«Una industria en la Edad de Piedra»
El granito gallego sufre el peor año exportador de la última década
Empresas del sector afirman que aguantarán la crisis y ven «negativo» que Levantina suprima su producción a pesar de que tendrán menos competencia: «Era el referente»

Instalaciones de Levgranite, filial de Levantina en O Porriño. / Alba Villar
Que Levantina cese su actividad industrial en O Porriño podría parecer una buena noticia para su competencia por el estruendoso vacío que previsiblemente dejará, pero la intención de cerrar la granitera y despedir a 95 de las 116 personas que emplea para solo mantener su rama logística y comercial es vista con preocupación incluso por las empresas con las que comparte sector, que contemplan cómo se hace realidad el runrún que a lo largo del pasado año fue ganando peso dentro del gremio conforme las expectativas económicas se derrumbaban. La firma «referente» abandona el nido para volar a otros negocios más rentables y lo hace en pleno pinchazo de ventas de la industria de la piedra natural, netamente exportadora y que en los últimos años se ha visto más penalizada que otros materiales por la ralentización de la construcción a nivel mundial.
El alza de tipos para apaciguar la inflación ha paralizado muchas inversiones. Un frenazo a las grúas y los edificios que ha sentido especialmente el norte de Europa, con Alemania como mayor exponente, y que ha pasado su particular factura a la comunidad. Solo en 2024, hasta octubre, el granito gallego facturó 88 millones (-15,8%) con la venta de casi 367.000 toneladas al extranjero (-22,7%). A falta de los datos de noviembre y diciembre, son las peores cifras de la década.
Pero no hay que olvidar una cosa: aunque la coyuntura sea delicada para todas las empresas, la única que se va es la multinacional con un fondo detrás, Polus Capital Managment, que mira por y para su bolsillo.
Según fuentes cercanas a la empresa consultadas por FARO, Levantina se marcha por dos razones básicas y la primera es que necesita liquidez para su nuevo proyecto de Castellón, donde el grupo compró la planta de Keros y anunció 50 millones para modernizarla a finales de 2022. Techlam by Levantina «supondrá una completa transformación de la fábrica, que se convertirá en una de las más modernas y tecnológicamente más avanzadas del mundo en lo referente a la fabricación de piedra sinterizada», destacaban desde la firma en un comunicado a raíz de la operación. La segunda razón va de la mano de la primera: el material. La compañía no va a apostar por el granito en otra parte de España; apuesta por otro material más rentable, la piedra sinterizada, y contra el que compite la piedra natural, a la que está arrebatando cuota de mercado.
De ahí en parte la preocupación del sector gallego, pero también por perder a su referente y sin duda un activo valioso a nivel marca para el resto del tejido industrial, la otra cara de la moneda. La que se queda, una industria muy atomizada que según diferentes fuentes consultadas por este periódico urge una estrategia sectorial que lleva años sin aflorar. «Somos una industria en la Edad de Piedra», señala el propietario de una de las graniteras gallegas, que admite que los esfuerzos a la hora de invertir en nueva tecnología tampoco han dado sus frutos. «Producimos más, más rápido, pero el problema es darle salida», dice, convencido de que las empresas «aguantarán» pero deben centrarse en reposicionar su producto en el mercado exterior.
Frente a las previsiones más optimistas para este 2025 de algunos, otras voces de referencia en el sector lamentan el estancamiento vivido en los últimos ejercicios «desde el punto de vista de desarrollo de nuevos productos, canteras, atracción de nuevas compañías…». «Hemos perdido mercados de primer nivel por la caída de la demanda y por haber sido reemplazados», apuntan. Echan en falta una asociación fuerte como Conxemar para defender los intereses del ámbito pesquero, Ceaga con la automoción —que no dudó en urgir un plan de ayudas cuando hacían falta— o EGA con la eólica —al pie del cañón con la parálisis judicial que afecta a los parques gallegos—. También evidencian la ausencia de una empresa tractora, dimensión y tamaño para hacerse escuchar.
«Es una pena porque tenemos recursos naturales y una posición geoestratégica que nos permitiría ser un sector potente. Y no uno en declive y deterioro», resaltan.
Más de 400 trabajadores en ERTE entre 2023 y 2024
La enrevesada situación que atraviesa el granito gallego se siente en los puestos de trabajo que genera. Según datos solicitados por este periódico a la Consellería de Emprego, en los últimos dos años se presentaron 10 expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) en el sector que afectaron a más de 400 personas en Galicia. La medida alcanzó a al menos uno de cada 10 profesionales, teniendo en cuenta que el Clúster del Granito cifra en 4.500 los trabajadores directos e indirectos. Cinco de las empresas aludieron al descenso de ventas para justificar esta medida, otras tres a la reducción de la demanda de sus productos y las dos restantes a una situación de pérdidas.
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