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Un “sueño americano”: mil palas eólicas por reciclar

Ventos Metódicos dará el salto a México y Estados Unidos para traer aspas antiguas que transformará en muebles como sillas, mesas e incluso leñeros

Lámparas, mesas y sillas fabricadas por Sostylair con el material que consigue Ventos Metódicos de diferentes parques eólicos.

Lámparas, mesas y sillas fabricadas por Sostylair con el material que consigue Ventos Metódicos de diferentes parques eólicos. / FDV

La necesidad de renovar los parques eólicos fue lo que impulsó en su particular aventura a Álex Costa y su padre, Ángel, que en 2020 decidieron innovar y apostaron por darle una segunda vida a las aspas de los aerogeneradores antiguos. Tras ver cual era el destino final de estas piezas, que al ser reemplazadas por nuevos recambios suelen ser quemadas e incluso enterradas, causando un severo impacto medioambiental, comprendieron que su misión sería salvarlas de la manera más sostenible. Y no hubo mejor idea para ello que transformarlas en muebles.

Así nació Ventos Metódicos, una firma de raíces gallegas y acento portugués que tres años después de lanzarse al mercado ya prepara su salto al continente americano. Lo hará este año, indican desde la compañía en declaraciones a FARO, primero adentrándose en México para finalmente volar hasta Estados Unidos.

Su modus operandi, describe Costa, es sencillo: los parques eólicos se suelen renovar cada 15 años, más o menos, y ellos pretenden que se haga de la forma que menos dañe al planeta. Por este motivo, viajan a aquellas instalaciones cuyos molinos gozan de avanzada edad. Allí llevan camiones aserraderos y máquinas de corte de hilo, segmentan las palas en fragmentos y se las llevan a su centro operativo en Monçao. Todo ello limitando al máximo su huella de carbono y reutilizando todos los recursos sin producir ningún tipo de residuo. Hasta el polvillo que sale de los cortes de las aspas lo aprovechan, mezclándolo con resina para hacer estacas que se destinan al sector agrícola.

En relación a las piezas, la empresa aprovecha toda su estructura para crear mobiliario. “Si queremos hacer mesas, las seccionaremos coincidiendo con la punta. Si nos piden estanterías, las seccionaremos transversalmente”, agrega. Cada corte hace posible un diseño diferente y Ventos Metódicos no se pone límites. De sillas, bancos o lámparas, a leñeros o maceteros, este compuesto de metales, fibra de carbono y madera abre un sinfín de posibilidades: “Si viene alguien y nos dice que quiere hacer un monumento, que nos diga las características y nos pondremos manos a la obra”.

Un “sueño americano”: mil palas eólicas por reciclar

Lámparas recicladas con partes de aspas eólicas. / FDV

La compañía, que ya prepara su expansión en territorio luso con una segunda planta que instalará en Valença, en la que prevén invertir ocho millones de euros y que estaría operativa en 2024, ya ha recibido encargos para enviar los muebles que fabrican –a través de su marca Sostylair– a naciones tan remotas como Emiratos Árabes.

El mobiliario, explica Costa, es resistente y no se corroe, lo que permite que “tenga una durabilidad para toda la vida”. El interés que han despertado es tal, que el Ayuntamiento de Miño (A Coruña) se está planteando poner sus bancos y maceteros en las inmediaciones de la Praia Grande de Miño, que actualmente afronta la regeneración de su espacio dunar.

Del otro lado del "charco" en contenedores marítimos

Con respecto a la renovación de los parques eólicos, además de dar el salto este año a Estados Unidos y México –allí viajarán para traer aspas en contenedores marítimos que posteriormente reciclarán en Portugal– ya trabajan en Alemania, Francia y Austria –cuyos molinos están más envejecidos en promedio que los españoles– e Italia –donde actualmente llevan a cabo un “proyecto ambicioso”–. No obstante, también han visitado Galicia, “desmantelando” dos instalaciones localizadas en A Coruña y Ourense.

Según apunta Costa, desde que Ventos Metódicos se sumergió en esta actividad “pionera” lleva más de 700 palas salvadas: mayoritariamente vinculadas al pasado 2022, año en el que dieron una nueva vida a medio millar. El propósito para este 2023 es volver a superarse y llegar a los 1.000 ejemplares, algo que considera factible teniendo en cuenta que ahora probarán suerte en el continente americano.

“Nos han felicitado muchas personas cercanas, pero también ciertas instituciones públicas. Nos dicen que estamos haciendo una gran labor, pero una labor completamente necesaria. Nosotros nos dimos cuenta de que evidentemente iba a haber un problema. Y si tenemos los recursos para transformar estas aspas, ¿por qué no?”, se cuestiona, reconociendo ser “la solución más sostenible” a la obsolescencia programada.

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