Tras el incendio

El horno alto de Arcelor no funcionará hasta mayo en el mejor escenario para su reparación

La restauración deberá ser autorizada por la dirección de la multinacional en Luxemburgo y durará "varios meses" más si tiene que sustituirse todo el refractario

Horno alto A de Arcelor tras el incendio.

Horno alto A de Arcelor tras el incendio. / MARCOS LEON

Pablo Castaño

La decisión sobre si volverá a funcionar el horno alto "A" de ArcelorMittal en Gijón se tomará a 1.500 kilómetros de distancia de Asturias. Al igual que ocurre con el plan de descarbonización de la factoría siderúrgica, que precisa de una inversión de 1.000 millones de euros, la reparación del horno alto incendiado el pasado miércoles también requiere del visto bueno de la dirección de la multinacional en Luxemburgo. Con los informes que se remitan desde Asturias se decidirá si la instalación, uno de los puntales de la economía asturiana, vuelve a producir arrabio o muere dos años antes de que finalice su vida útil. Si la decisión es reparar, el horno no volverá a funcionar hasta mayo en el mejor de los escenarios.

Los preparativos para entrar en el horno.

La vida o la muerte del horno dependerá del alcance y el coste de los trabajos de reparación y, de momento, el personal de ArcelorMittal aún no ha podido acceder a la zona cero del siniestro, el crisol del alto horno. De momento se siguen realizando trabajos de refrigeración en las instalaciones para poder acceder en condiciones de seguridad al horno. El domingo, o como muy tarde el lunes, se procederá a sacar los restos de arrabio (fundición de hierro) y escoria que están acumulados en el fondo del horno, una operación conocida como "salamandra". A partir de ese momento podrá abrirse una ventana para acceder al interior del horno y evaluar con detalle los daños producidos.

Los informes.

En dos semanas, la compañía siderúrgica espera tener los informes precisos de la situación del horno. Como mínimo, la reparación consistiría en taponar la perforación que se ha producido en el crisol y en reponer parte del refractario y los sistemas de refrigeración (staves). Sería el escenario más favorable, en el que el horno alto "A" estaría parado al menos hasta mayo. Sin embargo, si tiene que sustituirse todo el refractario del horno ya se estaría hablando de "varios meses" más, según apuntaron fuentes de la compañía. Además, el coste aumentaría y las posibilidades de amortizar la inversión –teniendo en cuenta que el horno alto se pretende sustituir en 2025 por una planta de reducción directa de mineral de hierro alimentada por hidrógeno verde y un horno híbrido de arco eléctrico– descenderían.

La autorización para invertir o no.

La decisión última, debido a la cuantía de los trabajos a realizar, la tomará la dirección de la multinacional en Luxemburgo a la vista de los informes que se envíen desde Asturias sobre los daños y los costes de reparación, pero también del contexto y de las necesidades del resto de plantas de la compañía en Europa. Los técnicos de ArcelorMittal en Asturias están en contacto con equipos de factorías de la multinacional siderúrgica en Sudáfrica, México y Estados Unidos donde se registraron incendios en hornos altos similares al que se produjo el miércoles en Gijón. A ellos se consulta sobre el procedimiento a seguir tras el suceso.

La relación de los hechos.

El incendio en el horno alto "A" de Gijón se produjo en la tarde del pasado miércoles cuando se llevaba a cabo una operación de mantenimiento programada. El horno estaba parado para reemplazar un tobera (por donde entra aire caliente) y se produjo una reacción interna por contacto de agua con el arrabio depositado en el crisol del horno. Debido a la explosión se produjo una perforación en la pared del crisol por la que salió arrabio. Y también salió por la tobera que iba a ser remplazada. Esa fuga provocó el colosal incendio y la gran nube de humo visible desde gran parte de los concejos de Gijón y Carreño.

La posible causa.

Desde la compañía siderúrgica se apuntó que la presencia de agua dentro del crisol –el desencadenante del suceso– está por determinar. No obstante, se apunta que lo más probable es que el agua proceda de los propios circuitos de refrigeración del alto horno y que se haya producido una filtración en el crisol. En el alto horno, tanto los gases como la carga pueden alcanzar los 1.600-1.800 grados centígrados, temperatura suficientemente elevada para dañar el revestimiento refractario del horno que protege coraza de acero. Por ello, para contrarestar ese efecto, se emplean distintos sistema de refrigeración que enfrían las paredes del horno. Por encima del refractario están las placas de refrigeración o "staves" dentro de las que hay conductos de agua y rodeando al horno existen una serie de anillos cuya misión es distribuir el agua alrededor del horno para que la refrigeración se lleve a cabo con la mayor uniformidad posible.

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