El órdago comercial de Trump arriesga un negocio de 800 millones con Galicia

Metal, conserva, pesca, automoción, madera o granito son las actividades más expuestas al previsible y nuevo escudo arancelario de EE UU con Europa

Alarma en las empresas, que llaman al diálogo

Trump, este lunes en Maryland

Trump, este lunes en Maryland / Al Drago (EFE)

«No compran nuestros coches, no compran nuestros productos agrícolas, no compran casi nada y nosotros les compramos de todo. Millones de coches, cantidades tremendas de comida [...] No diría que hay un timeline, pero se producirá muy pronto». «Millones», «tremendas», «muy pronto»... Aún con la poca concreción a la que acostumbra a expresarse, al menos en térmicos económicos, Donald Trump no tuvo ayer dificultades para lograr zarandear las bolsas de medio mundo y agitar el temor real a una guerra comercial de escala planetaria.

Le bastaron un par de frases para advertir a la Unión Europea de que, en efecto, y como ha hecho ya con Canadá, México —ahora en stand by— y China, impondrá nuevos aranceles a los productos europeos. No se conocen porcentajes, ni categorías ni plazos. Lo que sí se ha desplegado ya es la alfombra roja al ultraproteccionismo en Estados Unidos, que, para el caso de la economía gallega, amenaza un flujo exportador de 800 millones de euros al año.

Una mayúscula partida que no tiene en cuenta las ventas realizadas por filiales o participadas de Portugal, Francia, Italia o Grecia, de modo que el mordisco será más grande si cabe. Las ventas desde Galicia a EE UU están muy diversificadas en cuanto a sectores de actividad, con especial relevancia para los bienes de metalmecánica, conservas de pescado, de automoción, pesca congelada o refrigerada, elaborados de piedra (granito y pizarra) o las fabricaciones en madera. También los astilleros, aunque en su caso las cantidades exportadas dependen mucho del pago de hitos durante la construcción de un buque. Los oceanográficos Falkor Too (Schmidt Ocean Foundation) o David Packard (Mbari) son los últimos pedidos dispensados al gigante americano.

«Mantendremos la diversificación para seguir siendo competitivos»

Roberto Alonso

— Anfaco

Los golpes de esta ofensiva radical de Trump caerán previsiblemente por múltiples flancos. «El vino no debería ser la moneda de trueque de todas las disputas comerciales entre países. Ya bastantes problemas tenemos», exhorta, en espera, el secretario general de la DO Rías Baixas, Ramón Huidobro.

«Confiamos en un diálogo intenso», complementa el secretario general de la patronal metalúrgica Asime, Enrique Mallón, quien anticipa que nuevas trabas impositivas afectarían desde a la automoción hasta a la industria aeroespacial». Asime participará de hecho en una feria en Miami del 12 al 15 de febrero, en una misión conjunta con el Instituto Galego de Promoción Económica (Igape).

«El diálogo, la negociación y la búsqueda de soluciones serán esenciales»

Eloy García

— Conxemar

«La administración Trump ya impuso aranceles a ciertos productos pesqueros europeos en el marco, por ejemplo, de la disputa comercial como fue el caso Airbus-Boeing», recuerda el secretario general de Anfaco-Cecopesca, Roberto Alonso. El peso de la conserva y preparaciones de pescado en el mercado EE UU es creciente, con 38 millones de euros facturados entre enero y noviembre del año pasado, frente a los 31 millones del mismo periodo de 2023. «Genera una gran incertidumbre», y anticipa que «nuestra diversificación en los países de exportación con el objetivo de mantener un sector resiliente y competitivo». Alonso reclama a la UE una «postura firme» en defensa de esta actividad.

«El vino no debería ser moneda de trueque de todas las disputas comerciales»

Ramón Huidobro

— D.O. Rías Baixas

El caso de la pesca es también significativo por cuanto EE UU se ha convertido en su primer cliente no comunitario, ya por encima de China, con en torno a 40 millones de euros anuales. El pulpo es la especie reina en este capítulo; el conjunto de la industria a nivel nacional factura en el país en torno a 150 millones al año solo en pulpo congelado y preparado, según los datos facilitados por Conxemar.

El hecho de que la industria pesquera tenga una enorme diversificación geográfica —con capacidad productiva en Argentina, Perú, Namibia o Marruecos, además de en el propio país americano— permitirá esquivar el revés, al menos en cierta medida. «El diálogo, la negociación y la búsqueda de soluciones que eviten una escalada de tensiones comerciales serán esenciales», expone el presidente de Conxemar, Eloy García.

Para esta asociación, que representa al grueso del sector en toda España, solo «la mera posibilidad de un aumento de aranceles genera un ambiente de inestabilidad en los mercados financieros y temor entre los operadores». Un gravamen extra «afectaría al margen de beneficio», ya estrecho y mellado en los últimos años, y el sector «sufriría un periodo de adaptación en costes, precios y volúmenes de exportación».

Para el granito, en horas bajas, implicaría también un bache de complicada digestión.

El golpe amenaza a 20 proveedoras del motor gallego con factoría en México

La «preocupación» que manifiesta la Fundación Clúster de Automoción y Movilidad de Galicia (Ceaga) trasciende a las propias fronteras comunitarias. Una veintena de miembros de esta asociación tienen instalaciones productivas en México, si bien el Gobierno azteca ha conseguido posponer un mes los aranceles del 25%, que habían entrado en vigor el sábado, con un despliegue monumental de efectivos policiales en la frontera.

«La industria de automoción en Galicia observa con preocupación las tensiones arancelarias del Gobierno de Donald Trump», apuntan fuentes de Ceaga. «En concreto, el reciente anuncio de aranceles impuestos a México es el que más puede afectar a las empresas del Clúster, ya que más de 20 empresas [asociadas] cuentan con planta en el país». El desembarco de proveedoras de componentes de capital gallego o asentadas en Galicia en México ha sido progresivo, centrado principalmente en la región de El Bajío, conocida como el Detroit azteca. Aludec, Copo, Matrigalsa o Gecoinsa, a nivel individual o con participadas, son algunas de las firmas gallegas del auto asentadas en México.

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