Textil Lonia compra la mítica marca de lujo Christian Lacroix y expande su mercado exterior
El grupo gallego se propone recuperar «todo el potencial» de la enseña de moda
El reconocido diseñador bendice la operación

Jacques Brinon
En el último desfile de Christian Lacroix en la semana de la moda de París en julio de 2009 no hubo los tradicionales claveles rojos que el popular diseñador dejaba en los asientos de los invitados. El futuro de la marca, icono de la alta costura y uno de los emblemas de la etapa del hiperglamour en los años ochenta y noventa, pendía de un hilo. Mes y medio antes se había declarado insolvente en el tribunal de comercio de la capital francesa. Arrastraba un agujero superior a los 10 millones de euros. Pocos confiaban en que la colección del siguiente otoño llegara a pisar la pasarela. Pero salió. El propio Lacroix pagó casi todo de su bolsillo. Entre bambalinas, se esforzaba por mantener el espíritu festivo que le caracterizaba. «No luto», pedía, según cuentan las crónicas de aquella jornada, que acabó con un sonoro aplauso del público en pie y el creador empapado en lágrimas de la mano de una modelo con un vestido de novia de claras reminiscencias a las imágenes de vírgenes andaluzas, mientras de fondo sonaba la versión en francés de la canción «My way».
Él siguió su propio camino y la estadounidense Fail Group, que se hizo con la casa de moda tras un acuerdo en 2005 con el gigante del lujo LVMH, acometió un ajuste a fondo para amortiguar el impacto de la grave crisis económica mundial. Sacha Walckhoff, colaborador habitual, asumió la dirección creativa para liderar la reconversión hacia «nuevas áreas de diseño de estilo de vida» y decoración del hogar.
Tercera vida
Christian Lacroix se asoma ahora a una tercera vida bajo la batuta de Sociedad Textil Lonia (STL). El grupo gallego anunció ayer la compra de la «icónica» marca. No ha dado detalles del importe de la «transacción privada» por el 100% del capital. «Al adquirir la Maison Christian Lacroix, con su enorme riqueza de archivos e historia de la alta costura francesa, STL amplía su grupo de marcas reforzando su presencia internacional en el mundo de la alta moda», apuntaron sus responsables en un comunicado.

Tienda de Carolina Herrera. / FDV
La compañía liderada por los hermanos Domínguez es dueña ya de Carolina Herrera y Purificación García. La facturación rozó los 430 millones de euros en el último ejercicio fiscal cerrado el pasado febrero, un 15% menos después de bajar la persiana a 61 puntos de venta «no estratégicos ubicados en grandes almacenes en España». El resultado neto consolidado mermó por encima del 15%, hasta los 55,54 millones. Emplea a más de 2.500 personas y dispone de 600 puntos de venta en 43 países. La catalana Puig, que controla el 25% de las acciones, valora STL en unos 600 millones de euros.
Bendición del diseñador
La entrada de Christian Lacroix en el portfolio permite a la firma con sede en O Pereiro de Aguiar dar un salto cuantitativo y, sobre todo, cualitativo en el negocio. «Nos ilusiona enormemente incorporar el legado y la imaginación sin límites de la Maison Lacroix a nuestro proyecto empresarial —subraya STL—. Daremos lo mejor de nosotros para que el talento único de su creador y su invaluable aportación al mundo de la moda alcancen todo su potencial».
El mismísimo Lacroix bendice la operación. «La familia española propietaria de STL tuvo la delicadeza de ponerse en contacto conmigo antes del anuncio oficial sobre la adquisición del nombre y los archivos de Christian Lacroix. Probablemente nos reuniremos pronto de manera informal», declaró el histórico diseñador a Vogue Business. En la misma publicación, STL asegura que todavía no hay decisiones tomadas sobre cambios en la marca, planes de expansión o dirección creativa. “Mientras continuamos integrando y evaluando esta emocionante incorporación a nuestra cartera —aseguran—, nos estamos tomando el tiempo necesario para asegurarnos de que todo se haga con cuidado”.

Rihanna en los Fashion Awards de Londres en diciembre vestida de Christian Lacroix. / FDV
Dos grandes legados unidos por la artesanía
Quince años después, el espíritu de Christian Lacroix sigue vivísimo en la industria y en casi cualquier evento protagonizado por la moda. El enésimo ejemplo está muy cercano, en los Fashion Awards de Londres celebrados a principios del pasado mes de diciembre. La cantante Rihanna captó todos los focos cerrando la alfombra roja del evento con un minivestido verde azulado de la colección de alta costura otoño-invierno 2002 del diseñador y un sombrero enorme haciendo juego.
«Christian Lacroix entiende la costura como emoción y belleza, exuberancia e imaginación», alaba su nueva propietaria. Ambas comparten «el amor por la artesanía». «En nuestra central aunamos la imaginación de los equipos de diseño multidisciplinares, con la experiencia de patronistas y costureros que componen el legado febril», recuerda Sociedad Textil Lonia. «La incesante curiosidad, la creatividad, el respeto por lo bien hecho, la innovación, el trabajo en equipo y el esfuerzo forman los pilares sobre los que hemos construido nuestra filosofía —continúa— y en los que nos seguimos basando para nuestro futuro».
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