En crisis, las marcas que se han centrado en trabajar su imagen han salido reforzadas», apuntan desde una de las principales compañías vitivinícolas de Galicia con más peso comercial en EE UU. Conforme explica, la mayor parte de las firmas están trabajando para reforzar su presencia y la relación con sus socios importadores en el país americano, con los que mantienen «una relación de muchos años e incluso décadas», a la vez que apuestan por seguir diversificando su cartera de destinos, con especial foco en Canadá.
Y es que la guerra comercial abierta entre Trump y su vecino del norte puede abrir «una oportunidad de negocio» para las bodegas gallegas en la nación de Justin Trudeau, con gran presencia de vinos estadounidenses que se están viendo penalizados por este coche interterritorial. «Ya está habiendo mucho movimiento en los monopolios de reducir el portafolio de estos vinos», esgrimen desde otra de las empresas consultadas por FARO. «En el caso de que se vuelva a fijar un arancel, esperamos que tenga un periodo de carencia que nos permita enviar el vino de esta añada antes de que entre en vigor», matizan. «Tenemos mucha mercancía allí nacionalizada, no comenzaríamos a notar los efectos hasta seis meses u ocho meses después», indican asimismo desde la primera empresa.
Que haya aranceles sí o sí «impactará en el sector», ratifican ambas firmas. De igual modo se pronuncian desde otra bodega con base en Galicia que estos últimos años ha crecido en Estados Unidos pese a no ser su mercado más importante en ventas, afirmando que «si hay trabas a nivel negocio que dificulten la competitividad, la apertura de mercado va a ser muchísimo más difícil». «Para nosotros no es una traba sobre los productos que tenemos, porque no es un volumen de facturación grande, pero sí que lo es para la apertura de nuevas líneas de negocio», remarca.
Más dinero en juego que en 2019
Un nuevo hachazo de Trump al vino gallego no será beneficioso para nadie; tampoco para el consumidor de albariño estadounidense, que lo pagará más caro. La diferencia entre 2019 y el pasado 2024 es que las empresas vitivinícolas asentadas en las Rías Baixas venden casi un 30% más (2,92 millones de litros) y un 35% más caro (a un precio medio que ronda los 8 euros). El valor comercial prácticamente se ha duplicado, disparándose un 75% hasta los 23,5 millones de euros. En otras palabras, ahora hay más dinero en juego.
Para Ramón Huidobro, secretario general del Consello Regulador de la Denominación de Orixe (D.O.), es necesario «mantener la cautela» y esperar al desenlace de la ofensiva comercial. «Nuestro trabajo debe ser seguir apostando por la calidad, por hacer bien las cosas y por tener un vino diferente que le guste al consumidor americano para que pase lo que pase podamos seguir creciendo. Ya lo hicimos en su momento y salimos reforzados», señala. En las provincias de Ourense y Lugo, menos afectadas por el impacto, también se muestran prudentes sobre cómo actuar. «Mientras solo sean palabras, no vamos a tomar ninguna decisión. En el momento que suceda algo, nos reuniremos y valoraremos qué hacer», evidencia Marcos Prada, presidente del Consello Regulador de la D.O. Valdeorras. «A nosotros afortunadamente no nos afectaría demasiado, el 90% se queda en Galicia, pero estaremos atentos a la situación», expone por su parte Antonio Lombardía, presidente del Consello Regulador de la D.O. Ribeira Sacra.
El vino gallego no es el único blanco de la diana comercial a la que dispara Donald Trump. El órdago del republicano arriesga un negocio de 800 millones de euros con Galicia en el que también se juegan mucho el metal, la conserva, la pesca, la automoción, la madera o el granito, que son las actividades más expuestas al previsible nuevo escudo arancelario de Estados Unidos con Europa. Los empresarios gallegos llaman al «diálogo» para que las restricciones sean mínimas y la economía gallega siga creciendo al ritmo que lo ha hecho estos últimos años: «La negociación y la búsqueda de soluciones serán esenciales».
Europa reaccionará de forma «firme»
«Los aranceles injustificados a la UE no quedarán sin respuesta. Tomaremos contramedidas proporcionadas y claras», señaló este viernes la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, desde Múnich, tras la nueva orden ejecutiva firmada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con la que pretende imponer aranceles a los productos de todos los países que graven las importaciones desde Estados Unidos.
Von der Leyen se encuentra en la ciudad alemana para participar en la Conferencia de Seguridad en la que se verá las caras con varios cargos importantes de la nueva Administración Trump. «Estados Unidos es y seguirá siendo nuestro socio más cercano; por supuesto, siempre estamos dispuestos a encontrar soluciones mutuamente beneficiosas con Estados Unidos», indicó la presidenta.
En un comunicado difundido antes de las palabras de Von der Leyen, la CE aseguró que reaccionará «firme e inmediatamente» y acusó a Estados Unidos de tomar estas medidas contra «políticas legales y no discriminatorias». Por ahora no ha respondido aún a los aranceles del 25% sobre el aluminio y el acero.
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