El fundador de Zara se apresura a gastar su creciente fortuna

El multimillonario español Amancio Ortega tiene un problema que la mayoría de los superricos del mundo no tienen

Uno de los últimos edificios adquiridos por Amancio Ortega en Nueva York

Uno de los últimos edificios adquiridos por Amancio Ortega en Nueva York / Google Maps

Bloomberg

Cada año, el mayor accionista de Inditex S.A., propietaria de Zara, el mayor minorista de moda de bajo costo del mundo, tiene que invertir rápidamente los miles de millones de euros que recibe de la empresa, o enfrentarse a la posibilidad de tener que pagar una parte de esos ingresos en impuestos sobre el patrimonio.

A medida que el continuo éxito de Zara engrosa las arcas de Ortega con flujos de dividendos cada vez mayores, utilizar rápidamente ese dinero se está convirtiendo en un reto. La semana pasada, Inditex anunció un aumento del 29% en sus dividendos, lo que supuso para el magnate de 86 años cerca de 2.000 millones de euros (US$2.110 millones).

Ortega, que controla el 59% de Inditex, tiene que invertir esa cantidad en el plazo de un año debido a las normas legales y fiscales que rigen las family offices como la suya, Pontegadea. España, cuyo Gobierno está presidido por el Partido Socialista, es el único país de la Unión Europea que tiene un impuesto sobre el patrimonio en toda regla y, según la legislación española, los residentes acaudalados están exentos de ese gravamen políticamente controvertido solo si sus family offices invierten sus ingresos dentro del plazo de 12 meses y en activos considerados "actividad económica".

"Es bastante singular, porque no hay muchos otros ejemplos similares en España con ese nivel de riqueza", afirma León Fernando Del Canto, abogado londinense que trabaja con particulares españoles acaudalados.

A lo largo de los años, la restricción fiscal ha llevado a Pontegadea a invertir los dividendos de Ortega en Inditex —más de US$12.000 millones desde la salida a bolsa de la empresa en 2001, según datos recopilados por Bloomberg— en activos cuidadosamente seleccionados, en su mayoría inmuebles urbanos.

Inmuebles por todo el mundo

Así, Ortega ha adquirido edificios emblemáticos como el Haughwout y el Southeast Financial Center de Nueva York, el Royal Bank Plaza de Toronto y el Post Building de Londres. Y se ha hecho de propiedades residenciales y comerciales de primera clase en ciudades desde Barcelona a Seattle, cuyos inquilinos incluyen a Facebook y Amazon.com, Zara e incluso su rival H&M.

Todo ello ha catapultado a este magnate de la moda hasta convertirse en uno de los mayores propietarios de carteras inmobiliarias de Europa. Sus propiedades estaban valoradas en 15.300 millones de euros en 2021, según los últimos datos disponibles, por encima de las de los multimillonarios inmobiliarios británicos Hugh Grosvenor y Charles Cadogan. Desde entonces, Pontegadea ha invertido más de 2.000 millones de dólares en al menos 10 propiedades en Norteamérica y Gran Bretaña, según datos recopilados por Bloomberg.

Aunque ha diversificado sus inversiones en otros activos que cumplen los requisitos, personas familiarizadas con la gestión de Pontegadea afirmaron que encontrar objetivos adecuados con sus ingresos cada vez mayores se está convirtiendo en todo un reto.

Mientras varias regiones españolas lideradas por la oposición han creado devoluciones que reducen o eliminan el impuesto sobre el patrimonio, Galicia, donde reside Ortega, impone un gravamen de hasta el 2,5%. Además del impuesto sobre la renta, el IVA y otros gravámenes.

Para evitar pagar el impuesto sobre el patrimonio, las family offices como Pontegadea pueden comprar activos como infraestructuras inmobiliarias y energéticas o participaciones de al menos el 5% en empresas que cotizan en bolsa. Los fondos de inversión y el efectivo no se consideran "actividad económica" y no cumplen los requisitos. No invertir todos los dividendos dentro del año puede obligar a la family office a negociar una prórroga si puede demostrar que está cerca de cerrar un acuerdo para una parte de ellos.

