Un grupo noruego impulsa en Maceda la mayor planta de agricultura vertical de la península

Stratkraft resucita los planes industriales ligados a parques eólicos para tener el “sí” de la Xunta al proyecto Rebordechao de 112 MW

Trabajadora en la planta de Groots.

Trabajadora en la planta de Groots. / Cedida

Julio Pérez

Julio Pérez

La primera piedra del imperio energético pilotado por el estado noruego costó 23.245 coronas de la época, en 1895, poco más de 2.000 euros al cambio actual. La administración compró un sistema fluvial para dedicarlo a la producción hidroeléctrica en el condado de Vest Agder, al sur del país. Hoy Statkraft es el primer productor renovable de toda Europa, muy diversificado en tecnologías –además de la gestión de embalses, opera instalaciones de eólica, solar e incluso suministra calefacción urbana con gas– y mercados. Tiene 5.300 empleados repartidos en 21 países, España entre ellos. Aquí desembarcó en 2018 con la firma de su primer contrato de compraventa a largo plazo de energía limpia generada por una de sus plantas (PPA, por sus siglas en inglés: Power Purchase Agreement) y poco después, a principios del año siguiente, la multinacional identificó Galicia “como una región con potencial interés”. “Tiene muy buen recurso”, explica Alberto Gil, director de Desarrollo Eólico de la compañía en España, “y surgieron oportunidades de acceso y conexión a la red que motivaron nuestros proyectos”.

Statkraft tiene en cartera tres de los parques situados entre Galicia y la frontera con Castilla y León. Suman 401,2 megavatios (MW) y la inversión prevista ronda los 500 millones de euros. Los proyectos Barjas, Prada y Rebordechao fueron en su momento los de mayor potencia en la historia eólica de la comunidad. No gustaron demasiado. “Parecen muy grandes, se habla mucho de macroproyectos, pero si miras en detalle, en número de aerogeneradores son más pequeños que los parques construidos en los años 90 y la década siguiente”, indica Gil.

El de Rebordechao, por ejemplo, alcanzaba inicialmente los 154 MW con 25 aerogeneradores ubicados en los concellos ourensanos de Maceda, Vilar de Barrio y Laza. “Recibimos muchas alegaciones y, como siempre hacemos, escuchamos lo que nos dicen”, destaca el director de Desarrollo Eólico de Statkraft en España. “Tanto de las administraciones –añade– como de los particulares”. Fruto de ese diálogo, el proyecto redujo la potencia total a 112,2 MW y eliminó 8 molinos “para minimizar aún más los impactos en el entorno”.

De los tres parques del pipeline del grupo noruego en Galicia, solo este ocupa espacio fuera de las áreas de desarrollo fijadas por la Xunta de Manuel Fraga en el Plan Sectorial Eólico de hace más de 20 años. A pesar de que por su tamaño, más de 50 MW, la competencia de la tramitación y la autorización formal corresponde al Ministerio para la Transición Ecológica, el Ejecutivo regional debe emitir sus propios informes sobre la viabilidad de las instalaciones, al igual que sucedió en los parques impulsados por Greenalia, Enel Green Power o Iberdrola para alimentar a Alcoa cuando reabra, a la planta de Aluminios Cortizo o la futura fábrica de electrodos de grafito de Resonac, entre otros proyectos.

Contaron con el beneplácito de la Xunta para beneficiarse de la catalogación de “iniciativas empresariales prioritarias” y situarse fuera de las áreas de desarrollo porque las promotoras presentaron como credencial la firma de PPAs con las factorías consumidoras. Es uno de los criterios previstos para la excepcionalidad del emplazamiento: la suscripción de un acuerdo directo de compraventa de energía a largo plazo con una empresa con actividad industrial en Galicia que garantice como mínimo el 50% de su producción energética.

“Es un proyecto que puede ayudar a cambiar la dinámica demográfica”

Alberto Gil

— Dir. eólico Statkraft

“Cuando se publicó este cambio, fuimos los primeros, o de los primeros en reunirnos con la Xunta porque, aunque el proyecto fuera de competencia ministerial, considerábamos fundamental coordinarnos con la Xunta”, cuenta Alberto Gil. En vez de apostar por un PPA, en Statkraft optaron por “apoyar la economía de una manera muy local, que es la filosofía de esa ley”. El parque Rebordechao no está en zonas industrializadas o donde existan polos de consumo eléctrico relevante. “El interior de Ourense está despoblado y pensamos –continúa el alto cargo del gigante noruego– en un proyecto que puede ayudar a cambiar las dinámicas demográficas y económicas del entorno”.

De la mano del parque eólico Rebordechao, ahora mismo a la espera del veredicto de la Xunta, viene Bateas na terra. Statkraft resucita el modelo de plan industrial asociado a una instalación para aprovechar el viento como fuente de energía, como se hizo en el estreno de la eólica en Galicia desde finales de los 80 y se intentó después en los frustrados concursos organizados por el bipartito en 2008 y los populares en 2010. Es, además, otra de las alternativas de “excepcionalidad” marcadas por la Xunta para salir de las áreas de desarrollo eólico. ¿En qué consiste ese plan industrial? En levantar en Galicia la mayor instalación en la península de vertical farming o agricultura vertical, donde los cultivos se hacen en pisos para maximizar la utilización del espacio de producción.

Trabajadora en la planta de Groots.

Trabajadora en la planta de Groots. / Cedida

Para llevarla adelante, Statkraft se alió con Groots, una start-up catalana de referencia en este tipo de técnica de horticultura con sistemas de hidroponía –las plantas se alimentan de una solución de agua y nutrientes en un circuito cerrado– y que actualmente tiene abierta una ronda de financiación para ampliar su centro de producción hasta las 100.000 plantas. Cultivan especies aromáticas y verduras de hoja como lechuga, sobre todo. Entre sus clientes están varias de las grandes cadenas de supermercados que, precisamente, les pedían su expansión a Galicia. “El coste logístico hasta los centros de distribución del norte es muy elevado y nosotros, además, apostamos por un modelo sostenible de proximidad”, afirma Carlos Gómez, cofundador de Groots. Tras estudiar la zona, la empresa concluyó que era factible abarcar ese mercado desde Maceda, que les permite estar conectados directamente al parque Rebordechao para satisfacer sus necesidades de energía, que representan entre el 20% y el 25% de los costes.

Bateas na terra contempla un espacio de cultivo de 3.200 metros cuadrados con energía 100% renovable y una producción de 450 toneladas de vegetales al año. La inversión directa asciende a 3,7 millones de euros y se prevé la creación de 72 puestos de trabajo, además de otros 54 empleos inducidos. “Hay perfiles de campos variados. Necesitamos expertos en instalaciones eléctricas e iluminación, botánica, cultivos... y luego otros de operario”, detalla Carlos Gómez, “con formación que da cualquier universidad gallega o podemos ofrecer nosotros directamente en un periodo bastante corto”. 

Suscríbete para seguir leyendo