Benteler urge modificar el convenio para optar a proyectos y evitar 250 despidos

El pasado día 8, la multinacional germana de la automoción Benteler celebró la inauguración de una nueva factoría en sus instalaciones de Schwandorf, Baviera, donde emplea a cerca de 700 personas. Solo tres días antes, la misma empresa daba una noticia funesta a sus trabajadores en las dos plantas que tiene de Vigo y su área: los últimos proyectos ofertados no han cristalizado y a partir de 2025 la carga de trabajo descenderá de tal forma que, de no solventarse, se verá obligada a una media de 50 despidos por año hasta 2030. Para evitarlo, la firma pide al comité de empresa modificar el convenio actual, fijando una contención salarial que posibilite conseguir dos proyectos vinculados con las nuevas plataformas industriales del grupo Stellantis. De no conseguirlo, la nueva fábrica de Mos se quedaría con tan solo 5 operarios y la de Valladares con 90. Una sangría teniendo en cuenta que en la actualidad la firma tiene en la zona 425 trabajadores indefinidos.

Benteler se dedica a la fabricación de componentes de chasis (ejes traseros y estampados) y su principal cliente es Stellantis. Sin embargo, los proyectos que ahora mismo tienen asignados se acercan al final de su ciclo de vida y los que deberían ocupar su lugar no se consiguieron, en parte porque se los llevaron las proveedoras con las que compiten, porque los clientes decidieron internalizar algunos de sus procesos, como es el caso de la propia planta de Balaídos, o porque se los llevó Benteler Burgos.

Con este panorama, Benteler tiene un futuro incierto a partir de 2025 y fía su supervivencia en las cifras en las que se maneja ahora (de empleo y facturación) a conseguir los nuevos proyectos asignados a las plataformas industriales desarrolladas por Stellantis: por una lado, la STLA Small, a la que optan las plantas de Vigo y Figueruelas (Zaragoza); por otro, la STLA Smart car, pensaba para los países emergentes y que, por ejemplo, se asignó a la factoría de Kénitra (Marruecos) tras la inyección de 300 millones de euros anunciada en noviembre.

Sin embargo, que Benteler Vigo consiga ambos proyectos para sustituir los que finalizan en los próximos tres años no garantiza nada. De hecho, la primera propuesta de negociación remitida la semana pasada a los trabajadores explica que los contratos deben lograrse antes del 31 de marzo de 2024 y que deben suponer un mínimo de 220 millones de facturación entre las dos fábricas para 2026, consolidándose en los siguientes. De lo contrario, el acuerdo al que puedan llegar ahora no se mantendría e “irreversiblemente” se aplicaría un ERE.

El límite que fija la dirección para lograr el plácet final con la plantilla es el próximo 30 de junio y amenaza con que, de no lograrse para entonces, “no se mantendrá la propuesta ni se negociará” y, por lo tanto, “desde ese momento no se garantizará el mantenimiento del empleo indefinido actual”.

La idea es la de prorrogar el actual convenio desde su finalización a finales de 2024 hasta el 31 de diciembre de 2027, pero incluyendo una congelación de los salarios base y de los complementos (nocturnidad, fines de semana, pagas extraordinarias, plus por calidad, etc.) a lo fijado para este año. En cuanto al IPC, si el año anterior fuese igual o menor al 2% se aplicaría el mismo incremento; si lo supera, se sustituirá por una cantidad fija y lineal para todos de 700 euros en 2024, 500 en 2025, 700 en 2026 y 750 en 2027.

Además de en Vigo (con esas dos plantas) y Burgos, Benteler Automotive cuenta también con factorías en Barcelona, Almussafes, Arazuri (Navarra), Venta de Baños (Palencia) y en Vitoria-Gasteiz. La última que inauguró fue la de Mos, en el polígono industrial de A Veigadaña. Allí invirtió más de 20 millones de euros. 

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