Automoción
BYD anunció o inauguró seis factorías de vehículos eléctricos en solo un año
Acelera su expansión en Asia con una inversión de más de 6.400 millones a la espera de decidir su salto a Europa | La Xunta muestra su compromiso para convencer a la firma

Cuartel general de BYD en la ciudad de Shenzen, al sur de China. / BYD
BYD nació en 1995 como un fabricante de baterías más en la ciudad de Shenzen, al sur de China. Sin embargo, su buen hacer le permitió un crecimiento fulgurante, lo que hizo que su fundador, Wang Chuanfu, apostase por la diversificación. Fabricando baterías, un nicho posible era el de la automoción, en donde intentó hacerse un hueco tras la compra de la firma local Qinchuan Automobile Company en 2003. De ahí a la fabricación de su primer vehículo eléctrico pasaron tres años y el resto, como se suele decir, es historia. El éxito de sus modelos en el mercado local, en el que recientemente superó a Volkswagen, ha hecho que el conglomerado crezca como la espuma. En solo un año, BYD inauguró cuatro nuevas factorías de vehículos eléctricos y ha anunciado la construcción de otras dos, una en Tailandia y, la más reciente, en Vietnam. En total, más de 6.400 millones de euros a la espera de decidir su salto a Europa, en el que Vigo y su área aparece en su punto de mira.
A comienzos de abril del pasado año, la firma contaba con cuatro unidades productivas repartidas por las ciudades de Shenzhen, Xi’an, Changsha y Changzhou. Aquel mismo mes entró en funcionamiento la quinta, en Fuzhou, en donde el fabricante chino se hizo con las instalaciones de un rival que acaba de quebrar tras cuatro años de existencia, Dorcen Motors.
A partir de entonces la marca aceleró y culminó la construcción de tres factorías de coches eléctricos más: la de Hefei, que arrancó la producción en junio; en Jinan, que comenzó a operar en noviembre, y la de Zhengzhou, que inició la fabricación de vehículos en abril de este mismo año.
Entre medias, BYD anunció e inició las obras para la que será la primera fábrica fuera de China, concretamente en Tailandia, mientras avanzó las negociaciones para una segunda en Vietnam, conocida ayer tras la reunión del propio Wang Chuanfu con las autoridades del país en el que ya contaba con una planta de componentes.
Entre todas la inversión conocida supera los 6.400 millones de euros (de la Vietnam todavía no hay datos). Unas cuentas en las que no entran las gigafactorías de baterías o plantas de autobuses que también ha levantado en el país, ni tampoco la que vaya a necesitar su primera fábrica en suelo europeo, en la que Vigo y su área tiene buenas opciones.
Sobre esto habló precisamente ayer la Xunta. “Que una empresa de referencia como BYD se haya fijado en Galicia como una de las alternativas para construir en Europa su primera fábrica de vehículos eléctricos significa que se están haciendo bien las cosas, que Galicia es un lugar que aporta estabilidad y confianza”, trasladaron a Efe fuentes de la Conselleria de Economía, Industria e Innovación que dirige Francisco Conde. Según la agenda, la Xunta promete “poner todas las potencialidades con las que contamos en Galicia, especialmente en todo aquello que compete a la Administración autonómica, como es en materia de formación, innovación y de agilización administrativa” para captar esta inversión.
Informe
Por otro lado, ayer un informe de Allianz Trade recogía el efecto económico que tendrá el desembarco de los vehículos eléctricos fabricados en China en los fabricantes europeos, en consonancia con lo que han ido alertando voces autorizadas como el CEO de Stellantis, Carlos Tavares. Según el estudio, la alfombra roja arancelaria a estos coches podría costar 7.000 millones de euros al año en pérdidas de beneficios al conjunto de compañías del continente para 2030.
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