Atunlo llega al «día D» sin garantías de continuidad: «Sin la banca no hay plan»
La división entre los acreedores mantiene en vilo a la pesquera, que el lunes cierra el plazo de adhesión a su propuesta de convenio
Necesita el «ok» de créditos por 40,68 millones

Empleados en la factoría de Atunlo en Cambados, especializada en túnidos crudos y congelados. | / Noé Parga

Los periodos de adhesión a una propuesta de convenio pueden ser más que agónicos. Lo saben bien, por ejemplo, en el equipo de Deloitte, consultora que ejerció de administradora concursal de Pescanova SA (vieja Pescanova). El viernes 22 de mayo de 2015, con un intensísimo calor en la sala, el Mercantil de Pontevedra celebraba la vista para la votación de los planes de diez filiales de la compañía; se trataba, en esencia, de salvar o no su músculo industrial en España. Pendían de un hilo dos de ellas, Frinova (O Porriño) y Bajamar Séptima (Arteixo), que finalmente lograron salvarse.
La plantilla de la primera siguió la jornada a través del directo realizado entonces por FARO en su edición digital, pero la sensación de susto tardó en disiparse pese a la celebración final. Atunes y Lomos (Atunlo) otea un escenario similar ahora, de total incertidumbre, a las puertas de que se cierre el plazo de adhesiones para la propuesta con la que aspira a salvarse de la liquidación y, a la postre, aspirar a ser protagonista de nuevo en la industria española de elaborados de productos del mar. El lunes, 10 de febrero, será el día decisivo.

Información de FARO sobre la jornada de votación de los convenios de filiales de Pescanova SA / FdV
Hay una división evidente entre los acreedores con capacidad de voto, como ha constatado este periódico en múltiples fuentes vinculadas al proceso. «Sin banca no hay plan», resume una de ellas. El hecho es que al menos uno de los bancos afectados por la insolvencia de la compañía tiene intención de rechazar la proposición de Atunlo. «Si ellos votan en contra, el nuestro no servirá para nada porque hace falta su apoyo», indican, por otra parte, desde una de las entidades.
El campo de juego es el siguiente: el pasivo ordinario de Atunlo asciende a 62,59 millones de euros, de una deuda total de más de 120 millones. Para que la propuesta de convenio quede aprobada —ya fue validada, con condiciones, por la administradora concursal— necesita el 65% del «ok» de los créditos ordinarios, teniendo en cuenta que la quita es de un 70% y el plan de pagos se alarga 8 años. De modo que a la compañía, que hasta 2022 fue la mayor comercializadora de túnidos de España, le hacen falta —voto favorable— 40,68 millones de esos créditos. El optimismo va por barrios; pero se deja ver en pocos, de momento.
Las cuentas
Pero incluso si el pool bancario respaldase de forma unánime el plan de rescate, la pesquera tiene que convencer a muchos más acreedores: la banca tradicional suma 27,44 millones de créditos ordinarios; establecimientos de crédito como Finalbión o Workcapital, otros 5,22 millones. «Hay gente que está muy quemada con todo este proceso y va a decidir que no», abunda el abogado de varios acreedores. Otros, aún con la misma sensación, ya han firmado su «sí».
De acuerdo a la información recabada por FARO, Atunlo necesitaría el respaldo de al menos cinco bancos —de ocho afectados—, los tres establecimientos de crédito, las administraciones públicas —Ministerio de Economía, Agencia Tributaria, Tesorería General de la Seguridad Social y Cesce— y acreedores comerciales por importe superior a otros 4,5 millones de euros.
El reto para Atunlo es convencer a sus acreedores que, pese a la severa crisis por la que atraviesa —y a que su propuesta implica un «sacrificio importantísimo»—, está en disposición de generar caja para ir pagando deudas, amén de recuperar la confianza perdida de proveedores y clientes. La administradora concursal dio a la unidad productiva —a enajenar en un proceso de liquidación— un valor de 33,056 millones de euros; Atunlo se compromete a devolver, hasta 2034, cerca de 40 millones.
«SOS» de la plantilla de Cabo Verde
La de Mindelo es, a excepción de la de Vila Nova de Cerveira —propiedad a partes iguales con Marfrío— la factoría industrial más reciente de las desplegadas por Atunlo. También la más intensiva en mano de obra, ya que llegó a contar con medio millar de trabajadores. Está en situación de lay off desde febrero del año pasado, sin actividad; el Gobierno de Cabo Verde ha asumido la búsqueda de comprador dada su relevancia para la economía local.
Pero todo continúa en un impasse y las en torno a 200 personas que continúan en plantilla llevan meses sin cobrar.Este martes protagonizaron otra concentración para urgir sus despidos, ya que no pueden buscar otro trabajo. «Estamos lanzando una petición de socorro», resumió el portavoz del Sindicato de Indústria, Serviços Gerais, Alimentação, Construção Civil (Siacsa), Heidy Ganeto.
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