Para Ortega, que declinó ser entrevistado para este artículo, los problemas a los que se enfrenta ahora distan mucho de los que tuvo que afrontar cuando empezó en los años sesenta. Hijo de un trabajador ferroviario, Ortega y su esposa de entonces, una costurera, empezaron a fabricar batas de casa y a venderlas puerta a puerta. Más tarde, se hizo con una de las mayores fortunas del mundo al detectar rápidamente las tendencias de las pasarelas y convertirlas en prendas asequibles en todo el mundo. Su megaoperación cuenta ahora con tiendas en todo el mundo y un valor de mercado de unos 91.000 millones de euros. Los ingresos del ejercicio cerrado el 31 de enero ascendieron a 32.600 millones.

El multimillonario empresario, que se caracteriza por ser reacio a los medios de comunicación, sigue participando estrechamente en las decisiones de gestión tanto en Inditex, donde tiene un despacho en la planta de Zara Women, como en Pontegadea. Es miembro de los consejos de administración de ambas. Su hija Marta, de 39 años y fruto de un segundo matrimonio, es presidenta no ejecutiva de Inditex. Sandra, su hija mayor, es la mujer más rica de España gracias a su participación en Inditex.

Pontegadea

A pesar de que Pontegadea ha aumentado sus inversiones en los últimos años, la mayor parte de la fortuna de Ortega sigue procediendo de su participación mayoritaria en Inditex. Las acciones de la empresa han oscilado desde que alcanzaron un máximo histórico en 2017, cuando Ortega se convirtió en la segunda persona más rica del mundo. Con un patrimonio de unos 65.000 millones de dólares, es la décimo séptima persona más rica del mundo, según el índice de multimillonarios de Bloomberg.

"No es fácil en España hacer lo que él ha hecho cuando uno no viene de una familia madrileña tradicional", dijo Del Canto, cuyo bufete de abogados homónimo tiene una oficina cerca de La Coruña, una ciudad costera y lluviosa en el noroeste de España donde Ortega fundó su imperio textil.

El enorme crecimiento de la cartera inmobiliaria de Pontegadea en la última década y su impulso a la diversificación han transformado la pequeña empresa boutique. Dirigida por su consejero delegado, Roberto Cibeira, que se incorporó a Pontegadea en 2003 procedente de la empresa auditora Arthur Andersen, cuenta con unos 80 empleados, la mayoría de ellos en el centro de A Coruña.

La sede de Inditex está en Arteixo, a las afueras de la ciudad. El resto del personal de Pontegadea está repartido por todo el mundo, incluidos Estados Unidos y Corea del Sur, y la mayor parte se centra en el sector inmobiliario, aunque ahora un pequeño equipo se ocupa de los negocios de infraestructuras y energía.

Al principio, los empleados de Pontegadea tenían que buscar posibles operaciones. Ahora, los banqueros de inversión llaman a sus puertas, lanzando ideas y obligando a los primeros asesores de la empresa a enfrentarse a grandes bancos de inversión estadounidenses, dijeron personas con conocimiento del tema.

En 2018, la empresa puso dinero en una compañía de infraestructura de telecomunicaciones. Luego vinieron un operador de gasoductos, empresas de transmisión eléctrica y centros logísticos.

La diversificación no ha sido un camino fácil. Menos de tres años después de que Pontegadea adquiriera el 10% del operador de torres de telecomunicaciones Telefónica S.A., la compañía telefónica y KKR decidieron vender la empresa, obligando a Pontegadea a desinvertir también. La family office duplicó su dinero, pero no le hizo gracia quedarse con un capital añadido que había que invertir, según dos personas familiarizadas con el asunto. Los responsables de Pontegadea declinaron hacer comentarios.

Después, en 2022, desembolsó unos 700 millones de dólares en centros logísticos estadounidenses. Se trataba de la primera inversión de Pontegadea en logística y no fue muy oportuna, ya que se produjo en el punto álgido del ciclo económico del sector, según dos personas con conocimiento directo. Pero se hizo porque Pontegadea necesitaba trabajar con un calendario estricto.

Este año, la empresa trató de adquirir una participación en la empresa española de energías renovables Iberdrola S.A., pero no pasó de la lista larga, según dos personas al tanto del asunto. Al carecer de personal especializado, su oferta era demasiado baja.

Con más dinero entrando a raudales, los problemas de gasto de Pontegadea posiblemente seguirán aumentando, aunque es poco probable que Ortega se queje, al menos en público. "Ortega se ocupa de sus asuntos", afirma Del Canto. "Políticamente se mantiene callado".