Los trabajadores que siguen formándose se duplican en Galicia desde la pandemia

Más de 115.000 ocupados en la comunidad hacen cursos para mejorar habilidades en su actual puesto, un máximo histórico | Las mujeres son mayoría en todas las franjas de edad

Una mujer estudiando desde su casa

Una mujer estudiando desde su casa / Emilio Naranjo

Julio Pérez

Julio Pérez

La pandemia aceleró un montón de cambios en la rutina laboral que, presuntamente, llegaban para quedarse. Ocurrió con el teletrabajo. Hasta ese momento era una opción residual centrada en empresas tecnológicas casi en exclusiva, pero se juntaron la necesidad y la oportunidad de mantener a flote los negocios durante las duras semanas de confinamiento para frenar la expansión vertiginosa del COVID-19 y casi el 20% de los ocupados en Galicia, alrededor de 175.000, acabaron tirando del ordenador desde sus domicilios para realizar sus tareas durante la primera ola.

El fenómeno se desinfló a medida que mejoró la situación sanitaria. En estos momentos unos 71.300 trabajadores en la comunidad operan habitualmente desde su casa (más de la mitad de los días), según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre del año; y 68.300 lo hacen ocasionalmente, donde sí parece que el modelo puede consolidarse como un formato mixto de apoyo a la presencialidad. Indirectamente, el teletrabajo puso contra las cuerdas a muchos trabajadores con carencias en digitalización u otras habilidades esenciales. Fue la chispa que necesitaba la formación continua, otra de las prioridades de las que tanto se hablaba antes de la pandemia, para colarse en la nueva normalidad del mercado laboral, incentivada también por la sacudida emocional que llevó a miles de gallegos a reciclarse para cambiar de empleo. 

La población de Galicia de 16 años en adelante que cursa estudios no reglados no paró de crecer en los últimos cinco años. En 2022 fueron 211.200 personas, según el Instituto Galego de Estatística (IGE). A diferencia de la reglada bajo la tutela del Ministerio de Educación (desde la educación infantil hasta las titulaciones universitarias), la oficialidad de este tipo de formación depende del Ministerio de Trabajo y busca preparar a los alumnos para un puesto de trabajo. Incluye los másteres, cursos generales de capacitación y las convocatorias subvencionadas por fondos públicos.

De estos más de 211.000 gallegos que el pasado ejercicio se estaban formando, la inmensa mayoría, 115.300, buscaban formación para su actual puesto de trabajo, una cifra récord tras duplicarse desde el inicio de la pandemia. En 2019 rondaban los 67.000. También aumentan, aunque menos, los que cursan estos estudios pensando un posible futuro empleo: 65.500, un 28% más que antes del COVID-19. Los que optan por formarse por puro interés personal crecieron el 76%, hasta los 30.400.

Hay más mujeres que hombres en formación continua en Galicia para ganar habilidades en el desempeño de sus labores ahora mismo. Ellas suponen el 55% del total, casi 116.000. El 18,2% del grupo de ocupados en formación son mujeres de 16 a 34 años y el 28% tiene entre 35 y 54 años. Los hombres de 35 a 54 años representan el 22,9% y los de 16 a 34 años alcanzan el 14,8%.

En un estudio publicado hace poco más de un año donde se analizaba, precisamente, el cambio de mentalidad de los trabajadores a causa de la pandemia, el portal de empleo Infojobs constataba un claro auge de la formación continua. Cerca de la mitad de los trabajadores encuestados aseguraba haberse formado durante la crisis del coronavirus y el 60% tenía previsto hacerlo a lo largo de 2022. ¿Por qué? Entre las razones principales destacaban seguir creciendo como profesional (54%), mejorar la competitividad (46%), desarrollarse personalmente (45%), reciclar los conocimientos (44%) y aprender algo totalmente nuevo en lo que aún el trabajador no está formado (24%).

“La profunda innovación tecnológica de las sociedades contemporáneas está modificando a un ritmo vertiginoso la configuración del panorama socioeconómico mundial. La rápida digitalización desarrollada en las últimas décadas y el impulso de una economía verde basada en el crecimiento sostenible implican mercados laborales en permanente evolución y notables transformaciones en la vida personal y profesional”, resalta la Xunta en el arranque de su anteproyecto de ley para el aprendizaje a lo largo de la vida adulta, pendiente de aprobación desde finales de 2022.

Esa doble transición ecológica y digital conlleva, según la Dirección Xeral de Formación Profesional, “un aumento de la demanda de competencias de alto nivel y exige notables capacidades de adaptación y de gestión en todas las carreras profesionales”. Las competencias digitales y los idiomas ganan enteros en los nuevos ciclos formativos vinculados a la futura norma, que flexibilizará los itinerarios y facilitará clases a distancia para frenar la sangría en la matrícula de la formación para adultos de la administración autonómica: 10.000 usuarios, la mitad que hace 12 años, y 7.000 de ellos es para sacar el título de ESO o Bachillerato.

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