Automoción

La trifulca arancelaria con China desplomará el coche eléctrico en Europa

Los impuestos al coche eléctrico chino va a suponer una caída de la oferta en un terreno en el que los fabricantes europeos siguen estando por detrás

Empleados en la fábrica del grupo Chery en Wuhu (China).

Empleados en la fábrica del grupo Chery en Wuhu (China). / Xavier Pérez

Xavier Pérez

Cuando se cierra una puerta se abre una ventana. La imposición de aranceles a las marcas de automoción chinas, por ayudas desleales del Gobierno a la producción de coches eléctricos, por parte de la Unión Europea sigue macerando un camino peligroso para la propia industria continental. Lejos de ayudar a mejorar la implantación del vehículo eléctrico, que en España representa menos de un 5% del mercado, lo que va a provocar es que los fabricantes asiáticos redoblen sus esfuerzos en la exportación de coches electrificados (no solo eléctricos), léase híbridos y enchufables (con motores de gasolina).

Con este pulso político, además, se puede lastrar la penetración del coche eléctrico, donde las marcas chinas se han convertido en expertas mientras Europa andaba a por uvas. Así lo confirman varios fabricantes europeos que temen un desembarco de coches híbridos (gasolina y eléctricos) que alterará el actual equilibrio comercial. Además, muchos modelos de marcas europeas que se fabrican en China están afectados. También hay que tener en cuenta que las marcas chinas (salvo MG) han entrado en el mercado europeo con coches avanzados en el segmento C y D, por lo que no se trata de coches pequeños y baratos. Tenerlos los tienen, pero primero buscar establecer una base sólida comercial y de imagen para traerlos. Será para ese momento cuando la industria europea deberá tener sus propias propuestas para el mercado.

Guerra comercial

Tras el anuncio de Europa, China se apresuró a contraatacar con ideas similares para otros sectores pero en el sentido inverso, lo que ha provocado una gran incertidumbre. En medio de esa trifulca arancelaria, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, viajó a China para tratar de trabajar por acuerdos comerciales mejores. La apuesta de los fabricantes chinos por España podría peligrar de seguir con una política agresiva en el terreno del vehículo eléctrico. Chery ha sido la primera en reaccionar, lógicamente, y ha retrasado un año el inicio del ensamblaje de sus modelos en la Zona Franca de Barcelona (aunque cuando arranque lo hará con un modelo mejorado de producción, un CKD en lugar de un DKD).

Fabricantes europeos en contra

La voz de Sánchez clamando por un acuerdo con China no es la única, ya que los propios fabricantes europeos piden que llegue esa paz comercial. "Creo que todos nosotros necesitamos reconsiderar nuestra posición" señaló el presidente del Ejecutivo español. La necesidad de un acuerdo está en boca de todos y marcas como Seat se han opuesto desde el primer momento, lo que da que pensar que al final los problemas los generan los políticos más que las empresas. "El comercio libre y justo y los mercados abiertos son la base de la prosperidad, el empleo y el crecimiento sostenible en todo el mundo. En general, los derechos compensatorios no son adecuados para reforzar la competitividad de la industria automovilística europea a largo plazo: los rechazamos", palabras de Seat. Más claro, imposible.

En una nota publicada por Crédito y Caución sobre la crisis entre la Unión Europea y China, y con el foco en el coche eléctrico, señala que "los aranceles suponen una respuesta inmediata para proteger a los fabricantes nacionales en un contexto de frágil recuperación. Sin embargo, sus consecuencias a largo plazo son imprevisibles. La sobreoferta de vehículos eléctricos baratos chinos podría dirigirse a otros mercados y amenazar las exportaciones de vehículos occidentales. Otro problema inmediato es la posibilidad de fuego amigo: muchas marcas europeas que tienen centros de fabricación en China se verán afectadas. Además, es probable que se acelere la localización de la producción de vehículos eléctricos chinos en la Unión Europea.

El enfoque caso a caso de la Unión Europea supone una medida más templada que la de Estados Unidos, cuya administración ha elevado del 25% al 100% los aranceles a todos los vehículos eléctricos fabricados en China. A corto plazo, los grandes fabricantes chinos de vehículos eléctricos probablemente tendrán capacidad para absorber los costes adicionales sin incrementar sus precios en Europa. No en Estados Unidos. Sin embargo, este mercado apenas representa el 1% de las exportaciones chinas de vehículos eléctricos, frente al 40% destinadas a Europa.

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