Las cifras del pasado mes, los datos más actualizados del IPC en Galicia, muestran que los precios vinculados a hoteles, cafeterías y restaurantes se han incrementado un 7,2% frente al mismo periodo del año anterior. Supone el mayor alza interanual que se registra en abril a largo de la serie histórica del Instituto Galego de Estatística (IGE), más que el aumento del 7% que se anotó entre abril de 2021 y abril de 2022, aunque lejos de la sombra que proyectan estos números todavía hay esperanza. La inflación en el turismo, que dejó subidas extraordinarias durante los últimos 12 meses, se está ralentizando tras alcanzar su máximo en agosto. Los precios han ascendido un 2,6% el primer cuatrimestre de 2023, cuando en el mismo periodo de 2022 habían crecido un 4,5%. A esta situación, síntoma de la recuperación que llega tras saltar entre crisis y crisis, se suman las optimistas previsiones de un sector que nunca tiró la toalla –con independencia del impacto de la guerra de Ucrania– y que espera más visitantes este año frente a los pasados 2021 y 2022 –bienio Xacobeo como consecuencia de una pandemia que también sufrió en carne viva–.
“Este año puede haber más turistas que el año pasado”, reconoce Cesáreo Pardal, presidente del Clúster Turismo de Galicia, justificando –en relación al incremento de precios– que los negocios que viven de los viajeros que cada año acoge la comunidad solamente “están repercutiendo en sus tarifas los costes que han sufrido de antemano”. A sus ojos no preocupa esta cuestión, puesto que la demanda está siendo considerable y prueba de ello son las reservas para verano, que se han elevado un 10% frente al pasado ejercicio, pero lo que sí inquieta es cómo se va a gestionar el gran volumen de personas que están por llegar.
Conforme explica el representante del sector, la falta de mano de obra en establecimientos como hoteles, restaurantes o cafeterías puede tensar la cuerda en determinados lugares y momentos; sobre todo el punto caliente que va del 15 de julio al 15 de agosto, en el que más turistas se concentran en el territorio gallego.
“Puede hacer que algunos locales de tengan que cerrar un día, con el considerable problema que puede acarrear no dar a basto con la cantidad de visitantes que tengamos”, indica, cifrando en unos 5.000 los profesionales que actualmente necesita la autonomía. “Esa masificación a dos meses vista no se va a solucionar”, añade, aconsejando a los turistas que hagan reservas para cenar o comer, y así evitar las colas que cada vez son más comunes durante la época estival. “Aun así esperamos cifras francamente buenas”, sentencia.
Respecto a la evolución de los precios, la perspectiva es que continúen aumentando en verano. Esta visión también la comparte César Sánchez-Ballesteros, presidente de Feprohos (Hostelería de Pontevedra) y Asehospo (Hospedaje Provincia de Pontevedra), quien apunta que en todo caso dependerá de la demanda final y las fechas en las que se viaje. “En hostelería los precios son más estables y van de la mano del incremento de las materias primas, los proveedores, el consumo energético... Se intenta repercutir el alza de los costes en el consumidor final con más o menos éxito. En la hotelería cambia bastante porque los incrementos van en función de la demanda y se pueden aumentar los márgenes con mucha rapidez”, señala, explicando que para la gestión de reservas utilizan sistemas muy parecidos a los que emplean las compañías aéreas.
“Si detectan que empieza a haber un incremento de la demanda, los hoteles empiezan a aumentar los precios”, comenta, y aunque pronostica una subida del 5% en los precios generales medios del turismo en comparación al verano pasado, también deja claro que otras zonas de España –como el Mediterráneo– cuentan con tarifas superiores a las gallegas.
“Donde se están disparando mucho los precios son en otros destinos como el Levante: Alicante o Valencia. En estas zonas vacacionales el precio medio de un hotel está muy por encima de un hotel en Galicia. Todavía tenemos un margen competitivo. Somos relativamente baratos respecto a otros destinos”, concluye.
A las puertas del verano, el optimismo de cara a la temporada que se viene también lo respira Juan Antonio Rivadulla, presidente de la Asociación Gallega de Agencias de Viajes (Agavi). Y contemplando tanto a los que vienen como a los que se van, destaca que han notado un “incremento importante de público que vuelve a las agencias de viajes”.
“En general hay un aumento de los viajes, la gente está queriendo viajar. Esto hace que haya demanda y por tanto los precios tienen ese nivel. No se prevé que bajen”, manifiesta sobre un 2023 que a sus ojos será de verdadera “recuperación”. Pese a todo, la inflación hace mella en los bolsillos de los viajeros, que aun queriendo viajar no siempre lo hacen a donde quieren. “Entra gente pidiendo un destino y al final no hay manera de encajar la calidad que quiere en el presupuesto que tiene. Hay que cambiar y buscarle otro destino que se adapte a su presupuesto”, confiesa. “Al final el importe marca lo que puedes o no puedes hacer, como en todo”.