La canadiense Corvus sondea tres aeródromos de Galicia para montar su avión Raven

Cofundada por el gallego Alberto Jurjo, prevé invertir entre 5 y 10 millones e identifica emplazamientos para ensamblar su aeronave apagafuegos tras adquirir patente y equipos al «gigante» Airbus

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

Vigo

El sector de la aeronáutica sigue creciendo en Galicia. Tiene actores de referencia como Delta Vigo, Coasa o Utingal y, de vez en cuando, gana empresas. Una de ellas puede ser Corvus Tactical Corporation, compañía fundada en Canadá hace cinco años que quiere «levantar el vuelo» en la comunidad gallega con su Raven Aircraft, un pequeño aeroplano antiincendios y agrícola que aspira a convertirse en el tercer actor mundial en su nicho. Uno de sus fundadores, el cambadés Alberto Jurjo, ha trabajado duro para plasmar un proyecto que quiere tener una de sus patas en Galicia. El objetivo es claro: la empresa sondea ya los aeródromos repartidos por la comunidad para poder instalar una unidad de ensamblaje final y ensayos en vuelo de estos aviones, que serán producidos en el país norteamericano. «Para vender este tipo de aeronaves hace falta presencia, un servicio postventa; mi intención es traer esa actividad para Galicia», explica Jurjo, que calcula una financiación total necesaria de entre 5 y 10 millones de euros.

El nacimiento de un fabricante de aviones no es algo que se dé todos los días. Ni todos los años. El de Corvus, además, es de los que se van cocinando lentamente, durante una década. Todo ello, hasta sellar un acuerdo clave, punto de inflexión para que el proyecto haya empezado a materializarse.

La compañía es una pyme establecida en 2019 en St. Johns’s, capital de la provincia canadiense de Terranova y Labrador. Aprovechándose de la experiencia de sus directores y equipo sénior, entre ellos el propio Jurjo, fue perfilando una cadena de suministro con proveedores locales y ganándose el apoyo de las administraciones canadienses para cristalizar su iniciativa: ofrecer «una aeronave utilitaria excepcional» diseñada principalmente para aplicaciones contra incendios y operaciones aéreas del sector agrícola.

Para ello, la firma llegó a un acuerdo con el gigante europeo Airbus en octubre del año pasado para adquirir la Propiedad Intelectual e Industrial de una aeronave turbohélice que pertenecía a su filial Airbus Poland. Gracias al apoyo del ente Innovation, Science and Economic Development Canada (ISED), Corvus se hizo con los derechos globales de explotación comercial y las máquinas y útiles necesarios para producir en Canadá el modelo PZL-106 Turbo Kruk, en sus dos variantes BT-601 y BTU-34. «Es una nueva fábrica de aviones que nace», celebra el gallego.

La compra a Airbus está valorada en más de 20 millones de dólares canadienses (13,5 millones de euros al cambio actual), a los que hay que sumar ahora otros 35 millones (23,7 millones de euros) para industrializar la planta y relanzar la fabricación. Los aviones son de tipo monoplano, con capacidad para despegar y aterrizar en pistas cortas sin pavimentar, con espacio para una persona (el piloto, aunque con un asiento auxiliar para el transporte de un asistente o un mecánico) y con la capacidad para cargar hasta 1.650 litros. El plan de Corvus es vender el nuevo aparato bajo el nombre comercial Raven, sometiéndolo previamente a una modernización y convirtiéndolo en «un producto made in Canadá».

Programa

El modelo de negocio de Corvus plantea la comercialización de su aeronave a nivel internacional. Comenzarán las ventas en el continente americano, para lo que es clave su alianza con la firma brasileña Synerjet Corp. (también el primer inversor privado de Corvus), que apoyará las actividades de venta y posventa en América Latina. Sin embargo, su objetivo es expandirse también a Europa. «Para eso hacen falta unas infraestructuras en la región, a través de las cuales poder asegurar el soporte postventa a los futuros clientes y a la flota. No voy a vender un solo avión en Europa si el centro de mantenimiento más cercano está en Canadá», comenta Alberto Jurjo.

El gallego, que también es CEO y cofundador de la empresa Enercraft, situada en Cambados, regresó a la comunidad durante la pandemia de COVID y ya no quiso volver a salir. «Me cambió un poco el chip», reconoce. Por este motivo, su intención es la de comenzar a establecer aquí la base europea de Corvus, para que esté totalmente operativa en un plazo de «dos o tres años». «Esto se puede hacer de dos maneras, con un acuerdo con una empresa aeronáutica que ya esté instalada y tenga esas capacidades técnicas e industriales, como ocurre con Synerjet en América Latina, o de forma propia, invirtiendo como empresa», resume.

El grupo canadiense Corvus quiere montar sus avionetas en Galicia

La aeronave de Corvus Tactical Aircraft. / FDV

La opción que ahora mismo maneja Corvus es la segunda, y ya han sondeado posibilidades. Se fijan, sobre todo, en localizar aeródromos ya existentes y en buenas condiciones donde poder realizar su actividad. Sobre el papel, y aparte de los tres aeropuertos principales (Vigo, Santiago y A Coruña), habría tres opciones alternativas con viabilidad: el de Rozas (Castro de Rei), reconvertido por la Xunta en una infraestructura científico-tecnológica de drones; el de Verín-Oímbra, base antiincendios transfronteriza de España y Portugal inaugurada este verano, y el de Mazaricos, en este caso, de carácter privado. Otra opción más complicada, por la inversión que precisa, sería el aeródromo de Caldas de Reis.

Jurjo reconoce que para este «despegue» precisarán el apoyo de las administraciones, empresas e inversores privados gallegos y que «hacer algo nuevo [un aeródromo] sería innecesario e inviable económicamente en esta etapa». Sin embargo, también recuerda que «es muy raro que un fabricante de aviones llame a tu puerta». «¿Lo voy a lograr? Espero que sí, o lo hago aquí o lo voy a tener que hacer en otro sitio», señala el cambadés, que oficialmente es el vicepresidente de Marketing, Ventas y Desarrollo de Negocio de Corvus.

¿Una cifra objetivo? «Poder producir 50 aeronaves por año en 2030 sería un logro»

El nicho para los aviones como el Raven tiene dos protagonistas indiscutibles, ambos situados en Estados Unidos: Air Tractor, de Texas, y Thrush Aircraft, de Georgia. Corvus quiere convertirse en el tercer actor a nivel global y, con esta intención, ya están realizando las primeras ventas en el continente americano. Su principal competidor en el mercado produce casi 200 unidades al año y, aunque no quieren ponerse cifras objetivo todavía, Alberto Jurjo reconoce que «poder producir 50 aeronaves por año en 2030 sería todo un logro». «Empezaremos fabricando un número bajo de aeronaves durante los dos primeros años, para minimizar riesgos técnicos y financieros durante nuestra curva de aprendizaje, hasta que llegue el momento de madurez que nos permita aumentar la producción», explica.

A corto plazo el plan de Corvus es empezar a fabricar el año que viene las primeras unidades y trabajar el continente americano (norte y sur) a nivel de ventas. Un mercado objetivo claro es el del sector agrícola de Latinoamérica. El desembarco en Europa, con esa posible base en Galicia, reforzará las ventas en el continente y serviría también para acercarse a otros mercados, como el de África u Oriente Medio.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents