La losa del atún: Frime encaja pérdidas de 15 millones pero evita la insolvencia

La pesquera penalizó la compra de mercancía a elevados precios que no pudo rentabilizar | Logra más plazo para repagar deuda | Atunlo o Actemsa, otras «víctimas» de los túnidos

Camión frigorífico de Frime, durante una operación de carga de mercancía. |  Frime

Camión frigorífico de Frime, durante una operación de carga de mercancía. | Frime

Lara Graña

Lara Graña

Frime es una de las principales referencias en el segmento de túnidos de la industria alimentaria española, un puesto que ha ocupado en los últimos años —y en espera de que pueda validar su propuesta de convenio— la viguesa Atunes y Lomos (Atunlo). Con medio millar de empleados y sede social en Barcelona, computó unas ventas superiores a los 170 millones de euros, según el informe anual de cuentas recién depositado en el Registro Mercantil y correspondiente al ejercicio 2023.

Pero se anotó unas abultadas pérdidas, de 15 millones de euros, que obedecen a una caída de ventas y la depreciación de un elevado volumen de stock. Apunta en su memoria, en concreto, a una «disminución del margen operativo a raíz de una disminución de ventas de existencias de atún compradas durante el segundo semestre del 2022 a precios elevados debido a los efectos del proceso inflacionista global». Como avanzó FARO en primicia hace más de un año, Frime inició una negociación con la banca para ajustar su posición de deuda; su plan de reestructuración fue finalmente homologado el pasado abril.

Como sucedió a la propia Atunlo, que disponía de muy elevadas cantidades de materia prima almacenada —se deprecia conforme pasan los días en los frigoríficos—, la retracción en las ventas obligó necesariamente a una devaluación de sus existencias y, a la postre, a reconfigurar su estrategia de negocio. Si hace un año fuentes del mercado cifraban el stock de esta compañía en el entorno de los 65 millones de euros, la dirección de Frime apostó por trabajar con volúmenes de mercancía a dos meses y medio vista, lo que supuso una reducción del 50% de su stock. Ha sido solo uno de los mecanismos activados para redirigir su estrategia, pactar con los acreedores y eludir, finalmente, la insolvencia.

En tanto Frime incumplió, por estas tensiones de tesorería, ratios fijadas en un contrato sindicado de financiación, tuvo que cambiar de largo a corto plazo la clasificación de 15,6 millones de euros. En todo caso, la totalidad del pool bancario suscribió el plan de reestructuración, que permite alargar cuatro años —hasta 2028— las líneas de financiación y préstamos por importe total de 73 millones de euros.

«A ello hay que añadir —continúa el informe de gestión— el préstamo sindicado con un capital pendiente a inicios de 2024 de 18 Millones con vencimiento en 2029 y que se ha novado recientemente para adecuarse a los compromisos del plan de restructuración». Estas medidas y la activación de todos los resortes del plan estratégico, también a cuatro años, aportan «optimismo» a la compañía, que prevé elevar ventas a cierre de este ejercicio, hasta los 180 millones. Aspira a haber rebajado deuda bancaria hasta el entorno de los 70 millones, con un ebitda superior a los 10.

El segmento de los túnidos es uno de los que más problemas ha generado en los últimos meses en la industria de elaborados de la pesca, con procesos concursales como el de Atunlo. Sus accionistas Comercial Pernas e Inpesca también encajaron un golpe duro: la primera solicitó preconcurso y la segunda digirió unos números rojos de 27,5 millones; la tercera socia, Marpesca Europa, solicitó su liquidación. Pevasa ha iniciado también negociaciones con acreedores y solo Actemsa, hasta la fecha, ha validado en Galicia un plan de ajuste.

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